La familia del preso que «resucitó» antes de la autopsia pide el indulto del resto de la pena

Le quedan por cumplir seis meses de cárcel de una pena de tres años y medio por el robo continuado de cobre

José Carlos Giménez (d), el padre del interno de la prisión de Asturias al que los médicos dieron por muerto y que recobró ayer el conocimiento después de trasladarle al Instituto Anatómico Forense para practicarle la autopsia, conversa con familiares, esta tarde en la entrada del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) Efe

Olaya Suárez (El Comercio)

La familia de «El Chino» Montoya , el preso dado por muerto y que «resucitó» el domingo pasado antes de la autopsia, pide a Instituciones Penitenciarias el indulto de los seis meses de pena que le quedan por cumplir. Gonzalo Montoya fue condenado a tres años y medio por el robo continuado de cobre.

El joven de 29 años fue trasladado a primera hora de la tarde de ayer desde la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) a una habitación de planta en el Hospital Central de Asturias (HUCA). «Tiene problemas graves de riñones, pero está evolucionando bien y los médicos son optimistas, después de darle por muerto ahora parece que están haciendo por que salga adelante...», explica su padre, José Carlos Montoya, que ya ha puesto el caso en manos del abogado penalista Luis Tuero para pedir responsabilidades «a la penitenciaría, a los médicos y a los forenses que estuvieron a punto de hacerle la autopsia vivo ...», informa El Comercio .

Guillermo Martínez, portavoz del Gobierno del Principado y consejero de Presidencia, señaló ayer que están a la espera «del informe que elabore la directora del Instituto de Medicina Legal para conocer las circunstancias en la que se produjo esa valoración del hombre ». Al expediente interno abierto por los responsables del Anatómico Forense se suma la investigación iniciada por Instituciones Penitenciarias para saber por qué dos facultativos médicos de la prisión de Villabona certificaron la defunción del preso tras encontrarlo sentado en una silla en su celda del módulo ocho durante el recuento de la mañana.

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