Natalia Sánchez, desorientada, pidió consejo a unos turistas españoles para salir de París

La joven llevaba varios días en un hospital psiquiátrico de París, al que la condujo la Policía tras hallarla perdida en la calle

Natalia

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La angustia para la familia Sánchez Uribe terminó ayer. José e Inma, que habían viajado desesperados desde Mallorca a París en busca de su hija, pudieron abrazar a Natalia en el hospital psiquiátrico Henry Ey de la capital francesa en el que estaba ingresada desde hace varios días sin que se supiera quién era. El día que se cumplía una semana desde la última noticia que tuvieron de ella fue el día de la esperanza recobrada y el final feliz. La Policía francesa encontró a la joven estudiante hace «varios días» , según fuentes de la Guardia Civil, desorientada y perdida en la calle y la condujo a ese centro sanitario. Todo apunta a que no llevaba documentación.

Los interrogantes sobre la enigmática desaparición continúan, pero la familia ha pedido que se respete su «necesidad de sosiego» ; posiblemente tampoco ellos tengan aún todas las respuestas. Lo que les importa es que Natalia está bien, según el mensaje que ayer hizo llegar su madre a través de la Fundación europea por las personas desaparecidas QSD global.

Dos episodios

Natalia Sánchez, mallorquina, estudiante de Economía y Empresa en la Universidad Autónoma de Barcelona llevaba desde septiembre con una beca Erasmus en la Escuela de Economía de La Sorbona. El pasado miércoles, 1 de mayo, desapareció. Ese día en teoría iba a buscar una maleta y otras pertenencias que había dejado en su anterior piso del distrito XIV de la capital. Se estaba mudando a vivir con otra chica española para los poco más de quince días que le faltaban para regresar a España. No llegó ni a uno ni a otro.

Nadie sabe aún con precisión qué le ocurrió en esas horas, pero varias personas, turistas españoles, hablaron con ella y detectaron que algo no iba bien , según ha podido saber ABC de fuentes del caso. Un español llamó ese día al consulado de España en París. Contó que una chica que parecía estar desorientada le había pedido su móvil y ayuda en los Jardines de Luxemburgo. En ese momento aún no se buscaba a Natalia ni se tenían más datos sobre ella.

Ese mismo día, la joven subió a un autobús en el que coincidió con una pareja de turistas españoles. Estuvieron hablando y los tres descendieron del vehículo en la céntrica plaza de Trocadero. Natalia mantuvo una breve conversación con la pareja. Les pidió consejo para salir de allí e incluso les dijo que quería abandonar París pero no sabía cómo. La pareja detectó una actitud extraña en la chica, como ausente. Cuando trataron de calmarla, ella se mostró desconfiada y se marchó sin darles opción a nada más.

Al regresar a España se enteraron de que sus padres ya la buscaban, que estaba desaparecida. Mandaron sendos correos electrónicos : uno a la Fundación QSD y otro a la Guardia Civil con los datos citados. Resaltaron que no llevaba sus pertenencias y que parecía temerosa.

El sábado, día 4, el Consulado ya tenía la denuncia de la desaparición interpuesta por sus padres en Calvià (Mallorca) y los datos que pudo aportar la Guardia Civil y la Policía Nacional. A partir de ese momento se comunica a la Policía francesa la desaparición de la joven estudiante. Tanto la información aportada por el español que llamó al Consulado como la de la pareja de turistas se mantuvo en secreto para no perjudicar la búsqueda.

El lunes se supo que había aparecido la mochila de Natalia abandonada en un parque cerca de la Universidad en la que estudiaba, con su teléfono móvil y su ordenador personal. Los padres de la chica ya se habían trasladado a París y se mantenían en comunicación constante con el consulado y con el agregado de Interior, un oficial de la Guardia Civil, que actuó como enlace. Además facilitaron una muestra de ADN para un posible cotejo.

Aunque de forma discreta varios amigos de la estudiante comentaron que Natalia «estaba rara» en las últimas semanas, se sentía inadaptada y aseguraba que la seguían y que veía cosas extrañas a su alrededor. El detonante que la llevó a deshacerse de sus pertenencias y a vagar sola y perdida por las calles de París es una incógnita. También por qué se tardaron días en cruzar datos y encontrarla.

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