El Papa pide a los cristianos que escaparon del Daesh que regresen a Irak

En la audiencia general pide romper la espiral del odio respondiendo a la guerra cultivando fraternidad

El Papa Francisco, el lunes, volviendo de Irak en el avión EFE

Javier Martínez-Brocal

A pocas horas de su histórico viaje a Irak , el Papa Francisco sigue visiblemente conmovido cuando menciona su visita a lugares arrasados por el odio y la violencia como Mosul y Qaraqosh. Durante la audiencia general esta mañana Francisco ha destacado que allí experimentó «las heridas todavía abiertas de la destrucción » y conoció a «supervivientes de la violencia, la persecución, el exilio».

El Papa que recorrió abrumado las ruinas de Mosul , desde la mezquita destruida en la que el Daesh proclamó la expulsión de las familias cristianas de la ciudad , hasta la plaza de las cuatro catedrales, todas ellas ahora convertidas en un cúmulo de escombros, pide investigar quién vendió armas al autodenominado Estado Islámico.

«¿Quién ha vendido y quién vende hoy armas a terroristas? Se están realizando matanzas en muchos otros lugares , por ejemplo en África. Sería bueno que alguien responda a esta pregunta», pidió.

Francisco evocó el drama de la extinción de los cristianos en Irak tras años de guerra y terrorismo. «La ocupación del Estado Islámico causó la fuga de miles y miles de habitantes, entre los cuales muchos cristianos de diferentes confesiones y otras minorías perseguidas, especialmente los yazidíes. Se ha arruinado la antigua identidad de estas ciudades», describió.

Para hacerse una idea, se calcula que antes de la I Guerra Mundial, los cristianos sumaban el 6% de la población; en el año 2003, 1.400.000, en torno al 2%. Actualmente, según los cálculos más optimistas, hay un máximo de 250.000 cristianos en todo el país, menos del 0,6% .

«Por favor, rezad por estos hermanos y hermanas nuestros que han sufrido tanto, para que tengan fuerza de volver a comenzar. Y a los iraquíes emigrados les pido que sean creadores de amistad allá donde estén». «Pero si podéis, regresad a Irak», añadió.

Para el Papa fue una «peregrinación penitencial», pues «no podía acercarme a ese pueblo atormentado, a esa Iglesia mártir, sin tomar sobre mí, en nombre de la Iglesia católica, la cruz que ellos llevan desde hace años».

Desolación y sufrimiento

Tanta desolación y sufrimiento , explicó Francisco, contrasta con las «raíces religiosas y culturales milenarias de Irak, pues Mesopotamia es cuna de civilización; y Bagdad ha sido en la historia una ciudad de importancia primordial, que albergó durante siglos la biblioteca más rica del mundo». Efectivamente, por ejemplo, en esta tierra de las «Mil y una noches» y de los Jardines colgantes de Babilonia, surgió la escritura y se inventó el número cero.

«¿Y qué ha causado tanta destrucción?», se preguntó el Papa. «La guerra. La guerra es el monstruo que se transforma y continúa devorando a la humanidad. Pero la respuesta a la guerra no es otra guerra , la respuesta a las armas no son más armas. La respuesta no es la guerra sino la fraternidad», propuso para detener la espiral del odio.

Francisco propone contemplar la situación de Irak para escarmentar en cabeza ajena, pues la fraternidad «es el desafío para Irak, para tantos países en conflicto y para el mundo entero». «¿Seremos capaces de construir fraternidad entre nosotros, de hacer una cultura de hermanos? ¿O continuaremos con la lógica que comenzó Caín?», añadió.

El Papa recordaba emocionado que muchos musulmanes y cristianos de aquella tierra ya han puesto en práctica esa actitud de mirar como hermanos a quienes les han perseguido mucho antes de que él visitara este país.

«Ahora se está tratando de reconstruir las ciudades con mucho esfuerzo; los musulmanes invitan a los cristianos a volver, y juntos restauran iglesias y mezquitas. Ahí hay fraternidad», explicó evocando los proyectos conjuntos en Mosul patrocinados por la Unesco.

A lo largo de la audiencia general Francisco enumeró otros grandes momentos de su viaje , como «el encuentro de en el que cristianos y musulmanes rezamos con representantes de otras religiones, en Ur, donde Abrahán recibió la llamada de Dios hace unos cuatro mil años».

También la visita a la catedral siro-católica de Bagdad , donde en 2010 fueron asesinadas 57 personas por al-Qaeda, la misa en rito caldeo también en la capital, y la ceremonia en un estadio en Erbil.

«Gracias a Dios y a todos aquellos que la han hecho posible: al presidente de la República y al Gobierno de Irak; a los patriarcas y a los obispos del país, junto a todos los ministros y los fieles de las respectivas Iglesias; a las Autoridades religiosas, empezando por el Gran Ayatolá Al-Sistani, con quien tuve un encuentro inolvidable en su casa en Nayaf», concluyó.

Francisco estaba serio, pero tenía buen aspecto, casi 48 horas después del viaje más intenso de su pontificado . Ayer no mantuvo ningún encuentro para recuperar fuerzas, y tampoco hoy tiene previstas reuniones de trabajo. Como reconoció entre bromas él mismo durante le vuelo de regreso a Roma, «es parte del peso de tener 84 años».

Irónicamente, ya este viernes tiene un importante encuentro con la llamada Penitenciaría Apostólica, y el domingo celebrará una misa en San Pedro para conmemorar los 500 años de la Iglesia católica en Filipinas.

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