Encuentro con el Papa Francisco durante la visitia ad límina de los obispos españoles en marzo de este año
Encuentro con el Papa Francisco durante la visitia ad límina de los obispos españoles en marzo de este año - efe

El Papa quiere evitar que su visita a España coincida con la campaña electoral

Está previsto que Francisco participe en alguno de los actos previstos con motivo del V Centenario de Santa Teresa de Jesús

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El próximo año el Papa Francisco tiene una cita con España para celebrar el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Ávila, la primera doctora de la Iglesia. Aunque el viaje todavía no tiene confirmación ni fecha, todo apunta a que el Santo Padre participará en algunos de los numerosos actos previstos para este Año Jubilar. Un año que también será electoral y que hace más difícil compaginar la agenda del Santo Padre, que no quiere que su visita coincida con las sendas campañas electorales que viviremos en 2015, con motivo de las elecciones municipales en mayo y generales, en noviembre.

El Papa Francisco conoce bien España. Su primer viaje a Europa cuando era aún un seminarista fue curiosamente a Madrid.

Tuvo lugar en septiembre de 1970 cuando tenía 33 años. Recaló en la residencia San Ignacio de Loyola en Alcalá de Henares, donde completó su última etapa de formación. San Ignacio de Loyola disponía que los futuros jesuitas debían pasar una última prueba antes de ser admitidos definitivamente en la Compañía de Jesús. Se denominaba la «tertiam probationem» (Tercera Probación) y consistía en vivir una experiencia profunda de fe. San Ignacio pensaba que esta última etapa ayudaba a recuperar la espiritualidad después de tantos años de estudio en el seminario y en las facultades de Filosofía y Teología. Jorge Mario Bergoglio vivió durante seis meses en la residencia, junto a otros doce jóvenes, antes de recibir la «tercera probación», es decir, ser considerado apto para ser jesuita.

«De los meses que pasó, uno estuvo en silencio, dedicado a los cuatro rezos diarios, tal y como marca la Tertiam Probationem. No era un ‘showman’, sino más bien tímido», recordaba recientemente a ABC el padre Enrique Climent, actual superior de la residencia. Junto a sus compañeros, la mayoría españoles, Jorge Mario Bergoglio, también realizaba actividades caritativas como visitar a los enfermos en el hospital de Antezana -conocido como "el hospitalillo"-, cuidar a ancianos y visitar a los presos en la cárcel de Galera.

Según Climent, la etapa de «tercerón» –como los jesuitas denominan a este cliclo antes de hacer los últimos votos– «es una especie de escuela de afecto. Nada académico, sino del corazón. Se leen los documentos fundacionales, se hace un mes de Ejercicios Espirituales, se reza diariamente el oficio de las horas y se realizan algunas obras de caridad. Una experiencia renovante».

Jorge Mario Bergoglio recibió la «Tercera Probación» en vísperas de la Navidad de 1970. Durante la ceremonia, el joven jesuita renovó la promesa de servir a Dios en la ayuda al prójimo en el seno de la Compañía de Jesús. Una vez que fue considerado apto para ser jesuita fue invitado a hacer los últimos votos, que profesó en Buenos Aires el 22 de abril de 1973. Tras aquella experiencia definitiva para su vocación sacerdotal, Bergoglio se quedó en España hasta marzo de 1971 para visitar algunos centros de la Compañía en Madrid, Salamanca, Loyola y Monserrat.

«Un jesuita con gran experiencia»

Su segunda visita a España, al menos pública, fue en enero de 2006 para impartir los Ejercicios Espirituales que los obispos españoles acostumbran a realizar cada comienzo de año. La iniciativa partió del cardenal Antonio María Rouco Varela porque «el entonces cardenal Bergoglio tenía fama de ser un jesuita con gran experiencia en dar modo y orden a los ejercitantes». Así recuerda el arzobispo emérito de Madrid el origen de aquella invitación en el libro «La vida oculta de Bergoglio» del periodista argentino Armando Rubén Puente.

Durante aquellos diez días en la residencia Monte Alina que la Compañía de Jesús tiene en Pozuelo de Alarcón, hubo tiempo para todo. Monseñor Carlos Osoro recuerda que aprovechó la ocasión para confesarse con el que siete años después se convertiría en el Papa Francisco. El actual arzobispo de Madrid asegura que cuando se enteró de que el cónclave había elegido al cardenal argentino lo primero que hizo fue buscar el cuaderno que había utilizado en aquellos Ejercicios Espirituales. «Ví que tenía subrayados importantes, y que ya entonces hablaba del papel del obispo como servidor, de los riesgos de la Iglesia, de la presencia en mitad del mundo, de la necesidad de la confesión y de la oración», explica el prelado en el libro «Carlos Osoro, el peregrino», del periodista Jesús Bastante.

El cardenal Rouco rememora la actitud con la que los 60 obispos que participaron en aquellos ejercicios esperaban al cardenal argentino. Asegura que los ejercitantes «querían atender bien» al director y «querían hacer los ejercicios lo mejor posible». «Los dio con mucha finura personal, mucha sencillez y con una normalidad fraterna», recuerda el cardenal en libro «Rouco Varela, el cardenal de la Libertad» del colaborador de ABC y decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad CEU San Pablo, José Francisco Serrano Oceja.

La cercanía del Papa Francisco a España ha estado presente desde el inicio de su Pontificado. En numerosas ocasiones se ha referido no solo a los problemas más acuciantes de nuestro país como el paro juvenil o las escalofriantes cifras de aborto sino también a la lacra de los abusos sexuales. En el último caso del joven de Granada, el Papa no dudó en ponerse personalmente al frente del tema llamando por teléfono a la víctima y notificando el delito al propio arzobispo, monseñor Francisco Javier Martínez.

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