El creador alemán de la vacuna promete una «distribución justa» de las dosis

El CEO y fundador de Biontech, Ugur Sahin, espera tensiones en el reparto

Ugur Sahin, CEO y fundador de Biontech Reuters

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En un tiempo récord de diez meses, la empresa de biotecnología Biontech con sede en Maguncia, ha desarrollado la vacuna BNT162b2 contra el coronavirus , que ofrece una eficacia superior al 90% y un punto de inflexión en el desarrollo de la pandemia. El mundo entero celebra este hallazgo con admiración mientras su descubridor, Ugur Sahin , se preocupa por la posibilidad de que la distribución de la vacuna sucumba a intereses de los más ricos. En su primera entrevista tras el anuncio del descubrimiento, asegura que supervisará un «proceso justo» con respecto al reparto de dosis . «Esperamos poder entregar una gran parte de los 200 millones de dosis para Europa y los 100 millones de dosis para EE.UU. en la primera mitad de 2021», ha declarado al Frankfurter Allgemeine Zeitung.

El CEO y fundador de Biontech, Ugur Sahin, espera tensiones en el reparto . La empresa tiene actualmente varios contratos con EE.UU., Inglaterra y otros países. «Intentaremos proporcionar vacunas en las diferentes regiones de acuerdo con una división justa», dice Sahin. Después de que la americana Pfizer invirtiese en la investigación el pasado mes de marzo y de que el todavía presidente de Estados Unidos Donald Trump alardease de que su país recibiría el suministro por delante de los demás, Biontech estableció condiciones y precontratos con gobiernos de diversas áreas geográficas del planeta, aunque en las más vulnerables, la ausencia de sistemas logísticos adecuados retrasará sin duda el reparto de las vacunas. Ante la alta demanda en las próximas semana, que superará la oferta, según reconoce el jefe de Biontech, llegará una relajación en 2021, cuando la capacidad de producción «aumentará significativamente».

Sahin está dispuesto además a vender la vacuna por debajo de los precios habituales del mercado. El precio seguirá reflejando los riesgos financieros en los que incurrieron sus inversores privados, ha dicho el director de estrategia de BioNTech , Ryan Richardson, en un evento online del Financial Times. «Nosotros tratamos de adoptar un enfoque equilibrado que reconozca que la innovación requiere capital e inversión». Pero Sahin considera que la vacuna debe valorarse muy por debajo de los precios típicos del mercado , «que reflejan la situación en la que nos encontramos, con el objetivo de garantizar un amplio acceso a nivel mundial». Sus palabras apuntan a que probablemente habrá diferentes precios dependiendo de los países, para que todos los gobiernos puedan pagarla.

La compañía alemana BioNTech se orienta desde su fundación en 2008 la generación de inmunoterapias personalizadas para pacientes de cáncer. Y ha adaptado una de sus especializaciones, el uso del ARN mensajero que supone un punto de inflexión en la batalla contra el coronavirus. Y su desarrollo se debe a la pareja de científicos que fundaron la empresa y que desde enero se volcaron en la vacuna , los alemanes de origen turco Ugur Sahin y Oezlem Tuereci. El primero, de 55 años, llegó al país europeo con su familia cuando acababa de cumplir cuatro. Su padre empezó a trabajar en una factoría de la empresa automovilística Ford. Su esposa y colega Oezlem Tuereci, dos años más joven, tiene igualmente raíces turcas, aunque nació en Lastrup, en el centro de Alemania.

Sahin, un hombre «humilde y agradable» que acude a las reuniones de negocios en vaqueros y llevando una mochila y el casco para la bici

Matthias Kromayer, miembro de la junta de la firma de capital de riesgo MIG AG, cuyos fondos han respaldado a BioNTech desde sus inicios en 2008, define a Sahin como un hombre «humilde y agradable» que acude a las reuniones de negocios en vaqueros y llevando una mochila y el casco para la bici.

Ugur Sahin persiguió tenazmente su sueño de la infancia de estudiar Medicina. Trabajó en hospitales universitarios en Colonia y Homburg; en este último conoció a Tuereci, hija de un médico turco que había emigrado a Alemania. La investigación médica y la oncología se convirtieron en una pasión compartida hasta que el coronavirus los impulsó a cambiar temporalmente de prioridad. La vacuna consiste en inyectar material genético, ARNm, una sustancia mensajera muy versátil, que dará órdenes a las células para que fabriquen proteínas que serán las que ataquen y maten al virus. Esperan tener listas 50 millones de dosis antes de final de año y fabricar otros 1.300 millones de dosis en 2021.

Subida de acciones

Tras el anuncio de los últimos datos, que confirman por parte de un equipo independiente la efectividad de la vacuna, el precio de las acciones de BioNTech subió más de un 20% en solo las primeras horas. Sahin se beneficia personalmente porque además de ser el jefe de Biontech posee el 18% de la empresa. Después de los principales propietarios, Thomas y Andreas Strüngmann, que ya en su día comercializaron exitosamente los productos del fabricante de medicamentos Hexal, es el segundo mayor accionista de la empresa. Sin embargo, en sus propias palabras, Sahin no está particularmente interesado en el hecho de que se ha convertido en uno de los alemanes más ricos . «No me interesa el valor de mi paquete de acciones. Lo que queremos y en lo que centramos nuestros esfuerzos es en construir una empresa comparable a gigantes biotecnológicos como Amgen o Genentech. Queremos crear valor a largo plazo», explica, «eso es lo que realmente me interesa».

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