El Papa no viajará a Santiago de Compostela y mantiene a Europa fuera de su agenda

Condicionado por su lesión de rodilla, ahora su prioridad es visitar lugares de crisis para lograr mayor impacto

14 de junio de 2021: el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, y el entonces presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, solicitan al Papa la visita a la capital compostelana EFE
Javier Martínez-Brocal

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El Papa Francisco ha solicitado al cardenal portugués Antonio Marto, antiguo obispo de Leiría-Fátima , que sea su «enviado especial» para la clausura de la Peregrinación Europea de Jóvenes, prevista para el domingo 7 de agosto en Santiago de Compostela. En lenguaje vaticano, significa que Francisco no viajará a España tampoco con ocasión de ese evento del Año Santo Compostelano.

Lo cierto es que esta posible visita nunca fue oficialmente confirmada por el Vaticano. La mención más explícita fue a finales de agosto, cuando Carlos Herrera entrevistó al Papa para la Cope y le preguntó si iría a Santiago aprovechando el Xacobeo. «No lo he sacado de una eventual agenda, y prometí al presidente de la Xunta que lo pensaría», respondió el Papa. Efectivamente, al Vaticano habían llegado todas las invitaciones reglamentarias. En octubre de 2020 le invitó personalmente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; en junio de 2021, lo hizo el entonces presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Tampoco faltó la invitación del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, ni la del arzobispo de Santiago, Julián Barrio.

Pero la última palabra la ha tenido el empeoramiento de la lesión de rodilla del Papa, que está pesando mucho en las decisiones de estos días en el Vaticano. El desgaste del cartílago impide caminar al Papa y le provoca grandes molestias. Francisco mantiene su agenda de trabajo diario, aunque desde el 5 de mayo usa una silla de ruedas para desplazarse. Sus médicos le han recetado reposo absoluto y sesiones diarias de dos horas de fisioterapia, para ver si así se recupera de la lesión, pues ha dicho que no está dispuesto a operarse.

Suspende su visita al Líbano

Francisco había confirmado informalmente sus planes de viajar al Líbano el 12 y 13 de junio, y aunque los responsables de la organización de sus visitas habían elaborado la agenda y realizado los viajes de reconocimiento, tuvo que aplazarlo. Técnicamente el viaje no se canceló nada, pues el Vaticano no lo había anunciado.

En esta situación, el Papa ha pasado a ser mucho más selectivo en la toma de decisiones para viajes papales y está dando prioridad a lugares donde su presencia tenga mayor impacto directo en situaciones de crisis. Como consecuencia, de los tres viajes que ya tiene en su agenda pública, no hay ninguno a países europeos. Aunque podría incluir uno en los próximos días.

El Papa no parece dispuesto a renunciar a viajar a principios de julio a República Democrática del Congo y a Sudán del Sur, aunque tenga que ir con la silla de ruedas. La carestía que se avecina por la fata de trigo lo ha convencido aún más de la decisión. El Papa aterrizará en Kinsasa el 2 de julio y tiene previsto desplazarse el día 4 a Kivu del Norte, actualmente escenario de cruentos conflictos internos.

El 5 viajará a Juba, en Sudán del Sur, con el líder de la Iglesia anglicana y con el moderador general de la Iglesia de Escocia, para consolidar juntos la paz entre el presidente del país y su rival, ambos cristianos. La guerra civil estalló en 2013 en Sudán del Sur tras un golpe de estado fallido. El conflicto se saldó con 383.000 víctimas mortales, y más de dos millones de desplazados internos.

Aunque firmaron la paz en febrero de 2020, la situación es explosiva pues nos han aplicado todos los acuerdos.

Además, a finales de julio el Papa viajará a Canadá. El Vaticano lleva más de un año cerrando detalles de esta delicada visita, que se produce después de que los obispos canadienses pidieran ayuda al Papa para consolidar el proceso de reconciliación con comunidades indígenas. Desde finales del siglo XIX, el Gobierno canadiense comenzó un genocidio cultural a través de internados en los que niños indígenas entre los 3 y los 16 años estudiaban a la fuerza, cancelaban la memoria de sus pueblos y familias, y se les imponían tradiciones europeas. Se calcula que 150.000 pasaron por esas escuelas, de las que un 46% estaban gestionadas por instituciones católicas.

Solo un tercio de los países que ha visitado Francisco son europeos. Esta semana tiene que decidir si viaja hasta Ucrania

El tercer viaje será a Kazajistán, el 14 y 15 de septiembre, para el 'Congreso Mundial de Líderes de las Religiones Mundiales y las Tradiciones'. El encuentro es la excusa perfecta para poder reunirse sin obstáculos ecuménicos ni diplomáticos con el patriarca Kirill de Moscú, líder de la Iglesia ortodoxa rusa.

Rusia y Ucrania

Interpelado por unos niños, el Papa Francisco aseguró el sábado que esta semana tomará una decisión sobre la posibilidad de viajar a Ucrania . «No tengo una pregunta, sino una petición: ¿puede venir a Ucrania para salvar a todos los niños que ahora sufren allí?», le interpeló en ucraniano durante el encuentro el pequeño Sachar, refugiado en Italia.

«Pienso mucho en los niños de Ucrania, y por eso envié a algunos cardenales para ayudar allí y estar cerca de toda la gente, de los niños», le respondió el Papa. «Me gustaría ir a Ucrania, sólo que tengo que esperar el momento de hacerlo, porque no es fácil tomar una decisión que puede hacer más daño que bien al mundo entero. Tengo que buscar el momento adecuado para hacerlo», aseguró. «La próxima semana recibiré a representantes del Gobierno de Ucrania, que vendrán a hablar también de una posible visita mía allí. Veremos qué pasa», concluyó.

Hace un mes dio que considera necesario primero «viajar a Moscú y reunirse con Vladimir Putin» antes de hacer las maletas para Kiev. Pero el presidente ruso, por ahora, no ha respondido a sus propuestas de mantener un encuentro.

En la lista de viajes posibles, el Papa había insinuado la posibilidad de viajar en septiembre a Hungría, pero parece poco probable.

Un tercio de los viajes a Europa

A lo largo de estos nueve años de pontificado, el Papa Francisco ha hecho 36 viajes fuera de Italia, de los que sólo 15 con destino a países de Europa, un 41%. Un 62% de los viajes de su predecesor, Benedicto XVI, fueron a países europeos, 15 del total de 24 viajes. De los 24 países que visitó Benedicto, 10 son europeos; de los 52 países que ha visitado Francisco, sólo 18, poco más de un tercio, son países europeos.

Benedicto estuvo en países que no ha visitado Francisco, como Alemania, España, Austria, Reino Unido o Francia . La primera salida de Roma del Papa Francisco, para visitar un país del Viejo Continente fue en septiembre de 2014, una visita de un día a Tirana, la capital de Albania.

Viajó unas semanas más tarde a Estrasburgo, para tener un discurso en el Parlamento Europeo. Ya ahí explicó que no debía considerarse aquel viaje como una visita a Francia, sino a las instituciones europeas. De hecho, ni se detuvo en la catedral de la ciudad, que precisamente conmemoraba su primer milenio. En 2017 peregrinó a Fátima para celebrar sus 100 años, pero no fue un viaje a Portugal.

Por tanto, técnicamente su segundo viaje a un país europeo fue a Bosnia y Herzegovina en junio de 2015. Su primer viaje a Grecia fue a la isla de Lesbos en 2016, adonde regresó en 2021 pasando por Atenas.

Las claves para entender las prioridades de Francisco son dos: «Primero a los países más chicos» y «la realidad se ve mejor desde la periferia que desde el centro»

En 2016 fue a Polonia para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud, y a Suecia para asistir al quinto centenario de la Reforma protestante. En 2018 estuvo también en Suiza, Irlanda, en los Países Bálticos. En 2019, antes de la pandemia, viajó a Bulgaria, Macedonia del Norte y Rumanía. En 2021 estuvo unas horas en Budapest para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional, antes de detenerse varios días en Eslovaquia. Sus últimos viajes han sido a las fronteras mediterráneas de Europa, o sea, Chipre, Grecia y Malta, y desde allí ha lanzado mensajes importantes para toda la UE.

En agosto del año pasado, en la conversación con Carlos Herrera, reivindicó sus seis grandes discursos sobre la vigencia de las raíces europeas, como el que pronunció cuando recibió el Premio Carlomagno. Pero también dio las claves para entender sus prioridades. «Quise tomar esa opción: primero a los países más chicos», explicó.

Dos años después de su elección, entrevistado por un boletín de una de las Villas Miseria de Buenos Aires, explicó que actúa así porque «la realidad se ve mejor desde la periferia que desde el centro». «Normalmente nos movemos en espacios que de alguna manera controlamos, ese es el centro. Pero a medida que vamos saliendo de allí, vamos descubriendo más cosas. Y desde nuestras nuevas posiciones vemos que la realidad es distinta». Su idea es mostrar un rostro de Europa que no se ve desde las grandes capitales. Por ahora, tampoco desde Santiago de Compostela.

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