El Papa Francisco (dcha) posa para una foto con dos fieles en la audiencia del pasado miércoles
El Papa Francisco (dcha) posa para una foto con dos fieles en la audiencia del pasado miércoles - eFE

Papa Francisco: «No existe la familia perfecta; no hay que tener miedo a la imperfección, fragilidad y conflictos»

«El seno materno es la primera escuela de comunicación, hecha de escucha y contacto corpóreo», asegura el Pontífice

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Recordando que «cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura (Juan el Bautista) saltó en su vientre», el Papa Francisco ha dado una línea muy original -antropológica y familiar- a su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Según el Papa, ese encuentro evangélico entre dos mujeres embarazadas «nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo», que tanto valoraba san Juan Pablo II.

Francisco añade que «el seno materno que nos acoge es la primera «escuela» de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo», pues allí «comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá».

Tomando un pasaje de « La Alegría del Evangelio», el documento programático de su pontificado, Francisco recuerda que «la familia es el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia», donde se descubre que hay distintos sexos, generaciones, tareas y gustos que hay que armonizar.

Muchas veces es difícil, y hay que saberlo de antemano. Según el Papa, «no existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos». Al contrario, «hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva. Por eso, la familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón».

Después de invitar a aprender mucho de las familias con discapacitados, y a enseñar a los hijos a no sembrar cizaña hablando mal de otras personas, el Papa aborda el creciente papel que juegan en el hogar «los medios más modernos de comunicación, irrenunciables para los más jóvenes», en alusión a los teléfonos móviles, tabletas, ordenadores, videojuegos, etc.

Francisco advierte que, paradójicamente, disminuyen la comunicación si se usan «para sustraerse de la escucha, aislarse de los demás y saturar cualquier momento de silencio». En cambio, la favorecen «si ayudan a contar y compartir, a permanecer en contacto con quienes están alejados, a agradecer y a pedir perdón».

En la presentación del mensaje a la prensa, el arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales, alertó frente al «gran riesgo de que el niño o el adolescente se encierren o se aíslen en el ‘mundo virtual’, reduciendo su necesaria inserción en la vida real de todos los días».

Refiriéndose al diluvio de información sin análisis ni contexto que vuelcan los medios, el Papa señala que «el desafío que hoy se nos propone es, por tanto, volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información».

Francisco advierte que «los medios de comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un modelo abstracto que hay que defender o atacar, o una ideología de unos contra la de otros». Es, en cambio, «una realidad concreta que se ha de vivir, un espacio donde todos aprendemos lo que significa comunicar en el amor recibido y entregado».

El Papa se despide afirmando que «la familia más hermosa - protagonista y no problema-, es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos». Ese es el modelo, y «no luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos -con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos cotidianamente-, para construir el futuro».

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