Valentín Fuster: Las lecciones del cardiólogo de los 3.000 pacientes

Tiene 76 años, trabaja 15 horas diarias y mantiene la misma ilusión por el conocimiento científico que cuando tenía 20 años

Valentín Fuster tiene 76 años y trabaja 15 horas diarias Isabel Permuy

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Si hoy volviera a nacer, el cardiólogo español más influyente no estudiaría Cardiología. Se volcaría en la investigación del cerebro humano. Como cardiólogo solo le queda entrar en este órgano misterioso por la «puerta de atrás», por el sistema vascular que conoce tan bien. Sus últimas investigaciones se centran en conocer los mecanismos cardiovasculares que conducen a la demencia y a los accidentes cardiovasculares. Esa es una de las líneas de trabajo que desarrolla en el CNIC, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de Madrid. Más allá de su trayectoria intachable, el premio ABC Salud reconoce sus esfuerzos para comprender esa conexión corazón-cerebro, dos órganos íntimamente unidos. Hablar con Valentín Fuster , el médico que dirige dos templos de la cardiología: el instituto cardiovascular del Hospital Monte Sinaí en Nueva York y el CNIC de Madrid es recibir un titular tras otro. Este es el resumen de una charla para hablar de enfermedades neurodegenerativas, de los misterios que aún alberga el corazón humano o de las virtudes y carencias del sistema sanitario español.

MÁS MAYORES, MÁS ALZHÉIMER

«El corazón nos da la vida, el cerebro calidad de vida»

Su equipo busca una mejor comprensión de los problemas vasculares que facilitan la degeneración vascular cerebral, incluyendo el alzhéimer. El riesgo de demencia es el «coco» con el que asusta a sus pacientes cuando les advierte que no cuidar el sistema cardiovascular puede terminar afectando a su lucidez mental. «El corazón nos da la vida, pero el cerebro calidad de vida», recuerda. El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares coordina un proyecto con la Fundación Pasqual Maragall y el Barcelona Beta Brain Research Center (BBRC) para investigar la relación entre la enfermedad aterosclerótica y el alzhéimer . Su población de estudio son más de 6.000 voluntarios con los que están realizando estudios para evaluar la relación entre la ateroesclerosis subclínica, esa que aún no da síntomas, y la fase más precoz del alzhéimer. Esta investigación ya ha empezado a dar sus frutos y un reciente estudio ha revelado que bastaría con proporcionar un anticoagulante, un medicamento similar al «sintrom» para disminuir los síntomas de esta enfermedad.

NOS OLVIDAMOS DE LA PREVENCIÓN

Promover la salud como fórmula para hacer sostenible la sanidad

Fuster es cardiólogo, pero persigue la salud global, más allá del corazón. Está convencido de que los sistemas sanitarios no serán capaces de soportar el coste de los tratamientos. «Durante años hemos trabajado en la ciencia de la enfermedad y ahora debemos hacerlo en la ciencia de la salud, con la misma tecnología y ciencia. Promover la salud va a ser mucho más económico que tratar la enfermedad». Propone plantear la prevención en tres etapas de edad muy claras: infancia, desde los 25 a los 50 años y desde los 50 a los 100. En la última etapa se deben prevenir los problemas neurodegenerativos controlando los mismos factores de riesgo que dañan el corazón (hipertensión, colesterol, diabetes, tabaquismo…) todos actúan sobre los vasos cerebrales y contribuyen a la enfermedad neurodegenerativa. De los 25 a los 50 años, debemos identificar a los jóvenes que están desarrollando sin que lo sepan problemas cardiovasculares. Esto se puede controlar haciendo pruebas de imagen que no son costosas.

SUPERALIMENTOS

«Ni chocolate, ni nueces...no hay recetas fáciles para cuidarse»

A la persona que dirige dos templos de la cardiología, el CNIC y el Monte Sinaí, no le gustan las recetas fáciles para mejorar la salud cardiovascular. ¿El chocolate negro y las nueces son buenas para el corazón? Eso no es cuidarse, zanja. Ni tampoco puede estar satisfecho con su forma de cuidarse aquel que sale a correr todos los días. Lo que sirve es conocer nuestros factores de riesgo cardiovascular. Tenemos que saber cómo está nuestro colesterol, nuestra tensión arterial, nuestro peso ..., si estamos preocupados por nuestra salud global. Un consejo de Valentín Fuster para que los adultos cambien y adquieran buenos hábitos en una edad en la que es difícil cambiar es hacerlo en comunidad, como proponen los programas de alcohólicos anónimos. Si quiere adelgazar o hacer deporte, hágalo siempre en compañía, recomienda.

LOS GURÚS DEL ENVEJECIMIENTO

¿Vivir 120 o 150 años?«Solo si me prometen calidad de vida»

Valentín Fuster exprime al minuto su agenda. Sus reuniones no duran más de media hora «para no perderse». Necesitaría casi otra vida para hacer frente a todos los proyectos que tiene en marcha o en la cabeza. Pero cuando se le pregunta por los vaticinios que hacen los nuevos gurús del envejecimiento sobre la posibilidad de vivir 120 o 150 años, aleja la idea de la cabeza con un manotazo al aire: «En lugar de prolongar la vida que me hablen de cómo mejorarla. Lo importante es la calidad de vida. Cuando sepa qué se puede tener a los 120 años diré, adelante». Hoy las edades longevas se están prolongado a un coste demasiado alto, se queja.

CAMPEONES DE LONGEVIDAD

La esperanza de vida ya no es el mejor indicador de salud

España se sitúa en el top «3» de los países con más esperanza de vida. Este indicador ha sido el estándar de oro para medir la buena salud de una población. Ya no. «En España debemos dejar de felicitarnos por el aumento de la esperanza de vida en las condiciones actuales. Morimos más tarde que nunca pero con una calidad de vida peor. Hay más obesidad, infartos, diabetes.. ¿De qué nos alegramos? No hay nada que celebrar».

HÁBITOS DE SALUD PRECOCES

Desde la infancia: «Los niños son nuestra esperanza»

En el despacho de Fuster en la cuarta planta del CNIC cuelga una de sus fotos más preciadas. Allí se le puede ver junto a su alter ego de trapo: el Dr. Ruster, un teleñeco que inculca a los niños hábitos saludables en Barrio Sésamo, uno de los programas infantiles que más éxitos ha cosechado en televisión. «Si instruimos a los niños sobre cómo alimentarse, hacer ejercicio, no fumar… al cumplir 20 años su salud será una prioridad», asegura. Trabajando con la población infantil no solo se consigue educarles sino que se consigue un efecto global sobre toda la familia. Los padres aprenden de sus hijos más que al revés, asegura. «La única clave para tener una vida larga y sana es educar desde la infancia y mentalizar a esas edades tempranas de que debemos morir joven lo más tarde posible ».

OTRAS FORMAS DE «FUMAR»

El «vapeo», una alternativa que debe probar su seguridad

El cardiólogo catalán es también editor jefe de JACC, una revista de cardiología americana. Comenta en podcast cada uno de los artículos científicos que se publican y no le gusta mucho lo que cuentan los estudios relacionados con el vapeo. «No me gustaría condenarlo si es una herramienta que puede ayudar a abandonar el tabaco, pero creo que se está utilizando más como una excusa que como medio eficaz para dejar de fumar. Todavía ha de demostrar que sirve para dejar de fumar y, en cambio, llegan estudios advirtiendo que puede causar problemas». Otra preocupación de Fuster es su capacidad para enganchar a gente más joven.

EL MOTOR DE LA VIDA

Búsquese un propósito de vida

Mantener a raya el colesterol, la diabetes o la hipertensión es una buena forma de cuidar el corazón y el cerebro. Pero a Valentín Fuster también le gusta añadir un consejo que cuadra con su forma de ver la vida: búsquese un propósito en la vida, sea cual sea su edad, y así alcanzará el bienestar total. Ese ha sido siempre su motor, el que le mantiene a sus casi 77 años activo y con la pasión del joven científico ante su primer hallazgo en el laboratorio. Trabaja 16 horas diarias y no le pesan. La clave, dice, es hacer las cosas que te gustan. Entonces no pesarán las horas que trabajas y tendrás ilusión por la vida. Y él, asegura, se siente un hombre afortunado. «Creo que la ciencia puede llegar a cambiar la calidad de vida de las personas desde un punto de vista médico sino también ético». Ese es es el propósito que me da vida.

MÉDICOS Y PACIENTES

«Tengo a mi cuidado 3.000 enfermos, desde presidentes de gobierno a personas sin hogar»

Cuatro décadas cuidando corazones ajenos le han enseñado a tratar a sus pacientes. «Tengo a mi cuidado a 3.000 pacientes», dice sin pestañear. «Cuando ellos están delante de ti deben saber que son las personas más importantes del mundo, pero como médico debes tener cuidado de que no se transforme en una amistad profunda. Entonces puedes cometer errores porque dejas de mirarle como una persona que científicamente necesita tu ayuda. Esto se lo enseño a los médicos jóvenes, como también que no hay una medicina especial cuando tienes ante ti a alguien importante. A veces puedes ver por la mañana al presidente de un país y a otro por la tarde que duerme en la calle». No es solo un ejemplo, cuando Fuster comparte esta reflexión con la periodista acababa de tener una situación similar hace tres días. «Los médicos que trabajan conmigo saben que yo no hago ninguna diferencia en el trato». En lo que sí nota diferencias es en la forma que los pacientes se enfrentan a la enfermedad: «La persona que ha tenido poder ejecutivo en la sociedad tiene más dificultades en aceptar o manejar algo que no puede controlar».

LA MÁQUINA MÁS PRECISA

«El corazón solo lo estropeamos nosotros»

La bomba cardiaca es la máquina más precisa. Late sesenta veces por minuto y no se desgasta, salvo cuando lo estropeamos nosotros. Una máquina perfecta, si se compara con un avión que cada vez que cruza el Atlántico necesita ajustes mecánicos en el hangar.

SANIDAD ESPAÑOLA

«Los hospitales no están preparados para investigar»

El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares se convirtió en una rareza en España porque incluyó médicos entre su personal investigador para que hicieran de puente entre los científicos a pie de laboratorio y los clínicos que mejor conocen la enfermedad. Es el modelo de Estados Unidos y el único que ha regido en la vida de este médico-científico. En opinión de Valentín Fuster no potenciar la labor investigadora de los médicos es el mayor error de la sanidad y la ciencia española. Y cuando se refiere a investigar no hace alusión a la realización de ensayos clínicos, algo habitual en los hospitales. Se trata de buscar en los mecanismos que subyacen en la enfermedad. «Los médicos necesitan tiempo para hacer investigación y el sistema sanitario español no está preparado para ello».

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