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Nace un bebé de una mujer que llevaba 15 semanas en muerte cerebral

Los médicos lograron mantener con vida a la madre hasta las 32 semanas de gestación con permiso de la familia para salvar al niño

Corresposal en Lisboa Actualizado: Guardar
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Hasta 32 semanas fue mantenido con vida el bebé de una mujer de 37 años en estado de muerte cerebral nacido en el Hospital Sao José de Lisboa. Un parto de gran dificultad, resuelto a través de una cesárea, que se gestó en un momento muy precoz del embarazo: en la semana número 17.

El caso ha causado un gran impacto en el país vecino y ha desatado una ola de auténtico orgullo en la Medicina portuguesa, pues bate el récord de tiempo en el que hubo de mantenerse con vida a la afectada de forma artificial.

El secreto del éxito en esta laboriosa operación se debe a que el centro nombró a un consejo científico para que supervisara el proceso en su conjunto: un representante del Colegio de Médicos, otro de la Comisión de Ética, un obstetra y un experto en pacientes en estado extremo.

Sus consejos permitieron superar todos los obstáculos a lo largo del camino, especialmente complicado por las circunstancias que concurrían.

Algunas fuentes citaban que la mujer se hallaba en coma, pero un portavoz del equipo ha puntualizado las condiciones: «No se trataba de coma porque eso implica un hilo de vida, sino de una muerte cerebral. Eso quiere decir que no había rastro de vida en la madre».

De ahí que los doctores consideren un verdadero triunfo la intervención. Si pudo salir a flote el bebé, se debió a que la mujer fue mantenida correctamente alimentada y oxigenada, como si estuviera viva. Y todo con el gran objetivo que ha logrado cumplirse: salvar la vida del niño, nacido con un peso de 2,35 kilos.

De acuerdo con los médicos, se conservó perfectamente el flujo de circulación útero-placenta, por lo que el feto no se sintió extraño en ningún momento.

Los médicos no pudieron contener las lágrimas durante el parto. La situación era muy emocionante y, cuando oyeron berrear a la pequeña criatura, comenzaron ellos a llorar también.

El hecho resume bien a las claras las expectativas creadas. Casi ocho meses extremando los cuidados y todo podía torcerse en un momento. Afortunadamente, no sucedió así, de manera que los doctores se abrazaban en la sala del Hospital San José, uno de los más antiguos de Lisboa y situado en pleno centro, junto a la Plaza de Martim Moniz.

El presidente de la Comisión Ética, Gonçalo Ferreira, manifestó: «Esta mujer se comportó como una incubadora viva y donó su cuerpo a su bebé para que pueda subsistir».

Nadie puede devolver la vida a la madre, pero el milagro se ha obrado. Mucho más si tenemos en cuenta que el padre se había desmarcado absolutamente detodo el proceso. Rechazaba la paternidad y no deseaba que ni siquiera se salvaguardara el derecho a la vida de su hijo.

El colectivo médico del San José ha superado incluso este obstáculo para llegar a buen puerto. La emoción se extiende por todo Portugal.

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