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Un oso de peluche en representación del pequeño Charlie Gard - AFP

Los padres de Charlie Gard piden al juez que pueda morir en casa

El hospital se resiste porque alega que requiere atención médica especializada

Londres Actualizado: Guardar
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«Ha llegado la parte emocionalmente más difícil, que es decidir cómo debe morir Charlie», dijo este martes claramente en el tribunal de Familia de Londres el abogado de los padres del bebé de once meses. Charlie Gard sufre una enfermedad mitocondrial incurable, que lo ha inmovilizado y lo obliga a respirar asistido por un ventilador. El lunes los progenitores desistieron en su demanda de que el niño fuese trasladado a Estados Unidos para recibir un tratamiento experimental, toda vez que los médicos son unánimes en que ya no hay cura. Pero ayer volvieron a presentarse ante el tribunal para pedir «un último deseo: que Charlie muera en casa».

Chris Gard, de 33 años, y su esposa Connie Yates, de 31, quieren «pasar unos últimos preciosos momentos con nuestro hijo».

Proponen llevárselo a su piso de Bedfont, en el Oeste del Gran Londres, o a la casa de los abuelos del pequeño. Si el hospital no lo ve posible, el juez que lleva el caso ha planteado como alternativa que el bebé muera en un hospicio.

El bebé permanece ingresado desde el pasado octubre en una unidad de cuidados intensivos del hospital Great Ormond Street del centro de Londres. La relación entre el centro y los progenitores se ha ido enconando, porqueel hospital siempre sostuvo que no había cura posible para Charlie, con daños cerebrales irreversibles, mientras que los padres discreparon y se aferraron a una última esperanza. Las dos partes no logran ponerse de acuerdo ni en la dolorosa hora final del niño, que en los próximos días será desconectado del soporte final y no celebrará el 4 de agosto su primer cumpleaños.

El hospital plantea objeciones médicas al traslado de Charlie a su hogar. Afirma que desea cumplir el último deseo de los padres, pero al tiempo añade una condición, que «seaseguro, realizable y vaya en el mejor interés de Charlie». El Great Ormond Street argumenta que el ventilador que lo mantiene con vida requiere la tutela de un médico y una enfermera especializados. También plantea problemas prácticos: aseguran que la maquinaria es de tal tamaño que no entra por la puerta del piso. Por último acusan a los padres de haber rechazado una oferta de intermediación para conciliar los intereses de las dos partes.

El juez Francis ha dicho que si de un modo razonable Charlie puede ir a su casa, «me gustaría cumplir el deseo de los padres en un momento tan difícil y doloroso». Pide a las partes que resuelvan sus desavenencias fuera del tribunal, pero recuerda que si no lo logran él tomará una decisión.

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