Escabechina en los exámenes de catalán en Baleares

La tasa de suspensos es alarmante: casi el 70% ‘catea’ mientras las inscripciones aumentan un 30% ante la obligatoriedad del requisito lingüístico y la inminencia de las oposiciones

Mayte Amorós

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«¡Que estudien!». Todavía retumba el desafortunado comentario de la diputada por Formentera Silvia Tur cuando a finales de 2017 se dirigió con desprecio al colectivo médico para instarles a que aprendieran catalán. Poco después y entre una gran polémica, el Govern balear liderado por la socialista Francina Armengol aprobó un decreto para imponer la lengua catalana como requisito para trabajar en la sanidad pública, pese a la acuciante falta de personal sanitario en las Islas. Antes, en 2016, el Gobierno de Pacto cambió la Ley de Función Pública para que la lengua autóctona fuera un requisito (obligatorio) y no un mérito para acceder a la Administración pública. Desde entonces, sanitarios y otros colectivos que aspiran a ser funcionarios se apuntan año tras año a los cursos y exámenes de catalán. Las matrículas se han disparado, pero no los aprobados. La escabechina se repite con frecuencia en cada convocatoria, al igual que las críticas por la dificultad de estas pruebas. En la última, apenas tres de cada diez aprobaron estos exámenes.

La Dirección General de Política Lingüística ha publicado los resultados definitivos de las pruebas de lengua catalana de enero de 2021 y los resultados arrojan unas cifras de suspensos demoledoras. De los seis niveles, sólo el más bajo (A2) consigue una tasa de aprobados más alta que la de suspensos con un 66%. El nivel A2 es el que se exige a los auxiliares de enfermería y celadores. En el resto, suspende prácticamente el 70%.

En el nivel B1 , que es el que se pide a los médicos y enfermeras, sólo han aprobado el 38% de los presentados; en el B2 , apenas un 27%; en el C1 , nivel requerido a los docentes para impartir clases, sólo hay un 28% de aptos; en el C2 , un 35% y un 28% en el lenguaje administrativo.

Los examinandos se quejan de que el nivel que se pide en los exámenes de catalán del Govern balear es muy elevado y, además, falta tiempo para estudiar. La picaresca provoca que algunos aspirantes y opositores se planteen hacer una escapada a Madrid y sacarse el título en el Instituto Ramon Llull, donde es más sencillo y más rápido (el oral y escrito se hacen el mismo día) que en las Islas.

Otros aspirantes desisten y se marchan a la península a trabajar, como han denunciado sindicatos como Simebal, sobre el éxodo de profesionales que no están dispuestos a asumir la traba lingüística , además del alto coste de vida en las Islas por el precio de la vivienda y un «ridículo» plus de insularidad. Salud da una moratoria de dos años para sacarse este título al personal sanitario. Si no lo acreditan, se les penaliza sin cobrar la carrera profesional y sin derecho a concurso de traslado.

Efecto de la pandemia

En esta última convocatoria se inscribieron 8.122 personas, casi 2.000 más que en mayo de 2019 cuando fue la última vez que se convocaron todos los niveles. El incremento ha sido de más de un 30%. Las pruebas se llevaron a cabo en ocho centros diferentes y con un estricto protocolo de prevención de contagio del Covid-19. Además, se hizo una segunda llamada extraordinaria para las pruebas orales, a fin de dar respuesta a la situación excepcional vivida por la pandemia.

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