El envejecimiento será a corto plazo «el principal motor de cambio social»

Científicos y demógrafos proponen «aprovechar el dividendo demográfico de las personas mayores»

De izqda. a drcha. de la imagen, Diego Ramiro, Rafael Pujol, Jorge Contreras, Carmen González Madrid, Marc Ramis, Ana Martínez Gil, María Jesús Magro y Julio Varela De San Bernardo

Laura Daniele

Los seres humanos vivimos cada vez más años. En un siglo, la esperanza de vida ha pasado de los 45 a los 80 años y las previsiones apuntan a que seguirá aumentando. El declive de la mortalidad y la baja fecundidad provocan, además, que gran parte de la población sea cada vez más mayor. Este doble envejecimiento plantea importantes retos a la sociedad moderna. Y lo hace desde todos los puntos de vista: social, científico, económico, sanitario ... Esos desafíos centraron este martes el debate del Movimiento Big Data by ABC, organizado por la Fundación Merck Salud y celebrado en la sede de la Fundación Pons.

Desde el punto de vista demográfico, el envejecimiento de la población se convertirá en unos años en «el principal motor de cambio social». «No lo será el cambio climático y sus efectos devastadores, ni las nuevas tecnologías», advirtió este martes José Augusto García, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

En una sociedad en la que ya hay más ancianos que jóvenes , este tramo de la población «no tardará mucho tiempo en comenzar a presionar para que las leyes eviten la discriminación por edad , como ya ha ocurrido con la igualdad de la mujer», recordó García a través de una videoconferencia.

Trabajar a los 69 años

El aumento de personas mayores también resentirá el mercado de trabajo y el sistema de pensiones si los gobiernos y las empresas no plantean estrategias para que las personas puedan permanecer durante más tiempo en el mercado laboral. Para Rafael Puyol, catedrático de Geografía Humana de la Universidad Complutense, se trata de hacer de la necesidad virtud y «aprovechar el dividendo demográfico de las personas mayores».

«En España, entre los 65 y los 69 años, solo trabaja el 7% de la población. Permanecer más tiempo en el mercado de trabajo permitiría crear más cotizantes a la Seguridad Social y disminuir las pensiones», indicó. Para ello, el catedrático apeló a la flexibilidad laboral, que permita a una persona mayor trabajar media jornada en lugar de una jornada completa, realizar tareas diferentes a las que hacía a los 20 años y plantear equipos de trabajo intergeneracionales.

«No pasará mucho tiempo para que las leyes eviten la discriminación por edad»

Llegar a ser más viejos «siempre es una buena noticia y no hay razones para entrar en pánico, al ver que la población envejece», aseveró Diego Ramiro, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC. Para este experto, el reto desde el punto de vista de la «biodemografía» es poder medir cómo las circunstancias ambientales que se tienen en la primera etapa de la vida pueden influir en la esperanza de vida a largo plazo.

Un declive breve

En el plano científico, el envejecimiento se ha convertido en uno de los campos de investigación más atractivos. Su objetivo es retrasar la vejez para que el proceso de declive de la persona anciana sea el más breve posible. Para ello, algunas líneas de investigación consideran que el envejecimiento «no es un proceso natural de la vida», sino «una enfermedad que se puede tratar». «Para esta corriente, el párkinson, el Alzheimer o la osteoporosis son síntomas de esa acumulación de años que se intentan atenuar para retrasar el declive», explicó ayer Marc Ramis, co founder y CEO en Senolitic Therapeutic, una empresa de biotecnología europea.

Según indicó, las empresas biotecnológicas, start ups y fondos de capital privado están intentando convencer a la industria farmacéutica para que los avances en el desarrollo de moléculas que consiguen frenar el envejecimiento, como las células senescentes –en las que trabaja por ejemplo Senolitic Therapeutic– pasen a ensayos clínicos en humanos. «En cinco años conseguiremos medicamentos para retrasar el envejecimiento», auguró este martes David Sinclair, biólogo australiano y profesor de genética en la Harvard Medical School, a través de una entrevista grabada.

Pero no todos los expertos están de acuerdo en concebir el envejecimiento como una enfermedad. Para Ana Martínez Gil, profesora de Investigación CIB-CSIC, se trata de «un proceso fisiológico» en el que aumentan «los problemas de salud». «Es el principal factor de riesgo para enfermedades crónicas», insistió. Desde el punto de vista de la investigación, el principal reto es, a su juicio, «pasar de la biología de la enfermedad a la biología del envejecimiento» para «poder modular muchas enfermedades al mismo tiempo».

Sin embargo, para Julio Varela, director de Medicina Clínica y Alergia de Merck en España, hoy la industria farmacéutica «no está en condiciones de traer a los pacientes fármacos que ataquen el envejecimiento». «Tenemos que encontrar las vías para llegar a la aplicación clínica que redunde en una mejor calidad de vida de las personas», indicó.

Esta perspectiva tiene, sin embargo, algunos riesgos. Para Jorge Contreras, presidente asesor de la Sociedad Española de Oncología y Radioterapia (SEOR) y experto en gerontología oncológica, puede caerse en la «medicalización del paciente anciano» cuando la vejez «no es una enfermedad».

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