Primera demanda colectiva por no proteger a la población del Covid-19

Más de 4.500 infectados denuncian por negligencia a las autoridades del Tirol; critican que no se cerrara la estación de esquí de Ischgl, origen del brote, pese a saber que había casos positivos

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La estación de esquí de Ischgl ha sido vinculada con miles de positivos en Covid-19 Efe

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Ya superan los 4.500. Se trata de pacientes infectados de coronavirus cuya cadena de contagio conduce hasta la estación de esquí austríaca de Ischgl y que se han sumado a una demanda colectiva contra las autoridades del estado federado de Tirol. Residen en varios países del centro y norte de Europa y acusan de negligencia frente al brote de Covid-19 a las autoridades tirolesas, que «debieron cerrar la estación en cuanto hubo casos confirmados, pero no lo hicieron por temor a echar a perder la temporada de invierno». Quien así lo explica es Peter Kolba, el presidente de la Asociación de Protección al Consumidor de Austria (VSV) e iniciador de la plataforma online que trata de reclutar a todos aquellos que crean haberse contagiado en Ischgl y otros lugares del Tirol.

Además de alemanes , el mayor grupo de afectados, también se han anotado turistas de Noruega, Dinamarca e Islandia , y familiares directos de los contagiados, sobre todo aquellos que están hospitalizados en cuidados intensivos, e incluso pacientes italianos que llevaron el virus al norte de su país. «Aproximadamente el 70% reside en Alemania, no en vano los alemanes son los principales clientes de Ischgl, aunque hay muchos otros países», explica Kolba, «y vamos a defender sus intereses, porque estamos convencidos de que la gestión que las autoridades hayan hecho de la crisis tiene mucho que ver con el número de muertos y de infectados».

Retraso en los cierres

A principios de abril, la VSV presentó ante la Fiscalía una denuncia contra el gobernador del Tirol , el democristiano Günther Platter, así como contra el alcalde de Ischgl y otras autoridades locales. Los acusan de haber retrasado los cierres de locales, hoteles y pistas de esquí para evitar daños económicos incluso sabiendo que el virus estaba en su región. «Tenemos pruebas de que ya conocían que había casos diagnosticados y hubo informaciones de prensa y editoriales que recomendaban el cierre inmediato, pero prefirieron esperar por intereses económicos y políticos», dice Kolba, «por eso deben asumir su responsabilidad y creemos que nuestra demanda tiene muchas posibilidades». «Estamos ante una nueva situación, que no se había dado nunca antes, y nadie está libre de errores», ha justificado el gobernador Platter.

La prensa alemana ha tratado de discernir si las responsabilidades corresponden al gobierno del conservador Sebastian Kurz en Viena, o si se ciñen estrictamente a las autoridades del Tirol. La corresponsal en Austria de la cadena pública de televisión alemana ZDF, Britta Hilpert, se queja de que sus preguntas son sistemáticamente ignoradas en las conferencias de prensa digitales de Platter. «Solo los medios conectados pueden hacer una pregunta y nada más», justifica el portavoz estatal Florian Kurzthaler. Hilpert considera, sin embargo, que se trata de un problema de censura. «Si hay un juicio y el tribunal da la razón a los demandantes, proliferarán los casos y las acusaciones a las autoridades , también en otros países, que permitieron la celebración de eventos que se convirtieron en foco de contagio», explica.

«La crisis del coronavirus también supone una situación completamente nueva en el departamento de relaciones públicas del Estado de Tirol, en el que nadie es inmune a los errores y, por supuesto, yo tampoco», alega el portavoz estatal Kurzthaler, que recuerda que el 20 de marzo y siguiendo la consigna del gobierno de Viena, Paltter anunció medidas de restricción hasta el 13 de abril para los 279 municipios. «Somos la región más afectada y por eso para nosotros la retirada de medidas será más tardía », reconoce.

La idílica Ischgl, situada en el valle de Paznaun, con 1.600 habitantes, unas 11.000 camas de hotel y legendarias fiestas «aprés ski», atrae a un público internacional de alto standing que la conoce como «la Ibiza de los Alpes». El pasado 5 de marzo Islandia declaró a Ischgl como «zona de alto riesgo» e impuso cuarentena obligatoria para todos los que volviesen de allí, una medida que hasta ese momento el país nórdico solo había decretado para viajeros llegados de Irán, Corea del Sur y la región china de Wuhan. Poco después saltaba la misma alarma en Noruega y Alemania. El 7 de marzo se detectó el contagio en un camarero del popular bar llamado Kitzloch , pero no se tomaron medidas. «Una transmisión del coronavirus a los clientes del bar es bastante improbable desde el punto de vista médico», declaró entonces la dirección regional de sanidad en un comunicado. Sólo el 10 de marzo, tras confirmarse 15 casos de contagio relacionados directamente con el mismo camarero, fue cerrado finalmente el establecimiento. El cierre de hoteles, restaurantes y pistas no se hizo efectivo hasta el domingo 15 de marzo

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