El Papa pide a refugiados e inmigrantes «comprender los miedos» de los países de acogida

Francisco aclara que «el miedo a los inmigrantes es comprensible; el pecado es alimentar el odio y el rechazo»

Jornada Mundial de los Inmigrantes y Refugiados REUTERS
Juan Vicente Boo

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En una misa multicolor y multilingüe, el Papa Francisco ha reconocido el domingo que ante llegada de refugiados e inmigrantes de otras culturas «no es fácil ponernos en el lugar de personas tan diferentes a nosotros, y así, a menudo renunciamos al encuentro y levantamos barreras para defendernos» temiendo que nos «roben algo construido con mucho esfuerzo».

Según el Santo Padre, «estos miedos son legítimos, están basados en dudas que son totalmente comprensibles desde un punto de vista humano».

Al mismo tiempo ha aclarado que «tener dudas y temores no es un pecado. El pecado es dejar que estos miedos determinen nuestras respuestas, condicionen nuestras elecciones, comprometan el respeto y la generosidad, alimenten el odio y el rechazo».

Su homilía en la Jornada Mundial de los Inmigrantes y Refugiados estaba destinada también a los que llegan, y por eso les ha invitado a «conocer y respetar las leyes, la cultura y las tradiciones de los países que los han acogido», incluyendo el esfuerzo para «comprender también sus miedos y sus preocupaciones de cara al futuro».

En una basílica de san Pedro donde se mezclaban rostros italianos y rostros de todo el mundo, el Papa hablaba para unos y otros, invitándolos a conocerse mejor pues «para las comunidades locales, acoger, conocer y reconocer significa abrirse a la riqueza de la diversidad sin ideas preconcebidas, comprender los potenciales y las esperanzas de los recién llegados, así como su vulnerabilidad y sus temores».

Era una Eucaristía enternecedora por la presencia de muchos matrimonios jóvenes con niños de todas las razas, el mosaico que se ve en «ciudades mundiales» como Nueva York o Toronto. Algunos han llegado hace poco de Siria en los corredores humanitarios, otros llevan ya algunos años trabajando en Italia en empleos muy modestos y quieren que sus hijos sean italianos.

La música mundial y canciones en diez idiomas, los trajes y sombreros típicos, las banderas a un lado de la nave… todo contribuía a hacer visible una enseñanza continua de los papas desde que Pío XII tuvo que hacer frente al nazismo: la unidad del género humano.

Tanto en la homilía como en el Ángelus, el Papa ha repetido una frase muy significativa del mensaje para esta Jornada Mundial de los Inmigrantes y Refugiados, inspirada en el Evangelio de San Mateo : «Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia».

Francisco emprende mañana lunes un largo viaje de 30.000 kilómetros a Chile y Perú que incluirá una misa «por la integración de los pueblos» en la ciudad chilena de Iquique, una verdadera encrucijada ante las fronteras de Bolivia y Perú.

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