Aras de los Olmos: el pueblo que se desenganchará de la red eléctrica

La localidad valenciana inventa un sistema pionero de energías renovables para conseguir en tres años ser autosuficiente

Vista del parque eólico de Aras de los Olmos Rober Solsona

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Los vecinos de Aras de los Olmos (Valencia) no conocen una semana sin un corte de luz en sus casas o sus negocios. De hecho, sucede prácticamente cada día.

«Viene y se va, son cortes rápidos, pero estamos acostumbrados. Como alguien que vive en la ciudad y sabe que tiene que esperar en un semáforo para cruzar, fastidia, pero es lo que hay», indica Mari Carmen, la carnicera del pueblo, que sabe de sobra cómo actuar ante uno de estos cortes . «Nos esperamos a que vuelva, nos ponemos de acuerdo entre nosotras -dice señalando a una de sus clientas- porque la báscula no va pero le digo a cuánto está el kilo de la carne y arreglado».

Aras de los Olmos es una población de 380 habitantes ubicada en el final de la línea de distribución de energía en la provincia de Valencia, por lo que sufre problemas de suministro «desde siempre», explica a este diario su alcalde, Rafael Giménez. De ahí que haya decidido impulsar un proyecto pionero en España que consiste en el uso de los recursos naturales del propio pueblo para crear fuentes de energía renovables y poder autoabastecerse sin necesidad de depender de la red eléctrica que suministra la Administración pública.

Cuatro fuentes de energía renovable

Aunque la viabilidad del proyecto se verificó hace apenas dos años, este nace muchos antes para, según explica Giménez, «dar soluciones» a las pequeñas industrias ganaderas y agrícolas cuyos cortes de suministro generan problemas económicos importantes. El responsable del proyecto y catedrático de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Politécnica de Valencia, Carlos Roldán, explica que, el anteproyecto, presentado la pasada semana a Medio Ambiente, contempla el uso de cuatro fuentes de energía para abastecer a los vecinos de Aras: la fotovoltaica (placas solares), la eólica (dos generadores pequeños), la biomasa (una planta de explotación ganadera y forestal) y la hidráulica (una minihidráulica de bombeo de agua).

Rafael Giménez, alcalde de Aras de los Olmos Rober Solsona

Para comenzar a aplicar el proyecto, cuyo presupuesto ronda los cuatro millones de euros, el Ayuntamiento debe obtener el visto bueno de la Administración, aunque el equipo confía en no tener problemas. El impuesto al sol (del que precisamente el Gobierno ha anunciado su retirada antes de terminar el año), las cuestiones legislativas y la burocracia administrativa son algunas de las incógnitas que, según indica el alcalde, han tenido que ir despejando. «Esto es un autoconsumo , y las empresas distribuidoras que tenían que recibir la energía no estaban dispuestas a ello, porque la ley de alguna forma lo impedía», señala Giménez.

Es necesaria una segunda fase de investigación

En cuanto a la financiación, se muestra optimista y cree que durante el mes de septiembre obtendrá el dinero –público y privado– necesario para la puesta en marcha de este proyecto, que tiene dos fases de desarrollo. En la primera, indica el catedrático, se instalarían las fuentes de energía y toda la tecnología necesaria para hacer funcionar el sistema de abastecimiento, que seguiría conectado a la red de la Administración pública. La segunda fase, en cambio, «es de investigación». En opinión de los expertos, esta es la más importante, «en la que hay que innovar», y ver cómo tienen que funcionar las distintas fuentes de energía en función de la demanda del municipio.

«No hay ningún precedente de que se pueda abastecer la demanda de una población con energía renovable al 100%. Ese es nuestro reto. Nosotros queremos autoabastecer la demanda de energía del municipio el 100% las 24 horas del día, los 365 días del año», añade el alcalde de Aras, que cree que lograrán el objetivo en unos tres años.

Información útil

Mutaz Alajami, ingeniero de la empresa municipal de servicios y suministros, también participa en el proyecto. Es uno de los pocos jóvenes que viven en el pueblo, y admite que las «caídas» de Internet son habituales y los problemas de luz se agravan cuando hay más gente (en verano la población se multiplica hasta por cinco) o cuando suceden fenómenos atmosféricos como tormentas o nevadas. Alajami indica que, a pesar de que la fuente de energía más barata es la fotovoltaica (también es la que más durabilidad presenta en el tiempo), el proyecto necesita de las otras tres para que, cuando no haya viento o sol, las otras dos fuentes generen energía. De ahí que el éxito del plan dependa de la planta de biomasa, ya que es la única cuya cantidad de energía se podría controlar.

Los responsables de este proyecto, pionero en España, tienen ciertas dudas sobre su aplicación de en otras ciudades. El tamaño de la población a la que abastecer y la inversión tecnológica son dos factores a tener en cuenta: «Cuanto más grande sea una ciudad, más cantidad de energía necesitará y más terreno para instalar las infraestructuras», explica el catedrático de la UPV. No obstante, asegura que el proyecto de Aras « dará mucha información útil » en el ámbito de las energías renovables, «incluso si este no llega a la última fase».

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