Bieito Rubido, diez años trepidantes en la dirección de ABC

Completa su etapa dejando al periódico como uno de los grandes líderes digitales

Bieito Rubido, director de ABC durante diez años ABC
Luis Ventoso

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Bieito Rubido, nacido en septiembre de 1957 en su Macondo particular, Cedeira, en la costa norte coruñesa, ha ejercido la dirección de ABC durante diez años informativamente trepidantes. En su etapa, el periódico hubo de contar la resaca de la crisis de 2008, el auge de los populismos, los graves casos de corrupción que deterioraron la vida pública, la abdicación de un Rey y su marcha, el levantamiento independentista en Cataluña y una inesperada pandemia que atenaza al mundo. En todos esos frentes consiguió que ABC se convirtiese en una voz muy escuchada, tanto por su información exclusiva como por sus posiciones editoriales y acierto predictivo (por ejemplo, en marzo de 2012 publicó una portada bajo el título «Cataluña, tenemos un problema», que suscitó mucha controversia, pero los acontecimientos posteriores acabaron confirmando lo que allí se denunciaba; del mismo modo, a finales de enero ABC ya dedicaba sus portadas monográficas al Covid-19, mientras las autoridades españolas desdeñaban la amenaza).

Rubido asumió el desafío de dirigir un diario de la envergadura, categoría e historia de ABC –117 años– con amplio bagaje previo. Como otros periodistas de su generación ha vivido un viaje irrepetible: del plomo a las webs. Veló sus primeras armas ante una máquina de escribir, primero en «Ferrol Diario», luego en la redacción madrileña de «Informaciones» y en la dirección de «La Voz de Galicia», uno de los diarios regionales más destacados. Completa su etapa dejando a ABC como uno de los líderes digitales en España, tras un gran trabajo conjunto impulsado por la cúpula de Vocento, y después de haber completado una transición que ha volcado a toda la redacción en la web. El próximo hito será la oferta digital de pago, importante proyecto. Rubido ha sido también hombre de radio, como director de Antena 3 Galicia; de televisión, al frente del circuito autonómico de la cadena A3, y hasta emprendedor de prensa, como fundador de un periódico deportivo que vendió con éxito («el único negocio que me ha salido bien», suele decir en una de sus bromas recurrentes, y probablemente cierta).

Paul Johnson, veteranísimo periodista e historiador inglés , describió en un encantador artículo, «Felicidad en la redacción», las cualidades de un buen director. «No es preciso que sea un superhombre, ni una mujer maravilla. Pero debe ser capaz, enérgico, ingenioso, rápido, paciente y muy perseverante. El coraje es absolutamente esencial, porque un jefe de redacción debe ser capaz de decirle al dueño: “Despídame si quiere, pero hasta entonces déjeme en paz”. Un jefe de redacción se las puede apañar inspirando temor a sus redactores, pero la admiración, o al menos un respeto teñido de reverencia, produce mejor trabajo». Por último, Johnson recuerda que un gran director ha de tener sentido del humor –«porque las redacciones están plagadas de crisis, y la risa disuelve la tensión y eleva las ventas»–, y mantener las puertas de su despacho siempre abiertas. Bieito Rubido cultivó esas cualidades , a las que añadió otra: un temple educado y tranquilo. En diez años no se le ha escuchado una riña a gritos en la redacción.

Rubido siempre quiso «un ABC con pensamiento». Impulsó primeros planos sobre la regeneración y reorganización de España, la defensa del español, contra los «falsos paradigmas» ideológicos o sobre la disrupción digital. Pero un periódico sin noticias sería solo «relaciones públicas». En su etapa, ABC ha destacado por sus exclusivas, desde el caso ERE, que nació en nuestra redacción de Sevilla, hasta la enfermedad de Chávez, un hito mundial; la tesis de Sánchez, la financiación opaca de Podemos, o recientemente la noticia del paradero de Juan Carlos I en Emiratos. Además de fomentar la búsqueda de información propia, seña distintiva de todos los medios de Vocento, ha sido un director que traía noticias, fruto de su enorme agenda, forjada en un agotador rosario de comidas y cenas con todo el «quién es quién» español. 

En la redacción de ABC apostó por la promoción interna y por las mujeres. Nombró a Montserrat Lluis directora adjunta, convirtió a Mayte Alcaraz y Yolanda Gómez en subdirectoras, a Nuria Ramírez en responsable de Sociedad, María Jesús Pérez en jefa de Economía o Laura Pintos en la web. A los periodistas jóvenes –y no tan jóvenes– les recomendaba: «Sed humildes» y «no dejéis nunca de formaros». Diplomático por naturaleza, liberal y conservador de talante, adicto a las anécdotas y espíritu libre y algo ácrata, fue el primer director de un gran diario madrileño que circuló en taxi y su relación con la puntualidad horaria era compleja (en cualquier conversación siempre tiene paciencia para un ratito más). Detectar su estado de ánimo resultaba sencillo. Si el periódico había brillado y estaba contento, las anécdotas de su infancia en Cedeira no se agotaban en las reuniones del consejo de redacción («¿os he contado lo de aquel marinero que en la época de Tom Jones iba diciendo por el puerto quieres que te silbe “Delilah” en inglés?»). Si había nubes, peligraba el paquete de galletas que custodiaba su secretaria, Victoria. Pero también para eso tenía su explicación: «El azúcar es el combustible de la inteligencia».

Concluye la estupenda etapa de Bieito Rubido, el segundo director que más tiempo ha permanecido al frente de ABC, y el periódico, una gran obra colectiva y sostenida en el tiempo, seguirá avanzando, ahora con Julián Quirós.

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