El artista aragonés perdió su oído a los 46 años
El artista aragonés perdió su oído a los 46 años - ABC

La misteriosa enfermedad que dejó sordo a Goya

Nuevas teorías apuntan al síndrome de Susac, una rara patología autoinmune, como causa de la pérdida de oído del genial pintor

MADRID Actualizado: Guardar
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En 1793 en el mejor momento de su carrera artística, el pintor español Francisco de Goya (1746-1828) sufrió una grave enfermedad que le mantuvo en cama durante meses, sufriendo alucinaciones, pérdida auditiva, terribles dolores de cabeza y una gran debilidad que le impedía caminar. El genial artista tenía entonces 46 años. Tras una dura convalecencia superó aquel mal desconocido y fue recuperándose poco a poco, pero no volvió a ser el mismo. La gran mayoría de los síntomas se fueron diluyendo con el tiempo, aunque nunca recuperó su audición.

La sordera de Goya ha obsesionado a expertos en Historia del Arte y de la Medicina, por igual, durante años. Se ha relacionado con un envenamiento crónico por el plomo de la pintura que utilizaba en sus cuadros y también con la sífilis, en una época en la que no había antibióticos para combatirla.

Ahora Ronna Hertzano, investigadora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland (EE.UU.) cree que hay razones suficientes para pensar que uno de nuestros sordos más ilustres perdió la audición por una extraña patología autoinmune llamada síndrome de Susac.

Esta enfermedad no solo era rara en el siglo XVIII. Lo sigue siendo hoy y aún no cuenta con un tratamiento eficaz. Se define por tres síntomas característicos: alteraciones del sistema nervioso central, problemas de visión y pérdida de la audición y vértigos. Se considera una enfermedad autoinmune (el sistema de defensas del organismo ataca por error a su propio cuerpo) y provoca pequeños infartos por la oclusión de vasos sanguíneos que nutren el sistema nervioso, la retina y el oído interno.

Cuando la oclusión es mayor en los vasos que riegan la retina, el daño es más permanente en la visión. Pero en el caso de Goya, lo peor debió ocurrir en el oído interno.

«En la cabeza tengo todo el mal»

En la correspondencia que mantuvo en aquellos días de enfermedad con un amigo se refiere «al mal que le hace su cabeza», que es donde, dice, «tiene todo su mal», mientras que en otra explica que «el ruido en la cabeza y la sordera en nada han cedido», pero está mucho mejor de la vista y ya no tiene «la turbación que le hacía perder el equilibrio.

Para resolver aquel mal que estaba en la cabeza del pintor se sabe que el artista recibió electroterapia, uno de los tratamientos más sofisticados de la época.

Detectives de la salud

La investigadora estadounidense, especialista en Otorrinolaringología ha expuesto su teoría en un congreso en el que se presentan investigaciones sobre los males que aquejan a grandes personajes de la Historia, la Conferencia de Clinicopatología Histórica. En este foro se ha analizado en otras ediciones la salud de otros protagonistas históricos como el presidente estadounidense Abraham Lincoln o Lenin, el dirigente comunista ruso.

La investigación de la enfermedad de Goya «ha sido un trabajo verdaderamente detectivesco», aseguró Hertzano, experta en los mecanismos celulares y genéticos de la pérdida de audición, al presentar su trabajo. La otorrino apunta al síndrome de Susac porque la mayoría de los síntomas que provoca este trastorno, salvo la pérdida de audición, suelen desaparecer con el tiempo. Sin embargo, no cierra la puerta a otras explicaciones. En su opinión, la sífilis también podría justificar los problemas que aquejaron al autor de «Los fusilamientos del 2 de mayo», aunque no cuadra con su recuperación casi completa.

La sordera, los vértigos y las afecciones cerebrales, más que una secuela de la infección de transmisión sexual, hubiera sido un efecto secundario de los remedios utilizados en la época, como han sostenido otros autores. Entonces estaba en boga un tratamiento radical napolitano que se administraba a los sifilíticos con mercurio. El ungüento era peor que la enfermedad y en la mayoría de los casos los enfermos morían envenenados.

Un implante coclear para Goya

Hoy la sífilis del artista aragonés se hubiera curado con antibióticos. Más problemas habría tenido con el síndrome de Susac, sin terapia curativa en el siglo XXI. Sin embargo, sí hubiera podido combatir su sordera con un implante coclear. Este dispositivo que sustituye el órgano periférico de la audición (oído externo, medio e interno) habría permitido volver a oír al genial pintor, pero quizá habría cambiado su arte. El carácter de Goya se volvió oscuro y atormentado como su obra. «Si la doctora Hertzano hubiera estado cerca para restaurar la audición en 1792, hubiera tenido un profundo efecto en su vida y posiblemente en el carácter de sus obras posteriores», comentó Philip Mackowiak, fundador en 1995 de la Conferencia de Clinicopatología Histórica.

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