El cardenal Ricardo Blázquez en la inauguración de la Asamblea Plenaria
El cardenal Ricardo Blázquez en la inauguración de la Asamblea Plenaria - Eduardo De San Bernardo

Blázquez rechaza la maternidad subrogada porque «no respeta la dignidad de la madre de alquiler ni la del niño»

El cardenal de Valladolid inaugura la Asamblea Plenaria en la que se renovarán todos los cargos de la Conferencia Episcopal, excepto el del secretario general

Madrid Actualizado: Guardar
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En las elecciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE) no hay candidatos ni programas, pero su presidente, el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, inauguró este lunes la 109º Asamblea Plenaria «con algunas consideraciones» sobre el futuro de esta institución eclesial.

«Sin pretender mínimamente señalar por dónde debe caminar» la Conferencia Episcopal los próximos años, el cardenal destacó el papel fundamental de «la sinodalidad» en la Iglesia porque fomenta «la escucha recíproca». «En una Iglesia sinodal, el Sínodo de los Obispos es solo la manifestación más clara de un dinamismo de comunión que inspira todas las decisiones eclesiales», afirmó Blázquez, siguiendo la línea de reformas iniciada por el Papa Francisco desde el inicio de su Pontificado, hace justamente este lunes cuatro años.

Propone una reforma como la de la Curia Romana en los órganos de la Conferencia Episcopal Española

Con un tono sereno y cordial, el arzobispo de Valladolid también señaló la necesidad de modificar el organigrama de la Conferencia Episcopal y la organización de los servicios pastorales de las diócesis para adaptarlo a las reformas de la Curia Romana. «Varios principios inspiran este cambio estructural: simplificación, concentración en lo fundamental, agilidad en el funcionamiento, eficacia en la prestación de los servicios evitando en lo posible lentitudes innecesarias y dispersión de esfuerzos personales», indicó.

Un lugar para la Iglesia en el Pacto Educativo

Sin embargo, la mayor parte del mensaje del cardenal Blázquez ante la Asamblea Plenaria --que renueva todos los cargos de la Conferencia Episcopal, excepto el de secretario general-- estuvo centrado en la actual situación social y política de España.

Sobre el Pacto de Estado de Educación que prepara una subcomisión del Congreso, el cardenal de Valladolid recordó que «la Iglesia quiere y tiene derecho a estar presente». «Apoyamos no solo la enseñanza católica, sino también la de otras confesiones cristianas o religiones reconocidas por el Estado», aseguró.

Con un espíritu abierto, el cardenal también invitó a todos los obispos a realizar «una profunda reflexión» capaz de orientar «convenientemente» a los ciudadanos ante la situación de incertidumbre y desasosiego que atraviesa Europa y algunos países «con una trascendencia inmensa en la marcha de la humanidad». Dentro de este contexto, también se refirió sin más detalle a la configuración de las Cortes, «muy diversa de las anteriores legislaturas» y «la resituación de los partidos políticos con sendos congresos».

Pide «diálogo» y «respeto mutuo» ante el nuevo escenario político

Frente a los desafíos que esperan a España, el cardenal apeló al «diálogo», un valor que, según recordó, requiere además «respeto mutuo». También pidió no perder de vista algunos «criterios éticos», como la defensa de la dignidad humana. Por ello, rechazó la maternidad subrogada, al asegurar que «no respeta la dignidad de las llamadas 'madres de alquiler' ni la del niño, cuando este se consigue al margen del ámbito digno para ser concebido, gestado junto al corazón de la madre, esperado y recibido como persona». Al respecto, insistió en que «no todo lo que técnicamente se puede hacer respeta la dignidad de las personas».

Ante el escalofriante aumento en el número de víctimas de la violencia machista, Ricardo Blázquez abogó por «educar la conciencia moral». «Las medidas que deban ser adoptadas para proteger la vida de la mujer no bastan si no reciben el refuerzo de la formación ética», aseveró el cardenal, quien insistió en la urgencia de «custodiar y promover la dignidad de la persona humana y la identidad del matrimonio».

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