El Papa afirma que los cristianos «no creen en la oscuridad, confían en las infinitas posibilidades del bien»

Francisco retomó la tradicional catequesis de los miércoles después de la pausa del mes de julio

El Papa Francisco duranta la audiencia general de este miércoles Reuters

ÁNGELES CONDE

Había muchas ganas de volver a ver al Papa Francisco y la prueba ha sido el lleno total del Aula Pablo VI de este miércoles. El Santo Padre ha retomado casi por completo el ritmo de trabajo habitual y ha presidido de nuevo la audiencia general , después del parón del mes de julio. La catequesis semanal se ha trasladado al gran auditorio dentro del Vaticano debido a las altas temperaturas de estos días en la Ciudad Eterna con máximas de 39 grados y casi el 50 por ciento de humedad, una sensación términa difícil de resistir incluso para los peregrinos que vienen del otro lado del mundo ex profeso para participar en la audiencia general.

El Pontífice ha continuado con su ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana. Este miércoles, en concreto, ha hablado del bautismo como «la puerta de la esperanza». Para subrayar la importancia de este sacramento, se ha remitido a la simbología de las Iglesias orientales, cuyo altar siempre está apuntando hacia el este, el lugar por el que sale el sol. El hombre que entra en estos templos se encamina naturalmente hacia el ábside, hacia la Luz. Del mismo modo en el bautismo, según estos ritos, el neocatecúmeno acepta a Dios mirando hacia el oriente, donde nace la luz. El Pontífice se ha servido de esta alegoría para explicar que ser cristiano significa «mirar a la luz», «incluso cuando el mundo está envuelto en la noche y las tinieblas».

En una catequesis sobre la esperanza y, a su vez cargada de esperanza, el Papa Francisco ha asegurado que, si bien los cristianos no están «exentos de las tinieblas, externas y también internas», la gracia de Cristo dada por el bautismo «nos hace salir de la noche y entrar en la claridad del día», porque los cristianos, -añadió el Pontífice-, «no creen en la oscuridad, sino en la luz del día; ellos no sucumben a la noche, sino que esperan el amanecer; no se plegan ante el mal sino que confían en las infinitas posibilidades del bien».

Por eso, el Papa ha invitado a los bautizados a ser luz en un mundo en el que muchas veces reina la oscuridad. En definitiva ha animado a la Iglesia a que transmita esta luz, ya que «la vida la Iglesia es contaminación de luz», ha indicado advirtiendo primero de que quizá se trataba de una expresión muy fuerte. «Cuanta más luz de Jesús haya en la vida de la Iglesia, más viva estará», concluyó.

Antes de terminar su catequesis quiso dejar «deberes» a los peregrinos. Dado que el bautismo es «el segundo nacimiento» , el Santo Padre, como ya ha hecho en alguna otra ocasión, invitó a cada cristiano a recordar la fecha de su bautismo. En tono jocoso dijo que no la iba a preguntar a nadie porque quizá le hacía pasar «un poco de vergüenza» pero, al mismo tiempo, insistió en que es un día importante en la vida del cristiano porque es «el día de la luz, en el que hemos sido “contaminados” por la luz de Cristo». Y dejó una última reflexión: «En el futuro, cuando se escriba la historia de nuestros días, ¿qué se dirá de nosotros? ¿Que hemos sido capaces de esperanza o que hemos puesto nuestra luz bajo el celemín? Si somos fieles a nuestro baustimo, difundiremos la luz de la esperanza».

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