La idea es «bastante loca», dice su autor, un arquitecto indonesio de 29 años llamado Faris Rajak Kotahatuhaha . Un día pensó que, si el aumento del nivel del mar se debe a la fusión de los casquetes polares, ¿por qué no volver a congelarlos? «Innovar siempre debe ser una locura» , argumenta. Así que diseñó un congelador gigante para el Ártico. La idea debió gustar, porque el joven se ha llevado el segundo premio del concurso internacional de la Asociación de Arquitectos Siameses (ASA).
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