ABC

«Guerra» en las eólicas entre delfines y pescadores: «O ellos o nosotros»

Huelga de los pescadores sicilianos contra la voracidad de los delfines que se comen su pescado y destrozan las redes

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Es una «guerra» entre delfines y pescadores: está en juego la supervivencia en una guerra por la alimentación que se desarrolla en el mar. Este jueves los pescadores de las islas Eólicas, en la costa nordeste de Sicilia, se declaran en huelga por tiempo indeterminado para protestar contra la voracidad e los delfines que se comen el pescado. Para los turistas, los delfines que se dejan ver en las aguas del archipiélago de las islas Eólicas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2.000, son un espectáculo. En cambio para los pescadores son un desastre: los cetáceos se acercan a las redes y cuando estas se llenan de pescado, antes de que puedan ser recogidas, los delfines las rompen y se comen los peces.

«Tenemos una reducción en las capturas que oscila entre el 60 y 70 por 100. En lugar de volver a casa con 10-15 kilos de pescado, cada pescador vuelve con 2-3 kilos, además de ver rotas las redes», se lamenta Salvatore Rijtano, presidente del consorcio que reúne a buena parte de los pescadores del archipiélago volcánico en el mar Tirreno. En total, son 119 las embarcaciones. El vicepresidente del consorcio, Giuseppe Sinella, pide medidas drásticas: «La situación no es sostenible. Cada noche en el mar hay una guerra para sobrevivir. No tenemos nada contra los delfines, pero se debe encontrar una solución: O ellos o nosotros».

«Fuente de riqueza, como la pesca»

Siete son las islas principales del archipiélago: Lípari, la más grande, Vulcano, Salina, Estrómboli, Filicudi, Alicudi y Panarea. Cuenta además con 10 islas menores y varios islotes. Marco Giorgianni, alcalde de Lípari, ciudad de 10.000 habitantes, situada en la isla del mismo nombre, afirma que no están contra los delfines: «Para nosotros son una fuente de riqueza, al igual que la pesca. Es necesario encontrar una solución para hacer compatible la presencia de los delfines con la actividad de 200 pescadores», afirma el alcalde.

Los pescadores están convencidos de que en los últimos tiempos las poblaciones de las dos especies de delfines presentes en el mar del archipiélago han aumentado. No piensa lo mismo la bióloga Mónica Blasi, que desde hace 13 años estudia los delfines y tortugas de las Eólicas: «En realidad se mantiene siempre el mismo numero, con la particularidad de que la especie Tursiops está en peligro de extinción. El problema es que los delfines tienen hambre y como el mar de las Eólicas está muy explotado, se acercan a las barcas y comen el pez donde lo encuentran. En el archipiélago no existe una zona marina protegida. Hace falta un plan de gestión de la pesca», explica la bióloga Blasi, quien adelanta una posible solución: «Se debería reconvertir la economía local, con más turismo sostenible, agricultura y menos pesca».

Mientras tanto, Se realizará un experimento durante tres meses, según Mónica Blasi: «En algunas barcas se colocará un dispositivo acústico para intentar alejar a los delfines». Pero no es seguro que funcione: Los delfines podrían acostumbrarse al sonido y volver a «atacar» las embarcaciones. En algo están todos de acuerdo: Nadie quiere eliminar a los delfines. Un pescador cuenta la anécdota que ha protagonizado su hija en la escuela: «Le ha dicho a la maestra: Mi padre es una buena persona y no quiere matar delfines. Pero debe traer el pan a casa».

Historia mítica

Hubo un tiempo en que estas aguas fueron ricas en atunes, langostas y diverso tipo de pesca. Hoy parece otro el mar de un archipiélago con una historia mítica. Eolo, el dios griego de los vientos, dio su nombre a estas islas, regalando a Ulises un odre que contenía todos los vientos. Aquí llegaron hace 6.000 años sus primeros pobladores en embarcaciones primitivas.

La construcción turística descontrolada y la excesiva explotación de sus aguas han puesto en peligro la belleza de sus parajes y riqueza de su ecosistema. Ahora llega esta «guerra» insólita del alimento en el mar: los pescadores se ponen en huelga con la esperanza de recibir una compensación económica para hacer frente a las pérdidas. Mientras, los delfines serán respetados y seguirán con su danza que atrae y emociona a los turistas.

Ver los comentarios