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El Papa Francisco rezando junto al Gran Mufti en la Mezquita Azul de Estambul - afp

El Papa Francisco reza junto al mufti en la Mezquita Azul de Estambul

Dos minutos de «adoración silenciosa» como abrazo al mundo musulmán

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Después de haber invitado en Ankara a los líderes islámicos a predicar contra la violencia, el Papa se fue directamente a rezar en la Mezquita Azul junto al muftí de Estambul a su llegada a la antigua Constantinopla. Terminado el encuentro de «adoración silenciosa» en dirección a La Meca y a Jerusalén, el Papa visitó la cercana basílica de Santa Sofía, que fue mezquita durante el imperio otomano y es museo desde 1935.

El muftí Rahmi Yaran, recibió al Papa en la puerta de la mezquita, donde todos se descalzaron antes de entrar en uno de los templos más hermosos del mundo. A medida que el muftí le explicaba la increíble belleza de la cúpula, llamada «Azul» por los 21.000 azulejos de Iznik (Nicea), el Papa miraba hacia arriba, admirado de la majestad y belleza de ese lugar.

Después se fueron juntos hasta el mihrab, orientado a La Meca, y el muftí le hizo notar que en la parte superior están grabados unos textos del Corán sobre María: una leyenda piadosa sobre los ángeles que la alimentaban milagrosamente cuando era niña y prestaba servicio en el templo de Jerusalén.

A continuación, el Papa y el muftí rezaron en silencio y de pie, con las manos ante el pecho en la posición de plegaria islámica, durante dos minutos. El Papa mantenía los ojos cerrados, en actitud de concentración profunda. Al final, igual que había hecho Benedicto XVI al terminar de rezar en ese mismo lugar en el 2006, el Papa dio las gracias al muftí.

Rahmi Yaran le entregó como regalo una preciosa baldosa de azulejo azul, con motivos florales, que el Papa agradeció en español, el idioma utilizado en toda la visita, en que las conversaciones se llevaron a cabo mediante un intérprete.

Adorar a Dios y no solo alabarlo

El portavoz del Vaticano manifestó que se había tratado de un momento de «adoración silenciosa», en la línea de un comentario que el Papa habia hecho dos veces al muftí mientras le ensenaba la mezquita: «Debemos adorar a Dios, y no solo alabarlo y glorificarlo».

El Papa se dirigió después a la cercana basílica de Santa Sofía -que fue durante muchos siglos la mayor iglesia de la cristiandad-, utilizando el pequeño automóvil Renault de color plateado puesto a su disposición por las autoridades.

La visita terminó poco después de las doce del mediodía, cuando apenas habían comenzado los cantos del muecín. El programa del Papa incluye una misa para los católicos por la tarde y una visita a la iglesia del Patriarca Ecuménico Bartolomé I para rezar juntos en la víspera de la fiesta de San Andrés, patrono de la Iglesia Ortodoxa como Pedro lo es de la de Roma.

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