Francisco urge a «prevenir la trata de personas y proteger a las víctimas»

Aplaude que las dos Coreas desfilen bajo bandera única y formen un solo equipo en los Juegos Invernales

El Papa saluda a unos niños durante la audiencia general AFP
Juan Vicente Boo

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En vista de que la trata de personas y las nuevas esclavitudes contemporáneas siguen aumentando, el Papa Francisco ha urgido el miércoles «a los ciudadanos y las instituciones a unir fuerzas para prevenir la trata y garantizar protección y asistencia a las víctimas», que tan solo en Europa suman millones de personas.

En víspera de la fiesta de santa Josefina Bakhita, antigua esclava sudanesa, el Santo Padre ha recordado en la audiencia general que el 8 de febrero de cada año es la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, destinada a aliviar «esta plaga vergonzosa».

La escasez de canales regulares de inmigración lleva, según el Papa, a «que muchos inmigrantes se aventuren por otras vías, donde suelen esperarle abusos de todo tipo, explotación y reducción a la esclavitud», en burdeles, talleres clandestinos o granjas esclavistas.

Ante la falta de canales bien organizados y acción judicial, «las organizaciones criminales utilizan las rutas migratorias para esconder sus propias víctimas entre los inmigrantes y refugiados». Los «traficantes, una palabra fea», son capaces de todo.

Recordando, a su vez, que dentro de dos días comienzan los Juegos Olímpicos de Invierno en PyeongChang, el Papa ha subrayado que «la tregua olímpica de este año reviste especial importancia, pues las delegaciones de las dos Coreas desfilarán bajo una bandera única y competirán como un único equipo».

Francisco ha dedicado su catequesis semanal a la lectura del Evangelio de la misa y a la homilía, «que no es un discurso o conferencia», animando a los sacerdotes a prepararlas de modo breve, directo y sencillo, según las indicaciones de la exhortación apostólica «La Alegría del Evangelio».

Si a veces las homilías son largas o aburridas, los fieles deben intentar ayudar al párroco a centrarse pues «¿quién puede ayudar al sacerdote mejor que los mismos fieles, que se sienten sinceramente cercanos a él?».

Al final de la audiencia general, el Papa ha dado las gracias a los malabaristas de un circo que presentaron unos breves números, subrayando que «el arte y la belleza elevan el espíritu humano» y alegran el corazón.

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