Exhibicionismo, tocamientos, favores sexuales y coacción física: Chicago aprueba «botones de pánico»

Se hace como medida para las limpiadoras de hotel como medida contra el acoso sexual

J. C. S.

Antes de entrar en la habitación, la camarera de piso ha golpeado varias veces la puerta para cerciorarse de que no haya nadie dentro. Incluso aunque el cliente haya dejado una señal de vía libre para que entren a hacer la habitación , mejor no dar por supuesto que está vacía. « ¡Servicio de limpieza!», grita como anuncio . No hay respuesta. Abre. Cuando da el primer paso, lo que se encuentra es un hombre en bata, pero está abierta y no esconde su desnudez. Se está masturbando. Las piernas de la trabajadora empiezan a temblar y, después del impacto, sale corriendo.

Habrá quien piense que esta escena es inverosímil, o que se trata de una situación anecdótica. Sin embargo, si nos atenemos a las estadísticas que ofreció una encuesta realizada en Chicago hace dos años por el sindicato Unite Here, el 49% de las camareras de piso han vivido situaciones de clientes que las recibían desnudos , y el 58% algún tipo de acoso sexual, que incluye además del citado exhibicionismo, tocamientos, petición de favores sexuales y coacción física , entre otros abusos. De las 500 mujeres que participaron en esta encuesta [el 44% mujeres afroamericanas y el 35% latinas], solo el 33% había denunciado la situación a sus superiores, ya fuera por la falta de respuesta en otras denuncias o incluso por la percepción de que podrían acabar siendo consideradas las responsables de un malentendido.

La ordenanza se aprobó como reacción a una encuesta que mostró que el 58% de trabajadoras sufre algún tipo de acoso sexual

El Ayuntamiento de Chicago reaccionó y, después de aprobarla en octubre de 2017, el 1 de julio entró en vigor la ordenanza «Hands Off Pants On» (literalmente y significativamente, «Manos fuera, Pantalones puestos»). Ésta obliga a que los hoteles faciliten a sus empleados un «botón del pánico» para activarlo en caso de enfrentarse a una situación de acoso. Al pulsarlo, este botón envía una señal al responsable designado por el hotel, que recibe un mensaje con la situación dentro del edificio de la persona afectada. Además, anima a denunciar los casos y protege a los trabajadores ante posibles penalizaciones del hotel por dar el paso de darlo a conocer. El alcalde de Chicago, Rahm Emanuel , señaló durante la celebración de la entrada en vigor de esta nueva ley que «esta ordenanza deja claro que el acoso sexual no es solo inexcusable e inapropiado, sino que es ilegal».

La iniciativa de Unite Here en Chicago ha servido de espejo para otras similares en diferentes puntos del país, que han aprobado medidas que incluyen la provisión de los «botones del pánico». Así fue en 2016 en Seattle o anteriormente en Washington DC y Nueva York, donde en 2011, el caso del supuesto acoso a una empleada de hotel por parte del entonces presidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, impulsó la iniciativa de un sindicato local que logró incorporar el botón a los contratos de sus sindicados. Sin embargo, estas iniciativas se encuentran con frecuencia con la oposición del principal lobby hotelero del país, que advierte que no se limitan solo a la protección del personal en casos de acoso sexual, sino que incluyen cláusulas referidas a otras condiciones laborales, como la carga de trabajo, los salarios mínimos o los seguros de salud. Y ahí ellos entran en pánico.

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