¿Sabes lo que comes? Guía para descifrar las etiquetas de los alimentos

Interpretar bien la información del producto es el primer paso para hacer una compra saludable

Cuando lea la etioueta, fíjese en el nombre legal del producto, la lista de ingredientes y la tabla nutricional ABC

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Si ve a alguien en el supermercado escaneando productos (y no es el reponedor), no se asuste. Se trata de un cliente preocupado por su salud que ha sucumbido a la moda de las aplicaciones para analizar alimentos . ElCoco , Yuka o MyRealFood son algunas de las más populares actualmente. La idea es sencilla: escanear el código de barras y facilitar al consumidor la valoración nutricional del producto. Una herramienta muy propicia para unos tiempos en los que cada vez más personas se preocupan por lo que se llevan a la boca. Pero la cuestión es si realmente podemos tener fe ciega en lo que nos cuentan estas aplicaciones. Las expertas en nutrición consultadas por ABC consideran que algunas de ellas pueden ser útiles, pero en usuarios previamente informados, porque, si no, algunas valoraciones pueden generar confusión.

«El hecho de que estas aplicaciones existan demuestra que los consumidores quieren tener cada vez más información, pero también revela que algo estamos haciendo mal en la transmisión de la información alimentaria cuando no saben si un producto es saludable leyendo solo la etiqueta», opina Beatriz Robles , tecnóloga de los alimentos, dietista-nutricionista y especialista en seguridad alimentaria.

Lo más importante a la hora de decantarse por una de estas aplicaciones es fijarse en los criterios que utilizan para clasificar los alimentos y que éstos estén basados en la evidencia científica. «Hay que ver cuál es el origen de la aplicación y qué tipo de información nos da. El consumidor lo que necesita es información completa pero no excesivamente detallada que pueda dificultar la comprensión. Las tendencias en etiquetado abogan por que sea visible y fácil de comprender», opina la doctora Mónica Bulló , miembro de la junta directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad ( Seedo ).

Para Beatriz Robles, ante la ausencia de un sistema único que nos permita valorar globalmente el alimento, se hace necesaria la utilización de varios parámetros. «La c ombinación de los sistemas Nova y Nutriscore es adecuada porque son clasificaciones estandarizadas y objetivas», apunta la experta en tecnología de los alimentos, que asegura que la app de nutrición que más le convence actualmente es ElCoco porque utiliza precisamente estos dos «criterios objetivos medibles».

Nutriscore y Nova

El sistema Nova clasifica el producto según su grado de procesamiento . El nivel 1 es el que corresponde a los alimentos frescos o mínimamente transformados, y el nivel 4 son productos ultra procesados. Nutriscore es un semáforo nutricional con letras y colores, que da una valoración nutricional global del producto en base a su composición, en cinco categorías: desde la A en color verde para los de mejor calidad nutricional a la E con fondo rojo para los menos saludables, pasando por el amarillo y el naranja. Aunque también puede transmitir mensajes confusos en algunos casos. La OCU pone como ejemplo el caso de un cacao soluble 0% azúcares añadidos , al que la clasificación Nova le da un 4 por ser un ultraprocesado, y recomienda evitar su consumo, mientras que Nutriscore lo evalúa como «nutricionalmente saludable». «También pasa eso con el refresco de cola zero . Son productos que, nutricionalmente, no tienen la parte que penaliza en Nutriscore porque no llevan grasas saturadas, sal ni azúcar. Por eso el uso de las aplicaciones se queda corto si no hay una labor previa de educación nutricional del consumidor», aclara Robles.

La doctora Bulló reconoce que Nutriscore ha tenido sus críticas y que ningún sistema es perfecto, pero considera que «sin ser perfecta, es de las mejores». «Es muy visual, con cinco colores y nos da información de energía, azúcares, sal y fibra, que es básica, pero es la que debemos saber», señala la portavoz de Seedo.

Beatriz Robles va más allá y considera que, además, se debe mejorar la información alimentaria que se da en las etiquetas para que no sea interpretable ni se manden mensajes contradictorios. «No puede ser que un producto de bollería , que por definición es insano, pueda llevar alegaciones de propiedades saludables como que mejora el sistema inmunológico o que es alto en hierro, por ejemplo», critica.

Actualmente, en España. el sistema Nutriscore es de carácter voluntario . Las empresas alimentarias deciden si lo añaden en la etiqueta de sus productos o no. Desde la OCU apuestan por que este semáforo nutricional sea obligatorio en toda la Unión Europea. «Solo de esa forma los usuarios estarían 100 % informados, ya que serían los fabricantes quienes proporcionaran la información necesaria para valorar nutricionalmente un alimento. Al fin y al cabo, son quienes mejor conocen sus productos», apuntan desde la organización de consumidores y usuarios.

Miedo a los aditivos

Otro punto polémico de algunas de estas aplicaciones es la información que dan sobre los aditivos . En el caso de Yuka, la presencia de éstos y de qué tipo sean penaliza en la puntuación global que se le otorga al producto. El problema es que esto puede trasladar un mensaje inquietante a los consumidores. «Pueden pensar que hay aditivos que son peligrosos cuando la realidad es que los que se usan en el mercado son seguros, están autorizados y son evaluados y reevaluados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa). No hay un uso libre», explica Beatriz Robles. La experta en tecnología de los alimentos aclara que los aditivos están permitidos siempre que tengan una función tecnológica en el producto, que puede ser de conservación o para conseguir un mayor atractivo sensorial. «Puede discutirse si son necesarios o no, pero, si están autorizados, es que son seguros », concluye Robles.

En la misma línea, la puntuación extra que Yuka da a los alimentos por ser ecológicos no le parece muy objetiva. « Lo ecológico alude a una forma de producción que cumple determinados parámetros, pero no quiere decir ni que sea más saludable ni más nutritivo », aclara la experta en seguridad alimentaria.

La doctora Ana Zugasti, vocal de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición ( Seen ), considera igualmente que relacionar los aditivos o los productos ecológicos con el beneficio o no en la salud del consumidor es «discutible». Para la OCU también es «controvertido» que esta aplicación valore positivamente que un producto sea ecológico, « sin tener en cuenta su origen ». «Si la intención es incentivar la sostenibilidad, lo ideal es favorecer la cercanía y no aquellos productos que cruzan medio planeta para comercializarse en España. Además, hoy en día, no existen estudios que ratifiquen que un producto ecológico sea nutricionalmente mejor que otro de producción normal», reiteran desde la organización de consumidores y usuarios.

Además de las aplicaciones básicas de nutrición, existen otras que van más allá y aconsejan un plan dietético en base a una enfermedad (hipertensión, diabetes, insuficiencia renal...). En este caso, la doctora Zugasti se muestra tajante: «Si ofrecen información relacionada con el diagnóstico, prevención, control, tratamiento o alivio de una enfermedad, se considerará producto sanitario, y como tal la app deberá llevar marcado europeo (CE), que avale su calidad y seguridad». Del mismo modo, la doctora Bulló alerta sobre aplicaciones que pretenden diseñar menús en sustitución del dietista y el médico . «El algoritmo difícilmente va a diferenciar una persona sana de alguien con unos requerimientos nutricionales específicos y eso es un riesgo potencial. Las máquinas no sustituyen, por ahora, al especialista », concluye la portavoz de Seedo.

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