Cuando se trata de dormir, la calidad prima sobre la cantidad

Algunas personas están dotadas de genes que les permite beneficiarse de un sueño de calidad en un periodo de tiempo más corto, manteniéndose en forma con apenas cuatro o seis horas de sueño por noche, según investigadores de la Universidad de California de San Francisco (EE.UU.)

R. Ibarra

Estos «durmientes de élite» muestran resiliencia psicológica y resistencia a las condiciones neurodegenerativas, una información que puede servir para el diseño de terapias para combatir las enfermedades neurológicas.

«Existe un dogma en cuanto al sueño que dice que todos necesitamos ocho horas de sueño, pero nuestro trabajo confirma que la cantidad de sueño que las personas necesitan difiere según la genética» , afirma el neurólogo Louis Ptacek , uno de los autores principales del estudio que aparece en «iScience».

«Piense en ello como algo análogo a la altura ; no hay una cantidad perfecta de altura, cada persona es diferente. Hemos demostrado que el caso es similar para el sueño», añade.

Durante más de una década, Ptacek y el coautor principal, Ying-Hui Fu, del Instituto Weill de Neurociencias de la UCSF , han estado estudiando a las personas que duermen poco de forma natural, de cuatro a seis horas de sueño por noche. Sus investigaciones han demostrado que se da en familias y, hasta ahora, han identificado cinco genes que juegan un papel en permitir este sueño eficiente. Pero todavía hay muchos más genes por encontrar, reconocen los investigadores.

Este estudio probó la hipótesis de que el llamado ‘sueño de élite’ puede ser un escudo contra las enfermedades neurodegenerativas.

Sus ideas contrastan con el pensamiento actual de que, para muchas personas, la falta de sueño puede acelerar la neurodegeneración.

La diferencia, dijo Fu, es que en este caso, el cerebro realiza sus tareas de sueño en menos tiempo. En otras palabras, está menos tiempo dedicado a dormir de manera eficiente puede no equivaler a falta de sueño.

El equipo analizó modelos de ratones con la enfermedad de Alzheimer y criaron ratones que tenían tanto el gen del sueño corto como los genes que los predisponían a la enfermedad. Así descubrieron que sus cerebros desarrollaban mucho menos los síntomas característicos asociados con la demencia. Para confirmar sus hallazgos, repitieron el experimento usando ratones con un gen de sueño corto diferente y otro gen de demencia, y los resultados fueron similares.

«Los problemas para dormir son habituales en todas las enfermedades del cerebro», esto tiene sentido porque el sueño es una actividad compleja »

Fu y Ptacek creen que investigaciones similares de otras condiciones cerebrales mostrarían que los genes del sueño eficiente confieren protecciones comparables. mejorar el sueño de las personas podría retrasar la progresión de la enfermedad en todo un espectro de condiciones.

«Los problemas para dormir son habituales en todas las enfermedades del cerebro», afirman «esto tiene sentido porque el sueño es una actividad compleja . Muchas partes de tu cerebro tienen que trabajar juntas para que te duermas y te despiertes. Cuando estas partes del cerebro están dañadas, es más difícil dormir o tener un sueño de calidad».

La comprensión de los fundamentos biológicos de la regulación del sueño podría identificar fármacos que ayuden a prevenir los problemas de los trastornos del sueño, concluyen.

Además, mejorar el sueño en personas sanas puede mantener el bienestar y mejorar la calidad del tiempo que cada uno tiene. Descubrir los numerosos genes involucrados es un proceso largo que ellos comparan con armar un rompecabezas de mil piezas.

Su esperanza en la próxima década, hayan ayudado a facilitar nuevos tratamientos que permitan a las personas con trastornos cerebrales descansar mejor por la noche

«Cada mutación que encontramos es otra pieza -asegura Ptacek-. En este momento estamos trabajando en los bordes y las esquinas, para llegar a ese lugar donde es más fácil juntar las piezas y donde la imagen realmente comienza a emerger».

A pesar del largo camino que queda por recorrer, algunos de los pocos genes que han identificado ya son prometedores. Al menos uno de ellos puede ser objeto de fármacos ya existentes que podrían reutilizarse. Su esperanza es que, en la próxima década, hayan ayudado a facilitar nuevos tratamientos que permitan a las personas con trastornos cerebrales descansar mejor por la noche.

«Este trabajo abre la puerta a una nueva comprensión de cómo retrasar y posiblemente prevenir muchas enfermedades -concluye Fu .- Nuestro objetivo realmente es ayudar a todos a vivir más saludablemente y por más tiempo a través de un sueño óptimo».

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