El alga de Asia que amenaza Cádiz

La pesca y el turismo del litoral gaditano están en alerta, tras la invasión de esta planta en la costa

José María Aguilera

Las playas de Cádiz son el principal patrimonio de la provincia, el tesoro de una tierra carente de un potente tejido industrial y empresarial. De sus mares extraen la riqueza los cientos de pescadores que faenan cada madrugada en sus orillas. Una fuente que se está viendo amenazada por la presencia de un alga asiática, Rugulopterix okamurae , que se ha labrado con mérito el apodo del «alga invasora».

Es un problema de fondo. De duras repercusiones e imprevisible por la falta de estudio. El alga llegaba a las costas del Estrecho de Gibraltar en 2016, adherida a los barcos procedentes de Asia, y se ha extendido a una velocidad extrema. Su adaptación al medio ha sido inesperada y empieza a ocasionar serios contratiempos, especialmente en el sector pesquero.

El manto sobre la arena puede despistar. Su presencia quizás incomode a turistas y veraneantes cuando baja la marea y se acumula sobre la orilla. Pero el verdadero « desastre medioambiental » lo sufren los pescadores. La Cofradía batalla con un grito de auxilio para redefinir este problema y se señale como catástrofe ecológica para poder afrontarlo con mayor rapidez, determinación y presupuesto. El daño que está haciendo a las capturas está afectando a la deprimida economía. Estas plantas marinas se alojan en el fondo y expulsan a los peces de su hábitat natural. «Los de roca han desaparecido del entorno, debido a la ocupación de esta especie de todas las zonas rocosa», aseguran.

Ha transformado el ecosistema marino, al cubrir totalmente el área desde la orilla hasta las profundidades , donde la luz permite que pueda seguir extendiéndose, eliminando especies autóctonas y otras exóticas. Incluso se busca una fórmula para sacarle rentabilidad a través del negocio: se estudia la posibilidad de utilizar el alga como cosmético.

La zona afectada es la del Estrecho de Gibraltar incluyendo las playas de Tarifa , prolongándose por la costa malagueña. Pero también han aparecido por poblaciones de la Janda como Conil y en presencia minúscula por San Fernando y Cádiz capital.

El alga invasora es la gran amenaza de una costa mágica que en este inicio de verano ha sufrido otros dos ataques más, aunque pasajeros. La temida carabela portuguesa, esa falsa medusa de picadura dolorosa, ha aparecido por sorpresa por las playas de Cádiz capital y de Chipiona , obligando a izar la bandera amarilla como señal de precaución. Son residuales, extraviadas pues moran en aguas frías, en el interior del Atlántico, si bien dos bañistas tuvieron que ser atendidos por su temeridad al acercarse demasiado y sufrir uno de sus «latigazos·.

Ya se ha abierto al baño la playa de Fuentebravía, en El Puerto de Santa María . La presencia de la bacteria E. Coli (Escherichia coli), que suele reproducirse en aguas fecales, obligaba al cierre durante once días de esta zona colindante con la Base Naval de Rota.

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