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Hasta Roma se han desplazado 2.500 peregrinos de Palestina, Jordania y Líbano - afp

El Papa Francisco canoniza a las dos primeras santas palestinas

Marie-Alphonsine Ghattas fundó las religiosas educadoras árabes y Mariam Baouardy el Carmelo de Belén

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Las dos se llamaban «Mariam», y pasaron su vida entre Nazaret, Ain Karim, Belén y Jerusalén, aunque una de ellas, Mariam Baouardy (1846-1875), decapitada en Alejandría por rechazar a un pretendiente turco, terminó siendo la primera carmelita que formuló sus votos perpetuos en la India, y la fundadora y constructora del Carmelo de Belén, donde murió a los 32 años.

A su vez, Marie-Alphonsine Ghattas (1843-1927) fundó las Hermanas del Santo Rosario, las religiosas educadoras en países árabes de Oriente Medio y el Golfo, donde buena parte de las alumnas son musulmanas que aprenden a convivir de modo natural con los cristianos.

El Papa Francisco las ha declarado santas esta mañana en una solemne ceremonia de canonización de cuatro religiosas en la plaza de San Pedro.

Mariam y Marie-Alphonsine son las dos primeras santas palestinas de la época contemporánea, enlazando con los santos y santas de esa tierra en los primeros siglos del cristianismo. Nacieron y vivieron en Palestina bajo el imperio otomano y el mandato británico, justo cuando comenzaba a trabajar el Patriarcado Latino de Jerusalén, restaurado por Pio IX en 1847.

El patriarca Fouad Twal concelebró la misa con el Papa mientras que el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas –quien había sido recibido el sábado por Francisco- , asistía a la ceremonia en la primera fila de autoridades.

Dos mil quinientos peregrinos de Palestina, Jordania y Líbano estallaron en aplausos cuando el Papa Francisco mencionó los nombres de las dos nuevas santas árabes, canonizadas junto con otras dos religiosas excepcionales de la segunda mitad del siglo XIX.

Emilie de Villeneuve y Cristina Brando

Una de ellas era la francesa Emilie de Villeneuve (1811-1854), muerta en una epidemia de cólera en Castres, sur de Francia, mientras cuidaba a los enfermos del hospital de la congregación que había fundado.

La otra era la napolitana Cristina Brando (1856-1906), fundadora de una familia religiosa dedicada a la adoración eucarística y la expiación. Los grandes retratos de las cuatro mujeres adornaban la fachada de la basílica de San Pedro en una mañana soleada y alegre.

Reflejando algunos de los dones místicos de «la pequeña árabe», el Papa Francisco comentó en su homilía que «Mariam Baouardy, humilde y analfabeta, sabía dar consejos y explicaciones teológicas con extraordinaria claridad, fruto de su diálogo continuo con el Espíritu Santo, que la hizo instrumento de encuentro y comunicación con el mundo musulmán». Cuando falleció en Belen, mientras construía el Carmelo cercano a la basílica de Natividad, era considerada santa tanto por cristianos como los musulmanes.

Según el Santo Padre, Marie-Alphonsine Ghattas, «entendió bien lo que significa irradiar el amor de Dios en el apostolado, convirtiéndose en testimonio de mansedumbre y humildad».

El Papa se refería al hecho de que, por pertenecer la primera parte de su vida a otra congregación religiosa, Marie-Alphonsine Ghattas fundó las Hermanas del Santo Rosario de modo absolutamente anónimo a través de un sacerdote, con pleno conocimiento y apoyo del patriarca de Jerusalén.

Años después, cuando fue admitida en su propia orden, no lo sabían ni la consideraron fundadora. Tampoco fue superiora de las «Rahbat al Wardiya», las Hermanas del Rosario, cuyas escuelas fueron pioneras de la promoción de la mujer árabe en Palestina, Jordania, Siria, Egipto, los Emiratos Árabes, Kuwait y también Israel.

Sus escuelas en Gaza y en Siria han sufrido duramente las consecuencias de la guerra, pero son un milagro cotidiano como faros de buen entendimiento entre familias de distintas religiones y de ayuda a superar traumas bélicos, especialmente a las niñas pequeñas.

El milagro de Marie-Alphonsine

Un momento especialmente emotivo de la misa fue la presentación de las ofrendas de los fieles al Papa. Entre las personas que los presentaron figuraban familiares de las dos nuevas santas y también un perito agrimensor de Kfar Kana (Caná de Galilea), protagonista del milagro para la canonización de Marie -Alphonsine.

Mientras levantaba el mapa topográfico de unos terrenos en Holon, cerca de Tel Aviv, tocó son uno de los instrumentos una línea de alta tensión y recibió en noviembre del 2009 una descarga de 24.000 voltios que lo dejó fulminado instantáneamente, sin respiración ni ritmo cardiaco.

Fue ayudado inmediatamente por un policía israelí que pasaba en coche con su mujer, le administró un masaje cardiaco, que no dio resultado, y llamó a una ambulancia, donde lo reanimaron al cabo de ocho minutos de viaje en los que había continuado la parada cardiaca.

En el hospital, los pronósticos eran de muerte o daño cerebral irreversible, pero dos de sus tías, que viven en Nazaret, tenían alojadas en casa tres hermanas «Wardiya» que habían venido a la beatificación de Marie-Alphonsine en la basílica de la Anunciación. Todas las religiosas de la orden se sumaron a pedir el milagro tanto antes como después de la ceremonia de beatificación. Al día siguiente, Emil era dado de alta y abandonaba el hospital.

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