El primer ministro portugués, Antonio Costa, a su llegada a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en Bruselas
El primer ministro portugués, Antonio Costa, a su llegada a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en Bruselas - EFE

El aborto como tema en las escuelas levanta indignación en Portugal

El Gobierno socialista de Antonio Costa plantea que los alumnos de 5º y 6º año debatan sobre la interrupción voluntaria de embarazo

Lisboa Actualizado: Guardar
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¿Es adecuado que niños de 5º y 6º curso estudien y debatan en clase acerca del aborto? La respuesta se antoja afirmativa para el Ministerio de Educación del Gobierno socialista de António Costa, que promueve una controvertida iniciativa para que las escuelas tomen cartas en el asunto.

Por el contrario, la respuesta negativa se extiende entre las asociaciones de padres y los colectivos ciudadanos de Portugal, que se muestran en flagrante desacuerdo y, además, no lo consideran un asunto prioritario en el organigrama educativo.

Casi 100.000 firmas en contra

La corriente social en contra de esta propuesta para convertir la interrupción voluntaria del embarazo en un tema obligatorio durante parte del curso ha provocado ya la puesta en marcha de un manifiesto que recopile firmas para pedir su retirada. Casi 10.000 se han recogido en pocos días.

El aborto no es la única novedad de los planes gubernamentales, pero sí la más criticada. Otras se refieren a la nutrición, la salud mental, el ejercicio físico, etcétera.

Después del éxito del sistema educativo auspiciado por el gabinete que lideraba el socialdemócrata Pedro Passos Coelho hasta diciembre de 2015, certificado recientemente por el Informe PISA, ahora los socialistas cambian de rumbo y hasta plantean inculcar los métodos anticonceptivos y los riesgos de los embarazos no deseados en el segundo ciclo.

División entre los propios socialistas

La polémica no ha hecho más que comenzar en las redes sociales y en las tertulias radiofónicas, con las asociaciones de padres indignadas ante semejante perspectiva. Incluso en el propio seno del socialismo luso, donde las facciones católicas también elevan su protesta.

La fuerte contestación encontrada hace que el plazo hasta el próximo 19 de diciembre, día en que se cierra el periodo consultivo para la posterior aplicación de la medida, se haya transformado en un camino con más espinas que rosas.

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