Clara junto a su hijo Pepe, de un año, en la misa de toma de posesión del nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro
Clara junto a su hijo Pepe, de un año, en la misa de toma de posesión del nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro - josé ramón ladra

«Seguimos a Don Carlos donde haga falta porque es un hombre muy querido»

Cientos de fieles llegados de Santander, Orense y Valencia dan la bienvenida al nuevo arzobispo de Madrid

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Monseñor Carlos Osoro es un hombre que deja huella. Su trabajo primero como formador en el seminario de Corban en Santander y luego como obispo en Orense, Oviedo y Valencia ha dejado muy buenos recuerdos en muchos cristianos que este mediodía han querido acompañar al nuevo arzobispo de Madrid en esta nueva etapa.

Varias horas antes de que comenzara la solemne Eucaristía de toma de posesión del nuevo obispo, cientos de fieles llegados estas diócesis ya ocupaban las 3.000 sillas colocadas en la Plaza de la Almudena para seguir la ceremonia a través de tres pantallas gigantes. La mayoría habían tenido la oportunidad de conocer de cerca a Carlos Osoro.

"Vengo saludarle desde Valencia ya que nos lo han quitado", bromeaba Clara.

Embarazada de pocas semanas esta joven acaba de llegar este sábado a Madrid junto a su marido y Pepe, su pequeño hijo de apenas un año, para que el nuevo arzobispo de Madrid le bendijera la tripa. Clara conoció a Carlos Osoro en las vigilias que el prelado celebraba una vez al mes en la catedral de Valencia junto a los jóvenes de la diócesis. "Para él no eres del montón siempre que me veía me saludaba, es una maravilla".

La frase se repetía una y otra vez independientemente de la circunstancias o el sitio donde habían conocido a Carlos Osoro. "Le seguimos a donde haga falta porque es un hombre muy querido", afirmaba Asunción. Ella junto a un grupo de diez matrimonios habían llegado de Santander, donde habían conocido al obispo cuando era sacerdote y formador en el seminario de Corbán. "Los otros días me lo encontré en el hospital de Valdecillas porque su hermano estaba ingresado y le dije: 'monseñor'. Él me contestó: 'Carlos'. Es un hombre muy sencillo, cariñoso y le gusta estar con la gente", apuntó.

"Hombre del pueblo y para el pueblo", "un pastor al estilo del Papa Franciso", "Servicial y cercano" eran las frases que más se repetían. "Nos han contado que al final de la misa se va a quedar a saludar hasta la última de las persona que se le acerquen. Tener una disposición así ya dice mucho de cómo es el nuevo arzobispo de Madrid", señalaba Íñigo, uno de los cincuenta jóvenes voluntarios que se hicieron cargo del servicio de orden dentro y fuera del templo.

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