Los Belenes con más solera de España

Pionero y real

El Palacio Real alberga desde el s XVIII el conocido como «Belén del Príncipe». Lleva este nombre porque fue un regalo de Carlos III a su hijo, el futuro Carlos IV. «A la venida del monarca y su esposa, para reinar en España, su querido Belén napolitano viajó con ellos. Fue el primero en llegar a España y gracias a él fue creciendo la tradición belenista», explica a ABC Daniel Guindulain, restaurador de Patrimonio Nacional y uno de los cuatro responsables del montaje de esta joya, junto a Ángel Golau, Miguel Ángel Gacho y Margarita Tapia.

De origen napolitano, las piezas originales suman cerca de 3.000, pero solo se exponen entre 70 u 80, ya que muchas de ellas necesitan ser restauradas, indica Guindulain. Cada año más de 20 personas de Patrimonio Nacional son las encargadas de poner en escena el nacimiento de Jesús y de introducir alguna innovación para que los 24.000 visitantes que se acercan a disfrutar de este obra de arte tengan curiosidad por repetir en las Navidades siguientes.

Como todos los años, los técnicos de patrimonio se inspiran en las colecciones y sitios reales y por ello en esta ocasión han incoporado las figuras de los reyes Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma, de quienes este año se cumple el bicecentenario de su fallecimiento. También han añadido la fachada de los conventos de la Encarnación y las Descalzas Reales, de los que se celebra una exposición en las Salas Génova del Palacio Real.

«Todo el mundo participa. Yo soy el primero en ponerme en septiembre en 'modo Belén' . Cuando me ven por los pasillos me dicen: 'Ahí viene la Navidad'. Luego se van sumando los ebanistas, los jardineros, los guarnicioneros, los encuadernadores, etc... Somos como hormiguitas que van despacio, pero trabajamos mucho», explica Daniel, quien lleva más de dos décadas al frente del montaje de este Belén, pero «con la ilusión del primer día». La entrada para disfrutar de esta joya napolitana en el salón de Los Alabarderos del Palacio Real es gratuita, informa Laura Daniele.

Un Belén gigante

La zaragozana Plaza del Pilar acoge cada año un belén gigante que presume de ser, en sus características, el más grande de España. Sorprende no solo la dimensión de este belén sino el detallismo con el que se diseñan y montan cada uno de sus múltiples espacios y detalles.

Ocupa un total de 1.175 metros cuadrados, de los que 230 corresponden a superficies de paso por las que discurren los visitantes. Está preparado de tal forma que su recorrido permite sumergirse totalmente en esta cuidada recreación, un paseo por un auténtico poblado en el corazón de la gran ciudad que es Zaragoza.

El diseño corre a cargo cada año del área de Parques y Jardines del Ayuntamiento, y en su montaje intervienen los distintos gremios de las brigadas municipales de obras. El trabajo es considerable: se utilizan 700 metros cúbicos de tierra vegetal, 100 metros cúbicos de arenas blancas, 130 árboles, 762 pequeñas plantas y arbustos, 175 plantas florales, se recrean nueve edificaciones, la entrada está dotada de una muralla y se instala una noria que funciona realmente con un curso de agua en un pequeño estanque. Y todo eso completado por una extensa lista de figuras a tamaño real o prácticamente real: 45 figuras humanas y otras tantas de animales de lo más variado.

Cada año pasan por este emblemático belén zaragozano cientos de miles de personas, entre las que abundan visitantes que estos días se acercan a la capital aragonesa, informa Roberto Pérez.

Buen estado de conservación

El Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias «González Martí» acoge en su sede en Valencia, hasta el 2 de febrero, un belén tallado por distintos escultores napolitanos del siglo XVIII, que destaca por el realismo con el que está elaborado y su buen estado de conservación.

El belén, fechado en el siglo XVIII, está compuesto por 29 figuras de distintos tamaños, entre 10 y 40 centímetros. Entre ellas encontramos «el Misterio» -la Virgen, San José y el Niño Jesús-, dos ángeles, los tres reyes magos, catorce pastores y siete animales -entre los que destacan los caballos de sus majestades-.

Las figuras están realizadas en alambre recubierto de estopa, con la cabeza modelada en terracota, las extremidades de madera tallada y los ojos de vidrio. Los personajes visten tejidos de la época -tela, seda, hilos dorados o raso- que se realizaron en la Real Fábrica de Tejidos, fundada por Carlos III en San Leucio, cerca de Nápoles.

Además, en la confección de sus complementos podemos encontrar materiales como cuentas de coral y perlas, castañuelas de marfil, estribos y coronas de metal o un incensario de plata.

Para las famílias con niños mayores de tres años, el museo ha preparado un taller complementario y gratuito en el que se explica el origen de los belenes y las características propias de los napolitanos. A continuación, se trabajan estos conceptos en una actividad en la que hay que realizar una figura de belén con diversos materiales.

El Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias «González Martí» está ubicado en el palacio del Marqués de Dos Aguas (calle Poeta Querol, 2) y está abierto al público de martes a sábado, de 10 a 14 y de 16 a 20 horas, y los domingos, de 10 a 14 horas. Permanecerá cerrado los lunes y los días 24, 25 y 31 de diciembre, y 1 y 6 de enero, informa Toni Jiménez.

El más espectacular

Por su ubicación, como es el claustro bajo de la impresionante Catedral de Burgos, por su dimensión y por su complejo montaje, el Belén Monumental del Regimiento de Transmisiones número 22, es considerado uno de los más espectaculares de España. Se trata de una escenificación de toda la historia bíblica que, en más de cien escenas, narra desde el Génesis hasta el Apocalipsis en una completa recreación audiovisual a la que dan forma 12 kilómetros de cable, 500 puntos de luz, 18.000 vatios de potencia eléctrica y más de 3.200 figuras, 54 de ellas dotadas de movimiento.

La visita a este Belén Monumental se ha convertido en una cita obligada en al Navidad burgalesa. Desde que se instaló por primera vez en 1994 ha ido creciendo en dimensión hasta que hace tres años sus promotores, del Regimiento de Transmisiones 22, con base en Burgos, apostaron por mejorar su estética y modernizar alguna de sus partes. En eso se han volcado en esta edición, que ya ha abierto sus puertas. Además, la colaboración de otras unidades militares en el montaje, con partes móviles, con luces que simulan el paso del día a la noche, e incluso con inclemencias meteorológicas, ha hecho que cambie su nombre de forma oficial y pase a llamarse por el que ya utilizaban los burgaleses en los últimos años: «El Belén del Ejército».

El cabo primero Samuel Martín, uno de los coordinadores del montaje, se muestra entusiasmado con las mejoras que pueden verse en esta edición. Parte de ellas se han centrado en los detalles visuales del paisaje y en dar mayor homogeneidad a todo el conjunto. Así, destaca especialmente el Palacio de Herodes que desde hace años era una caja de munición modificada. Ahora se ha utilizado una maqueta mucho más elaborada e, incluso, se han añadido detalles y soldados nuevos.

Sin embargo, uno de los cambios que más llama la atención a los visitantes será la fortificación romana, en la que se ha cambiado totalmente el concepto. Es una construcción en madera que se ha hecho recreando un pueblo que se ha inspirado en Numancia. En el nuevo diseño, los romanos ya no están dentro de la fortificación, sino en el exterior, en actitud de asedio.

Las mejoras que se realizan cada año requieren de una inversión que sale siempre de empresas e instituciones patrocinadoras porque lo que se obtiene de la entrada-donativo va a parar íntegramente a donaciones que varían cada año. Una constante es la ayuda para las obras de la Catedral, que este año recibirán de nuevo apoyo junto a Cáritas Castrense; la Asociación de Daño Cerebral de Burgos, la Asociación burgalesa de Laringectomizados y la Asociación «Las Calzadas» de familiares de personas con discapacidad intelectual, informa Pedro Sedano.

Casi un siglo de arte efímero

Cataluña ha sido tierra de grandes escultores de figuras de pesebre, entre los que destaca Ramon Amadeu, Domènech Talarn o Lambert Escaler, cuyas obras pueden observarse en el Museo Etnológico y de Culturas del Mundo que tiene Barcelona, con más de 10.000 figuras de toda preferencia. Con todo, por su tradición, entre los belenes con más valor del territorio catalán se encuentran los que se exponen año tras año en la iglesia de Belén, en Las Ramblas de Barcelona.

Allí, desde hace 93 años, cada diciembre se exponen dioramas, elegidos por la Asociación de Pesebristas de Barcelona, que cuenta con 150 años de historia. Cuando se inició la modesta muestra se pusieron allí diez escenas, las que cabían en la cripta y ahora, aunque podrían buscar un local de mayores dimensiones, año tras año siguen allí. “Es parte de la gracia. Cada año montamos los dioramas más grandes en toda la ciudad de Barcelona”, explica a ABC Josep Maria Porta, presidente de la asociación.

Allí, la recreación de paisajes catalanes es una de las pocas condiciones: la viña o los olivos acompañan a las diminutas escenas representadas, que por mucho que parezcan sencillas acarrean meses de trabajo, y es que tras la Semana Santa ya se empiezan a preparar los dioramas. “Es trabajo pero la satisfacción de poder hacer una obra de arte efímera y de poderla comentar con el público lo compensa todo”, añade.

Mención aparte merece el pesebre tradicional que monta la misma Asociación en los porches del Museo Marés, en el barrio gótico de la capital catalana. No tiene una larga tradición, pues fue un encargo del gobierno de Ada Colau hace tras años, cuando se apostó por organizar un segundo belén, clásico, para intentar esquivar así la polémica con el que se pone en la plaza Sant Jaume, que en principio es más artístico y que a la práctica acaba siendo fuente de polémica por su carácter transgresor. Este belén, que este año cuenta con una escenografía que recuerda a las míticas montañas de Montserrat, tiene unas figuras italianas realizadas expresamente para el consistorio y materiales naturales.

Una joya en proceso de restauración

El nacimiento más simbólico de Mallorca y seguramente uno de los más antiguos de Europa es el denominado Belén de Jesús, ubicado en la iglesia de la Anunciación —conocida como La Sang— de Palma. Estas Navidades, sin embargo, los mallorquines no podrán disfrutar de él, ya que el proceso de restauración del conjunto de sus figuras se encuentra en estos momentos aún en su fase inicial, según confirmaron a ABC fuentes oficiales del Consell de Mallorca.

Más allá del belén, en la iglesia de la Anunciación se encuentra el Santo Cristo de La Sangre, que quizás sea la figura que más devoción genera en la isla y cuya imagen sale cada año en la Procesión del Jueves Santo.

Por lo que respecta al Belén de Jesús, cuya antigüedad dataría del siglo XV, está catalogado además como un Bien de Interés Cultural. El conjunto escultórico está formado por 23 piezas de madera dorada y policromada, más cinco ángeles, tres querubines y la paloma del Espíritu Santo. Su restauración se comenzó a preparar ya en 2015, con la realización de numerosos estudios previos.

Así, se hizo un análisis histórico artístico para conocer el origen e intervenciones que ha sufrido este nacimiento desde su creación. Además, se llevó a cabo un amplio análisis científico que examinó con radiación ultravioleta las piezas para identificar la presencia de diferentes capas de policromía. A raíz de los análisis efectuados en los laboratorios del Instituto del Patrimonio Cultural de España, se constató que la policromía original se corresponde con la de la escuela hispano-flamenca de los siglos XV y XVI. Dicha policromía tardogótica se caracteriza por la presencia de brocados aplicados, de los cuales se conservan algunos enteros.

Las láminas de oro analizadas en la arquitectura de la cueva muestran, además, que el original es un dorado al bol rico en magnesio, hecho que era habitual en policromías góticas y barrocas en el Reino de Aragón. Los estudios también permitieron comprobar que figuras como las de la Virgen María y San José están cortadas a partir de un único tronco, informa Joseph María Aguiló.

La tradición más realista

El belén de Begonte - fiesta de interés turístico de Galicia - tiene vida propia gracias a sus figuras animadas de manera electrónica que convierten a la ciudad de Belén en un lugar aún más realista. Nieve, lluvia y cielos despejados se alternan en esta tradicional estampa expuesta en el Centro Cultural José Domínguez Guizán, en el municipio lucense de Begonte. Esta imagen conforma una de las visiones más clásicas de la Navidad gallega, respetando las 48 ediciones que lleva abriendo a las 40.000 personas que suelen visitarlo cada año. A pesar de tener ese aliciente tradicional, está en continua innovación, incorporando cada año nuevas figuras y edificios electrónicos que dan una sensación de transformación a los miles de visitantes que repiten su visita año tras año, evitando así la monotonía. Este año, una de las principales novedades es la introducción de una nueva fase a la exposición, “Imágenes y Palabras”, donde se pueden ver varios fragmentos de poemas dedicados a este belén, así como diversas imágenes del propio nacimiento.

Todas las figuras fueron creadas por José Rodríguez Varela, artífice del Belén e Hijo Predilecto de Begonte, en un intento de representar, con la mayor fidelidad posible, la forma y los movimientos de trabajo de los paisanos de la época para convertirlos en las pequeñas figuritas que ahora conforman su particular ciudad de Belén. Es gracias a ello por lo que Begonte vive la Navidad de una manera diferente. El periodo navideño dura dos meses, desde el inicio de diciembre hasta finales de enero, y ya ha traído consigo varias reformas en las instalaciones, además de la apertura de un museo, en el edificio contiguo, donde se puede apreciar el recorrido histórico de las figuras electrónicas de este clásico belén gallego. A partir del 21 y hasta el siete de enero estará abierto todos los días; del siete hasta el 27, día de cierre al público, solo estará abierto los sábados, domingos y festivos, informa Estefanía Domingo.

Del Ejército y monumental

En el impresionante vestíbulo que recibe a los visitantes del Museo del Ejército de Toledo situado en el baluarte del alcázar, en el que se pueden apreciar los sorprendentes hallazgos arqueológicos descubiertos durante las excavaciones, entre ellos lucernas de época romana, el visitante puede encontrar y visitar este año de manera gratuita el tradicional belén perteneciente a la antigua Fábrica de Armas de la capital toledana .

Además, en esta ocasión este belén se incluye en la denominada ruta “La ciudad de los belenes”, junto con los nacimientos de la plaza Zocodover, el Centro Cultural San Marcos, el zaguán del Ayuntamiento, el Palacio de Fuensalida y la Diputación Provincial, lo que supone sin duda una atractiva oferta navideña por las históricas calles de Toledo.

Esta tradición belenística actual tiene su origen en el belén napolitano que introdujo en España Carlos III, y que poco a poco se fue transformando con elementos de la tradición española. En concreto este belén de la Fábrica de Armas de Toledo ha sido expuesto en diversos escenarios y está ligado a las tradiciones de los toledanos.

Todas las piezas están realizadas en barro, algunas conformadas con la técnica del vaciado, otras con alma metálica y todas ellas policromadas. Entre los personajes que aparecen destaca el pastor dormido (el benino de la tradición napolitana), los Reyes Magos o escenas de la vida cotidiana. Este año las figuras están montadas sobre una escenografía diseñada y construida por Bernardo Alonso Marugal que reproduce fielmente, de norte a sur, el desierto de Judea, con el Mar Muerto al fondo. Esta escenografía se ha cuidado al máximo para que no haya ningún material que pueda perjudicar a las figuras.

El Belén se podrá contemplar hasta el 6 de enero, en horario de apertura del museo de 10:00 a 17:00, en el nivel 3 junto a los restos arqueológicos y la entrada es gratuita, informa Antonio González.

Con aire andaluz

Desde que abriera sus puertas en 2017, el Museo Internacional de Arte Belenista de Mollina, en Málaga, ha convertido a la localidad en epicentro de esta tradición. Más de 70 belenes se distribuyen en sus siete salas, lo que lo convierte en el museo más grande el mundo dedicado a las recreaciones del nacimiento de Cristo. Quienes lo visiten pueden admirar desde un imponente arco de Constantino, el primer emperador romano que autorizó el culto cristiano, hasta una reproducción del Teatro Romano de Cartagena.

Pero el gran atractivo sea quizá la variedad de piezas, estilos y tamaños. Acoge tres belenes monumentales de Antonio Bernal, José Luis Mayo y Vicente Rodríguez. Este último, de 25 metros de largo y ambientado en las ocho provincias andaluzas. En su vocación de albergar la mayor variedad de creaciones, incluye también un belén napolitano, una Cabalgata de Reyes con figuras de metro y medio de altura o recreaciones ambientadas en el norte y el levante español.

La iniciativa surgió a través de la Fundación Díaz-Caballero y, aunque puede visitarse durante todo el año, es entre noviembre y enero cuando recibe el mayor número de visitantes, en torno a 40.000 por temporada. Por seis euros -el precio de la entrada general- se puede acceder al museo y disfrutar de las distintas recreaciones en la hora y media que dura la visita aproximadamente. Además, en su parte exterior cuenta con una exposición complementaria con aperos de labranza, dos almazaras y la reproducción de una casa popular andaluza, informa Pablo Marinetto.