El Papa condena en Ecatepec los asesinatos de los «traficantes de muerte»

Trescientas mil personas acudieron a la misa en una zona urbana degradada

Enviado especial a Ecatepec (México) Actualizado: Guardar
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Entre los veinte millones de habitantes del área metropolitana de Ciudad de México, el Papa Francisco ha escogido para la misa del domingo a los vecinos de Ecatepec, el municipio más degradado de esta inmensa conurbación, la segunda del planeta.

Ante ellos criticó enérgicamente la avaricia, la vanidad y el orgullo, alertándoles en tono muy serio: «¡Con el diablo no se juega!».

Hablaba desde un gigantesco altar, y bajo una altísima cruz, una de las mayores levantados como retablo. Decenas de miles de flores de colores muy variados adornaban el escenario con motivos geométricos indígenas. Todo era impresionante, festivo y conmovedor.

Al terminar la misa para más de trescientas mil personas, entre las que se contaban muchos indígenas, el Papa abordó uno de los azotes de Ecatepec, los asesinatos a manos de bandas de «narcos» o de delincuentes comunes.

Lo hizo en positivo, invitándoles a convertir «esta bendita tierra mexicana» en «una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños, que terminan destruidos en las manos de los traficantes de muerte».

El Papa les animó a construir un país «donde no haya necesidad de emigrar para soñar, donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar, donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos».

Gran desigualdad

Eran, de nuevo, palabras duras para referirse a la situación de un país muy grande y muy rico, pero que sufre una enorme desigualdad en perjuicio de la gran mayoría de sus ciudadanos. Francisco había sido severo el sábado con las autoridades y los obispos. Ahora llamaba a la responsabilidad de todos.

Lo hacía durante el rezo del Ángelus, después de haber dedicado la homilía de la misa a comentar el Evangelio de las tentaciones de Cristo.

Francisco advirtió que el demonio, que es «el padre de la mentira», sigue actuando en nuestros días, y «busca separarnos, generando una sociedad dividida y enfrentada. Una sociedad de pocos y para pocos».

Por eso los cristianos deben, especialmente en la Cuaresma, «abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente contra el sueño y el proyecto de Dios».

El Papa comentó tres tentaciones específicas, comenzando por el desmedido afán de riquezas «adueñándonos de bienes que han sido dados para todos» o el hacer ganancias injustas«“a base del sudor de otro, o hasta de su propia vida».

Después alertó contra la tentación de la vanidad, que lleva a «la descalificación continua y constante de quienes no son como uno mismo» y a «la búsqueda exacerbada de esos cinco minutos de fama».

Tentación del orgullo

Y finalmente, la tentación del orgullo, de «ponerse en un plano de superioridad» que impide compartir la vida de los demás e incluso lleva a un rezo que no agrada a Dios: «Gracias, Señor, porque no me has hecho como ellos».

Con mucha fuerza, Francisco exhortó a no dialogar con ninguna de esas tentaciones pues «¡Con el demonio no se puede dialogar! ¡Porque nos va a derrotar siempre!».

El Papa daba síntomas de cansancio, pero no tan preocupantes como los del sábado por la tarde, cuando se desplomó por dos veces en su silla en el camarín de la Virgen de Guadalupe.

Entre los recorridos callejeros en «papamóvil» y los encuentros masivos, el Papa está siendo visto cada día por un millón de personas.

Apenas tiene un momento de respiro, pero disfruta con la gente, incluso por la noche, después de cenar, cuando sale a saludar y bendecir a las personas que se reúnen alrededor de la nunciatura.

Ratos de bromas

No son saludos breves, sino ratos de bromas, de consejos, de oraciones, antes de la bendición final y el consejo de retirarse sin hacer ruido para no molestar a los vecinos.

El resultado es que el Papa duerme muy poco y dedica un gran esfuerzo a saludar desde el «papamóvil» a lo largo de muchos kilómetros cada día.

Durante la misa del domingo, la luz de un sol cegador le golpeaba de frente, en especial al levantar la mirada en el momento de la consagración. Al término de la ceremonia estaba exhausto, pero aun así se entretuvo bromeando con dos niños que le entregaron unos regalos.

El programa de la tarde incluye la visita a los doscientos jovencísimos enfermos del hospital pediátrico «Federico Gómez», un centro de excelencia donde se han formado más de 8.000 pediatras mexicanos y que es centro de referencia para muchos pediátricos de América Latina.

A partir del lunes, el Papa comienza sus correrías por el país. La primera cita es con los indígenas en Chiapas. El martes viajará a Morelia, en el estado de Michoacán, para denunciar la violencia de los narcos y reunirse con los jóvenes. El miércoles acudirá a Ciudad Juárez para rezar en la frontera, y reunirse con trabajadores y empresarios antes de emprender el vuelo de regreso a Roma.

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