Desde que nació el debate sobre poner fin a las mascarillas en interiores, muchos profesores han avisado de que hay estudiantes que no quieren quitársela por los complejos que les genera mostrar sus rostros. Los dos años de pandemia han provocado que nos acostumbremos a vernos los unos a los otros son media cara tapada, y un estudio ha descubierto que la inseguridad de esos alumnos tiene una base científica.
La investigación, llevada a cabo por dos profesores de la facultad de Psicología de la Universidad de Cardiff, Oliver Hies y Michael B. Lewis, concluye que «los rostros se consideraron más atractivos cuando están cubiertos por mascarillas » , y que, «contrariamente a lo esperado, el atractivo básico no interacta con el tipo de oclusión».
Es decir, no es cuestión de tapar la parte inferior de la cara (nariz y boca, principalmente), sino en general una zona del rostro, que el cerebro de la otra persona se encarga de reconstruir de forma positiva.
Para realizar el estudio, se pidió a 43 mujeres que valorasen en una escala de belleza del 1 al 7 a un grupo de hombres desconocidos . Aquellos que aparecían en las fotografías con mascarilla tuvieron una puntuación más alta (entre 3,6 y 3,8 sobre 5) que los que no la llevaban puesta (entre 3,4 y 3,6). Además, la investigación también ha descubierto que la percepción es más positiva si la mascarilla es quirúrgica y no de tela.
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