Corregir la posición del paciente durante la radioterapia mejora la supervivencia

Las diferencia de apenas unos cuantos milímetros en la postura pueden implicar que el tratamiento dirigido a los tumores se aproxime al corazón y causar daños inintencionados

Nuevo equipo de radioterapia donado por Amancio Ortega en un hospital de Sevilla Raúl Doblado
Esther Armora

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Diferencias muy pequeñas en la forma en que un paciente yace tumbado durante la radioterapia del cáncer de pulmón o de esófago pueden tener un impacto en sus probabilidades de sobrevivir, según una investigación presentada este domingo en el congreso de la Sociedad Europea de Radioterapia y Oncología (ESTRO).

Según el estudio, las diferencias en la postura del paciente, de apenas unos cuantos milímetros, pueden implicar que el tratamiento dirigido a los tumores se aproxime ligeramente al corazón, donde puede causar un daño inintencionado y reducir la supervivencia.

El trabajo, que ha sido presentado por Corinne Johnson, una estudiante de doctorado en física médica en el Centro de Investigación del Cáncer de Mánchester (Reino Unido), sugiere que la supervivencia podría mejorarse ciñendo mejor las guías para asegurar que los pacientes están colocados de manera aún más precisa.

Johnson estudió un grupo de 780 pacientes con cáncer de pulmón que habían sido tratados con radioterapia y para cada tratamiento, ubicó a los pacientes en la máquina de radioterapia y les tomó una imagen para confirmar que yacían con un margen de 5 milímetros de su posición original.

Los investigadores usaron los datos de esas imágenes para calibrar con qué precisión se había suministrado la dosis de radiación en el tratamiento, y si se había movido ligeramente más cerca o más lejos del corazón del paciente.

Cuando compararon los datos con las probabilidades de supervivencia, se dieron cuenta de que los pacientes con radiación ligeramente desplazada hacia el corazón eran un 30 % más proclives a morir que aquellos en los que la radiación se había desplazado a una distancia similar, pero alejándose del corazón.

Al repetir la investigación con un grupo de 177 pacientes de cáncer de esófago, hallaron diferencias incluso mayores, en torno al 50%.

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