Capellanes en los hospitales: «Lo más duro es el aislamiento que sufren los enfermos de coronavirus»

Cerca de un centenar de sacerdotes acompañan a los enfermos en los hospitales de Madrid, la más afectada por el coronavirus

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El padre Gaetán junto a Iñaki Gallego, ambos capellanes ABC

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Los hospitales de Madrid trabajan a marchas forzadas para atender a todos los enfermos por coronavirus. El goteo de pacientes es constante pero el ánimo del personal sanitario mejora al ver el aumento de enfermos que consiguen ser dados de alta. «La vida del hospital se va complicando cada día , hay bastante intensidad de trabajo, pero ya se están empezando a dar muchas altas», comenta el padre Iñaki Gallego, uno de los cien capellanes que trabajan en los hospitales de Madrid. En toda España, suman casi medio millar.

Su labor cotidiana también ha cambiado mucho estos días, ya que el miércoles de la semaan pasada los voluntarios tuvieron que abandonar el centro y se restringieron todas las visitas para minimizar el riesgo de contagio. «Nosotros contábamos con 200 personas que nos ayudaban en el hospital a acompañar a los enfermos, pero ahora nos hemos quedado solo los cinco sacerdotes», comenta el padre Iñaki.

Para evitar los contagios, además de utilizar un traje especial, los capellanes llevan monodosis con los santos óleos para administrar la unción de los enfermos . Las sagradas formas también se guardan en bolsas individuales y no llevan el libro del Misal, sino solo un folleto. «Todo el material que usamos cuando visitamos a los enfermos se descarta y luego se incinera con el resto de residuos del hospital», asegura el sacerdote. Además de ver a los pacientes, el padre Iñaki también se dedica a acompañar al personal sanitario. «Hay que ayudar a quitar hierro y suavizar la situación», comenta.

Pese a estar más expuesto al coronavirus que cualquier ciudadano de pie, el capellán sigue al lado de los enfermos sin mayor preocupación. «Estoy tranquilo -asegura-. De lo que tengo más cuidado y precaución es de hacer todo lo posible para no expandir este virus».

La situación de aislamiento a la que son sometidos los pacientes con coronavirus «es muy dura», según comenta este sacerdote. «Los enfermos no pueden tener ningún acompañante salvo que estén en estado crítico y entonces puede haber un familiar hasta la muerte. Los médicos tienen que informar a los familiares por teléfono. Nosotros en algunos casos hacemos de mediadores e intentamos serenar tanto a los familiares y como a los enfermos», señala.

Sin misa en algunos centros

El subdelegado de la Pastoral de la Salud de la Archidiócesis de Madrid, Gerardo Dueñas, señala que pese a la crisis sanitaria los capellanes «están trabajando con normalidad» haciendo «en la medida de lo posible acompañamiento a los enfermos, escuchándolos y administrándoles los sacramentos». « Entramos a las zonas de aislamiento en caso de estricta necesidad como es la unción de los enfermos o por una situación de angustia grande tanto de algún familiar como de un enfermo», añade el padre Iñaki.

El padre Dueñas, que también es capellán, asegura que «el miedo que sienten estos pacientes no es diferente al que sienten los demás enfermos». Sin embargo, reconoce que «hay más miedo en Oncología que en la zona de coronavirus», asegura.

En muchos hospitales la celebración de la misa ha sido suprimida por seguridad, sobre todo en aquellos centros hospitalarios, donde los pacientes están en cuidados paliativos o están inmunodeprimidos. «Muchos capellanes me preguntan qué hacer. Lo que hay que hacer es cumplir con las indicaciones de las autoridades sanitarias», comenta el director del Departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal, José Luis Méndez.

Este sacerdote y médico asegura que «la consigna ahora mismo es tranquilizar y obedecer». «Hay que tomar las medidas de precaución que indiquen las enfermeras y los médicos. Si les prohíben entrar a ver a un paciente que está diagnosticado con coronavirus y se encuentra muy delicado pues no deben entrar a verle. Hay calma entre los capellanes pero también tienen que lidiar con el personal sanitario que está bajo mucha presión, muy estresados y preocupados», asegura.

El padre Méndez también subraya la tarea encomiable que está realizando el personal sanitario. « Quisiera transmitirles mi agradecimiento más absoluto a la labor que están haciendo porque me consta que los médicos -yo también soy médico- se están jugando el tipo atendiendo personas que muy probablemente tengan coronavirus con unas condiciones de seguridad muy justitas y sin embargo no se van a su casa».

En este sentido, añade que los capellanes también «están haciendo un esfuerzo muy grande ». «La Iglesia hace lo que siempre ha hecho que es acompañar a los enfermos y liberar a las personas de sus miedos», completa el padre Dueñas.

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