Bomberos luchan contra el fuego en Pedrograo Grande
Bomberos luchan contra el fuego en Pedrograo Grande - AFP

Por qué perdieron la vida 64 personas en el incendio de Portugal, y ninguna en Doñana

El país vecino asiste impotente a la exhibición de ineficacia y errores de los cuerpos competentes

Lisboa Actualizado: Guardar
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El fuego devastador se extiende por la península ibérica, como se puso de manifiesto en el gigantesco incendio de Pedrógao Grande (el más mortífero en la historia de Portugal) y en Doñana. A uno y otro lado de la frontera, se sigue con gran atención el desarrollo de estos siniestros y las diferentes consecuencias saltan a la vista.

En el distrito de Leiria se alcanzaron las 53.000 hectáreas arrasadas a lo largo de los siete días que las llamas estuvieron activas; 8.500 se chamuscaron en la provincia de Huelva. Ambos pueden calificarse como incendios de última generación, con las sospechas sobre una mano negra reavivando las cenizas a través de varios frentes simultáneos.

¿Cómo es posible que perdieran la vida 64 personas en la franja centro-norte del país vecino y, en cambio, ninguna en Andalucía? Portugal asiste impotente a la exhibición de ineficacia y errores de los cuerpos competentes, mientras que en España funcionaron las alertas y, sobre todo, la evacuación se realizó de forma inmediata.

Vaivenes del viento

En ambos casos, la acción sufría vaivenes en función del viento, pero el manual de indicaciones acusó claras divergencias: hasta 30 personas que huían en territorio luso fueron desviadas hacia la que se convirtió en «carretera de la muerte» Sin embargo, en Doñana y alrededores se instó a la gente incluso a sumergirse en el agua de las playas con tal de evitar ser víctimas de un giro brusco.

Con todo, la explicación de por qué tuvo éxito el plan de salvamento en España y fracasó estrepitosamente en Portugal se resume en un dato muy revelador: en las primeras 24 horas, Pedrógao Grande solo veía en juego cuatro aviones apagafuegos, por 21 en Doñana.

En los instantes de mayor actividad de las llamas, nuestros vecinos se beneficiaron de un máximo de 10 de estos aparatos, de los cuales dos llegaron desde España y otros cuatro desde Francia, Italia y Marruecos. Por contra, el cielo del enclave andaluz se inundó con hasta 24 medios aéreos.

De esta forma, se retrata que el Gobierno socialista luso, comandado por el primer ministro António Costa desde que tumbó al conservador Pedro Passos Coelho con una moción de censura a finales de 2015, no parece haber aprendido la lección después de los alarmantes incendios registrados el año pasado en la isla de Madeira. El fuego llegó entonces a plantarse a las puertas del casco histórico de Funchal, la capital del archipiélago y ciudad natal de Cristiano Ronaldo.

Nada extraño, por tanto, que los portugueses se pregunten cómo es posible que no se haya invertido más dinero en incrementar la flota de aviones apagafuegos al servicio del Estado, aunque tal vez la explicación puede estar en que el gasto público se ha congelado en Portugal con el fin de no disparar el déficit. El caso es que la tragedia de Pedrógao Grande ha sobrepasado el umbral de la paciencia de los ciudadanos, hartos de ver cómo las llamas calcinan los bosques cada verano, y la gestión de los socialistas ha levantado la ira popular, algo que no ocurrió con las iniciativas del Gobierno socialdemócrata madeirense, vigente desde la Revolución de los Claveles.

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