China se blinda contra los casos importados tras controlar el coronavirus

Todos los pasajeros de vuelos internacionales que aterricen en Pekín deberán someterse a una cuarentena de 14 días en centros del Gobierno, pero que ellos deberán pagar

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China ha pasado de pararse por completo para frenar la epidemia del coronavirus a blindarse contra los casos importados AFP
Pablo M. Díez

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En menos de dos meses, China ha pasado de pararse por completo para frenar la epidemia del coronavirus , que ya considera controlada, a blindarse contra los casos importados debido a su rápida propagación por todo el mundo. Aparte de en Wuhan, donde estalló el brote en enero, las autoridades ya no diagnostican casos nuevos diarios ni en el resto de la provincia de Hubei ni en ninguna otra parte del país. Solo en los aeropuertos, donde el sábado detectaron a 16 viajeros infectados procedentes del extranjero, cuatro veces más que los casos contabilizados en Wuhan esa jornada.

Con ellos, son ya 111 los casos importados de coronavirus en China, que certificó también el sábado diez nuevos fallecimientos, todos en la ciudad de Wuhan. En total, la epidemia ha dejado más de 80.000 contagiados y 3.199 fallecidos, según el último recuento oficial de la Comisión Nacional de Salud. Una tragedia que podría repetirse en cualquier país grande de Europa porque la epidemia quedó acotada a la provincia de Hubei, con 60 millones de habitantes y donde su capital, Wuhan, sufrió la mayoría de infectados y víctimas mortales.

Ahora que ha pasado lo peor y las ciudades vuelven a recuperar la normalidad, como se ve en las cada día más transitadas calles de Shanghái, el mayor riesgo para China son los casos importados. Para impedir que provoquen un rebrote, todos los pasajeros de vuelos internacionales que aterricen desde este lunes en el aeropuerto de Pekín tendrán que cumplir una cuarentena de 14 días en centros designados por el Gobierno y vigilados, no en sus hoteles o domicilios como hasta ahora. Además, tendrán que pagarlo de su bolsillo. La cuarentena voluntaria solo será permitida en circunstancias especiales, pero cualquiera que se la salte o aporte información falsa para esquivarla será responsable ante la ley, informa la Prensa oficial. Aunque esta medida solo se aplicará de momento en los aeropuertos de Pekín, lo más probable es que se extienda al resto del país porque los casos importados de coronavirus han sido detectados también en Shanghái y cinco provincias más.

Tras la enorme disrupción que ha provocado la epidemia durante las siete últimas semanas, que obligó a cerrar a cal y canto la provincia de Hubei, el autoritario régimen de Pekín sigue con sus medidas draconianas. A tenor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), son las únicas que sirven para contener la pandemia y ya las están aplicando Italia y España, que han encerrado en casa a toda su población.

Lo mismo ha hecho el presidente filipino, Rodrigo Duterte, con la capital, Manila , que ha sido cerrada por la Policía y el Ejército durante un mes y donde impera el toque de queda desde las ocho de la tarde hasta las cinco de la madrugada. Además de cancelar las misas y reducir los horarios comerciales y el número de pasajeros en los transportes públicos, Manila ha decretado unas estrictas normas de «distancia social» en toda su área metropolitana, que incluye 16 ciudades y un municipio donde viven en total 13 millones de personas. Hasta el sábado por la noche, en este archipiélago de 11.000 islas se habían registrado oficialmente 111 casos de Covid-19 y ocho fallecidos. Aunque no son demasiados, se sospecha que podrían ser muchos más y el Gobierno trata de impedir que estalle una epidemia que sería catastrófica para un país con tan escasos recursos sanitarios.

Ese es también el temor de otro gigantesco archipiélago como Indonesia , donde su presidente, Joko Widodo, ha cerrado colegios y ha pedido que se trabaje desde el hogar. «Lo más importante ahora es la distancia social. En estas condiciones deberíamos trabajar desde casa, estudiar desde casa y rezar en casa», señaló Widodo. Según recoge el periódico «South China Morning Post», tanto él como otros miembros de su gobierno se someterán a la prueba del coronavirus después de que el ministro de Transportes, Budi Karya Sumadi, diera positivo y haya sido aislado en un hospital. Hasta el domingo, en Indonesia se habían contabilizado 117 infectados y cinco fallecidos.

En la vecina Malasia los casos sufrieron este domingo su mayor subida diaria, 190, y se situaron en 428, la cifra más alta en el Sudeste Asiático. Como viene ocurriendo en todos los países, los nuevos contagios estarían vinculados a reuniones masivas, en este caso en una mezquita.

Eso fue también lo que sucedió, pero en una secta cristiana, en Corea del Sur , que va frenando la epidemia después de casi un mes de esfuerzos titánicos, pruebas masivas y prevención social. Por primera vez en 23 días, el número de contagiados bajó de cien el domingo. A tenor de la agencia Yonhap, fueron 76, lo que arroja un total de 8.162 enfermos, la mayoría vinculados a dicha secta, Shincheonji, y localizados en tres ciudades al sudeste del país, declaradas oficialmente zonas catastróficas. Con 75 víctimas mortales ya, hay 63 pacientes en estado crítico.

Enfrentándose a una acuciante falta de máscaras, Japón ha impuesto este domingo una ley que pena su reventa con hasta un año de cárcel y una multa de un millón de yenes (8.330 euros). Con 600 infectados y otros 700 de la desastrosa cuarentena del crucero Diamond Princess, el archipiélago nipón ha suspendido las clases y actos públicos y preparado una ley para declarar el estado de emergencia por si empeora la epidemia, que amenaza muy seriamente a los Juegos Olímpicos de Tokio este verano.

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