El fuego en California deja un paisaje devastado de cenizas, huesos y escombros

Los fuertes vientos amenazan con mantener vivas las llamas ante la impotencia de los bomberos

Una mujer salva a un ave herida en Paradise, una localidad arrasada REUTERS/ VÍDEO: AT

DAVID ALANDETE

Son ya 31 los fallecidos por los tres incendios incontrolados en California, los más voraces y mortales desde 1991. Hay más de 100 desaparecidos. Más de 300.000 personas han sido evacuadas , desde los suburbios más desfavorecidos hasta las mansiones de Malibú. En total, el fuego ha arrasado 800 kilómetros cuadrados de campo y centros urbanos. El pueblo de Paradise, al norte del estado, simplemente ya no existe , es un cementerio ennegrecido de cenizas y escombros. Se trata de una tragedia en toda regla.

Ante la gravedad y frecuencia de los incendios, las autoridades los han bautizado, como hacen con los huracanes. El de Campfire, al norte del país, es el responsable de las mayoría de muertes. Ha consumido casi 7.000 edificios, en su mayoría hogares. Tras cinco días de trabajo, los bomberos sólo han podido controlarlo en un 20%.

Los bomberos y servicios de rescate siguen buscando víctimas. Las primeras han sido encontradas calcinadas dentro de coches o en sus viviendas, o intentando huir. Tan grave es la situación que según el sherif del condado, Kory Honea, «los únicos restos que se encuentran son huesos o fragmentos de ellos».

Según el capitán de bomberos Alejandro Saise, en Paradise sólo se ha encontrado una casa en pie de una veintena visitadas. La población tenía 26.000 habitantes. «No hay forma fácil de comunicarlo. Llamas a los vecinos y les dices que su casa ya no existe. Lo he tenido que hacer ya unas 30 veces a lo largo de este fin de semana», asegura por teléfono.

«Trump ataca a California»

Los fuegos han sido avivados por una mezcla de sequedad y fuertes vientos de hasta 88 kilómetros por hora. El Gobierno federal ha declarado el estado de emergencia en California, pero no sin polémica. En su viaje a París del fin de semana, el presidente, Donald Trump, acusó a las autoridades de incompetencia y amenazó con rescindir los fondos públicos si no se dotan de planes de prevención. Su reacción ha indignado a las autoridades, a los bomberos y a los damnificados.

«El mensaje con el que el presidente ataca a California y amenaza con rescindir la ayuda a las víctimas de los incendios fortuitos es erróneo, inoportuno e insultante para los que sufren, así como para los hombres y mujeres en las primeras líneas de salvamento», dijo ayer Brian K. Rice, presidente de la Asociación de Bomberos de California.

Los fuegos en el sur de California, denominados Hill y Woolsey, ambos en la zona de Los Ángeles, también podrían haber resultado ser mortales: los bomberos encontraron dentro de un coche los cuerpos de dos personas en Malibú, una zona acomodada en la que han tenido que ser evacuadas cientos de casas, entre ellas las de famosos como Lady Gaga o Benicio del Toro. La policía investiga si puede haberse tratado de un homicidio pero cree que es más probable que sean víctimas del fuego.

Hubo quienes decidieron quedarse a enfrentarse a las llamas, algo que las autoridades han prohibido, insistiendo en la evacuación inmediata. Es el caso de Jim Williams, quien el sábado estuvo regando la propiedad sin cesar, empleando el agua de su piscina en Malibú. Por la noche durmió con su familia en una furgoneta en un parking lejos de la zona afectada. «No hay palabras en el diccionario para describir el miedo que sentimos, es algo horrible», dijo ayer.

Previsión de fuertes vientos

Este fuego, que está arrasando llanos y colinas cerca de zonas densamente pobladas, ya ha consumido 330 kilómetros cuadrados y está controlado en apenas un 10%. Hay 177 edificios y casas destruidos. Las autoridades locales están trabajando en vías de escape y han abierto varios centros para ofrecer refugio a miles de vecinos. Sólo en la zona metropolitana de Los Ángeles hay 170.000 evacuados . Parte del zoológico tuvo que ser desalojado el viernes por la amenaza de las llamas sobre las zonas más secas.

La previsión es de que se mantengan los fuertes vientos en la costa oeste de EE.UU., los que complica la contención de las llamas y sobre todo la búsqueda de víctimas. Según el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Daryl Osby, sus agentes están «intentando contener un perímetro tan amplio como sea posible en zonas pobladas ante la previsión de que la situación empeore sensiblemente».

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