Coronavirus

Djokovic huye del pinchazo, ellos viajan trece horas en coche para vacunar a su hija de 9 años en Milán

Una conocida doctora italiana recibe carta con una bala y amenazas de los antivacunas, por aconsejar la vacunación de los niños

Un sanitario prepara las dosis de la vacuna contra el Covid en Nápoles (Italia) EFE
Ángel Gómez Fuentes

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Un matrimonio ha hecho trece horas de viaje en coche desde Inglaterra a Milán para vacunar a su hija. Evitaron el avión y el tren para minimizar el riesgo de que la niña de 9 años entrara en contacto con alguna persona infectada de coronavirus. Alice Chapman-Hatchet, 44 años, experta en sanidad pública europea, ha explicado a los medios italianos por qué decidió hacer 1.130 kilómetros desde Maidstone (113.000 habitantes), capital de la región de Kent, en el sureste de Inglaterra, hasta la capital lombarda: «En Gran Bretaña, el Gobierno no permite que los niños menores de 12 años sean vacunados, salvo que sean particularmente vulnerables. Además, no se adoptan medidas de prevención del contagio en las escuelas primarias inglesas. En los últimos días, el Gobierno ha introducido la obligación de usar una mascarilla , pero solo para la escuela media y Secundaria, no para la Primaria. Si un italiano ingresara a una escuela primaria inglesa, no se daría cuenta de que está en un país que está luchando contra una pandemia. Entonces, mi esposo y yo decidimos vacunar a nuestra hija porque queremos reducir el riesgo de contraer Covid tanto como sea posible. Y queremos evitar que algún día se pregunte y nos preguntemos por qué no hemos hecho todo lo posible para protegerla».

Alice Chapman-Hatchet es directora del Health and Europe Centre, un centro que se ocupa del desarrollo de proyectos socio-sanitarios y estudia el funcionamiento de los sistemas sanitarios en Europa. Su marido es italiano. El matrimonio tiene doble nacionalidad. Esto les permitió obtener, como italianos residentes en el extranjero, una cita para la vacuna. Alice y su marido han recibido ya tres dosis de vacuna en Inglaterra. Su hija percibió la vacunación como algo normal.

Como experta en sanidad, le preocupan las secuelas que deja el Covid, también en los niños, y no duda de que han adoptado la decisión correcta: «Un elemento me parece claro -afirma Alice Chapman-Hatchet-. Sabemos poco sobre este virus y sus variantes. Conocemos poco de sus efectos a medio y largo plazo en los pulmones, en el cerebro y el corazón si uno se infecta. La vacuna tiene riesgos significativamente menores y ofrece una seguridad nada despreciable. Por eso estamos en Italia. Hay familias inglesas que van a vacunar a sus hijos en Estados Unidos o en Francia. Antes de Navidad -concluye- en el Reino Unido había unos 77.000 niños con largas secuelas de Covid, 14.000 de ellos durante más de un año. El virus reacciona en los cuerpos de manera totalmente diferente según los niños. Prevenirlo es lo que podemos hacer para protegerlos».

La niña recibió la primera dosis de la vacuna el 16 de diciembre en el hospital de Desio (Milán). Mañana recibirá la segunda dosis. De inmediato regresarán a casa de Maidstone. Volverán a hacer 13 horas de viaje en su coche y pasar dos fronteras, con la satisfacción de haber vacunado a su hija.

Carta con una bala a la inmunóloga

Mientras, miles de padres rechazan vacunar a sus hijos. En Italia hay unos seis millones de personas reacias a la inyección. Los antivacunas forman un sector muy activo y hacen sentir su rechazo con gran repercusión en los medios. Algunos emplean incluso la amenaza. Conocidos médicos y presidentes regionales han tenido que recibir protección al recibir insultos y ser amenazados. El último lo cuentan hoy todos los medios italianos: La conocida inmunóloga Antonella Viola, que dirige el Instituto de Investigación Pediátrica Ciudad de la Esperanza en Padua, vive con escolta porque recibió hace un par de días una carta con una bala en su despacho.

La doctora Viola, muy conocida por sus comentarios en televisión y prensa, se ha prodigado es explicar a las familias la conveniencia de vacunas a los niños. En la carta escrita a máquina, los antivacunas amenazan a ella y su familia en estos términos: "Los niños no se tocan. Basta pensar en los efectos neurotóxicos y cardiotóxicos. Si no cambia sus entrevistas diciendo que los niños no deben ser vacunados, seremos felices de golpearla a usted y a su familia. No se preocupe, nadie morirá pero dos balas calibre 22 en el vientre y las rodillas no matan, solo duelen mucho. No habrá otros comunicados", concluye el texto amenazante de los antivacunas.

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