El Papa evita hablar de rumores de renuncia, pero pide «que los ancianos superen la tentación de ponerse a un lado»

Dice que «es bueno que las personas mayores sigan cultivando la responsabilidad de servir» a pesar de los achaques

«Yo también tengo límites, ahora debo usar el bastón», recuerda en la audiencia general

El Vaticano dinamita la oleada de especulaciones sobre una renuncia del Papa Francisco

El Papa Francisco celebra la audiencia general de los miércoles en el Vaticano REUTERS
Javier Martínez-Brocal

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Las palabras del Papa Francisco sobre el valor de la vejez, a la que dedica sus catequesis semanales desde el 23 de febrero, están cobrando nuevo significado en medio de la tormenta de rumores sobre su eventual renuncia al Pontificado por motivos de salud. Mientras fuentes cercanas al Papa descartan que esté planteándose esa decisión, este miércoles, curiosamente, en su audiencia general, el Pontífice ha hablado de la situación de los ancianos cuando llega la etapa de la debilidad física.

«Es bueno que las personas mayores sigan cultivando la responsabilidad de servir, superando la tentación de ponerse a un lado», ha subrayado.

«Cuando eres anciano, ya no controlas tu cuerpo. Hay que aprender a elegir qué hacer y qué no hacer. El vigor del cuerpo falla y nos abandona, aunque nuestro corazón no deja de tener esperanza », ha comenzado.

Según el Papa, ese es el momento en el que hay que aprender a «ser paciente, elegir qué pedir al cuerpo y a la vida», pues «no podemos hacer lo mismo que cuando éramos jóvenes». «Debemos escuchar al cuerpo y aceptar los límites. Todos los tenemos. También yo tengo que ir ahora con un bastón», ha recordado arrancando un aplauso. Francisco ha reivindicado que «la vida siempre es preciosa» y ha denunciado la «cultura del descarte que pretende acabar con los mayores». « No los mata, pero socialmente los borra , como si fueran una carga que hay que llevar. Esto es una traición a la propia humanidad, es seleccionar la vida según la utilidad, y no apreciar la vida tal y como es, con la sabiduría y límites de los ancianos».

Sabiduría de la vida

« Los ancianos tienen mucho que darnos, sobre todo la sabiduría de la vida» , ha reivindicado. «Por eso, también tenemos que enseñar a los niños a cuidar de sus abuelos y a ir a verlos».

Con gran humanidad, ha explicado que «la enfermedad pesa sobre las personas mayores de una manera diferente y nueva respecto a cuando se es joven o adulto. Es como un duro golpe que te cae en un momento ya difícil. La enfermedad del anciano parece acelerar la muerte y, en todo caso, disminuir ese tiempo de vida que ya consideramos corto». Dice que se trata de un momento delicado, pues «asaltan las dudas de que no nos recuperaremos» y «no se puede soñar con la esperanza en un futuro que ahora parece inexistente».

En este contexto, ha pedido a los católicos que no permitan que las personas mayores se sientan solas. «Debemos sentir la responsabilidad de visitar a los ancianos», ya que «la salvación se anuncia o, mejor, se comunica a través de la atención a esa persona enferma», ha recordado.

No olvidar la guerra en Ucrania

Antes de despedirse, apartándose del texto que tenía preparado, ha pedido a la comunidad internacional que no se olvide «del pueblo ucraniano devastado por la guerra». «No nos acostumbremos a vivir como si la guerra fuera algo lejano. Que nuestro recuerdo, nuestro afecto, nuestras oraciones y nuestra ayuda estén siempre cerca de este pueblo que tanto está sufriendo y que está llevando a cabo un verdadero martirio», ha añadido. Con esta, el número de intervenciones públicas del Papa sobre este conflicto ya suma 56.

Saludo de la consejera de la Generalitat

Tras la audiencia con peregrinos, el Papa ha saludado a una delegación catalana que ayer presentó en la Filmoteca Vaticana el documental 'El Camino Ignaciano'. La cinta dirigida por Jordi Roigé se estrena en cines este verano y conmemora los 500 años del itinerario que hizo el fundador de los jesuitas, san Ignacio de Loyola , desde Azpeitia (Guipúzcoa) hasta Manresa (Barcelona).

El Papa se ha detenido unos instantes con la consejera de Justicia de la Generalitat, Lourdes Ciuró, que ha entregado al Pontífice una copia del documento 'Arrels cristianes de Catalunya', publicado en 1985 por los obispos catalanes, sobre la relación entre el catolicismo y la sociedad catalana.También le ha llevado un volumen sobre la abadía de Montserrat, acompañado de una invitación visitarla, en vistas del milenario que se conmemorará en 2025. El Papa ha sonreído y ha recordado que su estancia en Cataluña hace algunos años para visitar a la madre de un sacerdote enfermo.

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