La cumbre del Clima de Glasgow probará la credibilidad de la lucha climática

La COP26 debe mantener la opción de limitar el calentamiento global a los umbrales ‘seguros’ prometidos en París

Los países tendrían que acelerar sus planes para reducir emisiones y completar la financiación para los estados en desarrollo

Activistas de Ocean Rebellion protestan en Glasgow Reuters

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El tiempo que se prevé para la Cumbre del Clima de la ONU (COP26) de este año no podía ser más adecuado. Frío, nubes y lluvia para acoger una reunión internacional que comienza formalmente este domingo en Glasgow (Escocia) y se espera gris y, sobre todo, muy complicada. El principal objetivo es arrancar a casi 200 países acuerdos concretos que permitan encauzar el calentamiento global. Porque hoy el mundo va camino de incumplir los compromisos climáticos adquiridos hace ya seis años en París, los que mantendrían en niveles ‘seguros’ el cambio climático. «El punto de partida no es bueno y por eso también es el momento de la verdad», reconocía esta semana la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

El planeta se encuentra aproximadamente 1,1ºC por encima de los niveles preindustriales, según los últimos datos de la Organización Meteorológica Mundial. Una cifra que ya se está traduciendo en impactos, como los incendios imparables contra los que han luchado este verano en Grecia o Turquía; el calor extremo de Italia y España, con registros de hasta 48,8ºC y 47,4ºC respectivamente; o el aumento del nivel del mar, que ya suma 21 centímetros desde 1900. Cada décima de más agrava el problema. Por eso en el Acuerdo de París la comunidad internacional se comprometió a mantener el calentamiento global entre los 1,5 y los 2 grados .

Pero aunque existe un consenso general entre las naciones sobre la necesidad de frenar el aumento de las temperaturas a través del recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero, los planes de los países no acaban de ajustarse al ritmo necesario para evitar los peores impactos de clima. Hacerlo supone una reconversión de los sistemas energéticos, económicos, de transporte y hasta alimentarios.

Esta cumbre será un test de estrés para ver hasta qué punto los países están dispuestos a empezar a cumplir lo que prometieron. Si están pasando de los discursos a las medidas, ya que la COP26 era la fecha marcada en el calendario para que remitiesen unas proyecciones ajustadas al Acuerdo de París. «La cuestión es si los países tienen voluntad de avanzar en Glasgow y comprometerse a mantener vivos los 1,5 grados. Ahí es donde está el quid», señaló hace unos días el presidente del encuentro, Alok Sharma.

Paquete de medidas

El reto que se ha marcado la presidencia de la cumbre -en manos británicas- es conseguir un paquete de medidas que permita mantener el planeta en la trayectoria de limitar el calentamiento global a 1,5 grados . Y, si no se logra durante las próximas dos semanas de negociaciones, la idea es que las partes se fijen hacerlo a más tardar en 2023.

El problema es que con los planes actuales, el mundo alcanzará los 2,7º hacia final de siglo . Además, los cálculos de los mayores expertos en cambio climático apuntan a que apenas quedan ocho años para que el objetivo de 1,5 grados deje de estar al alcance. Si no se rebajan a la mitad las emisiones para 2030, la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, perdurables durante décadas e incluso siglos, hará imposible limitar el calentamiento global en este umbral. La previsión es que se trabaje en esta brecha, empezando por reconocerla, apuntó la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, en un encuentro con periodistas, en el que se mostró optimista sobre la posibilidad de nuevos anuncios.

Desconfianza

Tampoco ayuda que no se haya puesto sobre la mesa todo el dinero comprometido para la financiación a los países en desarrollo, que debía llegar a los 100.000 millones de dólares a partir de 2020 y ayudarles en las medidas de adaptación y mitigación. De hecho, algunos observadores creen que existe el riesgo de que se rompa la confianza sobre las promesas hechas hasta ahora, aunque la OCDE calcula que se completarán los 100.000 millones a partir de 2023. El éxito de la COP26 «pasa por alcanzar los 100.000 millones de dólares al año en financiación climática», aseguró el presidente de la Comisión para la Transición Ecológica en el Congreso, Juan López de Uralde.

Sin embargo, el escenario internacional es hoy el de la desconfianza, según ha reconocido el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien durante las últimas semanas ha manifestado en varias ocasiones su inquietud por el poco tiempo que queda para evitar el fracaso de la conferencia sobre el clima. Existe un riesgo real de no lograr un nuevo acuerdo en la reunión, ha llegado a decir, en línea de lo que también ha manifestado el premier británico Boris Jonhson.

Además habrá ausencias destacadas en la apertura de las negociaciones, el lunes y martes, donde normalmente se da el impulso político a la cumbre. Aunque asistirán más de 120 líderes mundiales -entre ellos el español Pedro Sánchez-, ni el presidente chino Xi Jinping, ni el ruso, Vladimir Putin estarán presencialmente, como tampoco el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. El plan climático de China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, remitido esta misma semana, podría dar al traste con las esperanzas de limitar el cambio climático a 1,5 grados. China prometió alcanzar su pico de emisiones «antes de 2030» y la neutralidad del carbono «antes de 2060», pero podría no ser suficiente.

«Es, francamente, el momento de dar una respuesta completa con todos los instrumentos que tenemos, políticos, financieros, todo lo que tenemos. T odavía no veo la respuesta completa », valoró esta semana Christiana Figueres, exjefa de Cambio Climático de la ONU.

Alianzas

Al margen de las conversaciones en el foro de la ONU y del que tendrá que salir un texto conjunto, también está previsto el lanzamiento de varias coaliciones. Se trata de acuerdos a los que se adhieren las partes voluntariamente. Es el caso de la impulsada por EE.UU. y la UE para reducir en un 30% para 2030 las emisiones de metano , un gas 80 veces mas potente que el CO2 aunque con menor prevalencia. También podrían lograrse otras sobre la eliminación de la venta de automóviles de combustión o un acuerdo para proteger los bosques.

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