Los acusados de asesinar a un hombre en Chipiona por un asunto de drogas se enfrentan a 87 años de prisión

Pero a pesar de que ya había algún antecedente, el relato de lo que pudo pasar no dejaba de ser sorprendente. Tres vecinos de Chipiona eran secuestrados, torturados y cosidos a golpes y uno de ellos, Manuel, de 39 años, resultaba muerto. Todo por un supuesto ajuste de cuentas por la pérdida de un alijo de hachís. A todos los tiraban desde una furgoneta en marcha en una cuneta. Los autores de este crimen eran perseguidos y detenidos. La intervención de un guardia civil fuera de servicio que vio la furgoneta y los siguió fue determinante para apresarlos.

Y ahora, una vez concluida la investigación y toda la instrucción, a partir de este próximo 14 de marzo la Sección Primera de la Audiencia de Cádiz acogerá el juicio con jurado contra los presuntos responsables de este crimen. Tal y como ya informó este periódico, se trata de una banda de ciudadanos de origen francés y ascendencia africana.

Los procesados serán juzgados por asesinato, intento de asesinato, detención ilegal, lesiones, tenencia de armas prohibidas y tenencia ilícita de armas de fuego. Por todos estos delitos el fiscal pide que sean condenados a la pena total de 87 años de prisión y 89 para el acusado que llevaba el coche ya que le suma la conducción temeraria. Por tanto la Fiscalía considera a todos ellos autores de los hechos imputados.

Así lo recoge el escrito de calificación que relata que a finales del mes de septiembre de 2019 los acusados se concertaron entre sí y con otras personas no identificadas para actuar contra M.R.Q, , E.M. R., M.J.R., M.V.R. y J.R.C por causas relacionadas con la desaparición de un alijo de hachís que había sido introducido por las costas de Cádiz, utilizando para ello métodos violentos e intimidatorios.

Así, el sábado 21 de septiembre uno de los acusados organizó una primera reunión en una casa de campo de Chipiona en la que también estaban presentes, junto a otras personas no identificadas, los otros acusados portando bates de béisbol, palos, navajas, una escopeta y una pistola, quienes además llevaban guantes y la cara tapada con pasamontañas para evitar ser identificados.

Este procesado llamó por teléfono a una de las víctimas para que acudiera a esta primera reunión. Y así cuando sobre las once de la noche llegó a la casa, los procesados lo retuvieron allí contra su voluntad, le taparon los ojos y le maniataron con cinta de embalaje al tiempo que le preguntaban dónde estaba la mercancía.

«E.M. estaba con los ojos tapados y las manos atadas, sin posibilidad de defensa, lo tiraron al suelo y con ánimo de menoscabar su integridad física, le golpearon en diferentes partes del cuerpo, causándole varias heridas». Después lo dejaron marchar pero le dijeron que volviera al día siguiente.

Así la mañana del domingo, convocaron una reunión en la misma casa. Primero apareció otra vez E.M., y se dirigieron contra él, amarrándole las manos, tapándole los ojos con cinta de embalar y reteniéndole allí contra su voluntad. Después, llamaron al resto de víctimas. Y una vez que llegaron los retuvieron contra su voluntad.

Maniatados y coaccionados, el fiscal relata cómo les agredieron repetidamente durante varias horas principalmente en la cabeza, utilizando las armas y objetos contundentes que portaban, mientras les preguntaban dónde estaba la droga, llegando incluso a clavarle una navaja en el pecho a M.J.R.

Acto seguido, los acusados, junto a las otras personas no identificadas, se dispusieron a abandonar el citado lugar, introduciendo previamente en la parte trasera de una furgoneta marca Ford Transit matrícula a M.J.R, M.V.R y J.R.C todavía atados, amordazados y con los ojos tapados con la cinta de embalaje. Otros dos procesados se fueron a bordo de un vehículo marca Opel-Insignia matrícula francesa.

El dueño de la finca se quedó en su casa de campo y tras dejar marchar a dos de los perjudicados se puso a limpiarla de cualquier resto o vestigio que pudiera incriminarle en lo sucedido.

Después, sobre las 17.10 horas de ese mismo día cuando la furgoneta circulaba por la carretera A-480 entre las poblaciones de Chipiona y Sanlúcar de Barrameda, dos de los acusados abrieron las puertas de la parte trasera y arrojaron a la calzada a tres de las víctimas.

Un poco más adelante, se bajaron de la furgoneta y se montaron en el turismo marca Opel-Insignia matrícula francesa emprendiendo entonces la huida hasta que sobre las 18.15 horas, fueron interceptados por los agentes en La Rinconada ( Sevilla).

Por su parte, sobre las 18.30 horas la Policía localizó en Sevilla al acusado de origen marroquí y tras una persecución en la que éste condujo la furgoneta matrícula a toda velocidad por distintas calles fue, finalmente detenido en la calle República Argentina.

En el interior de la furgoneta, los agentes incautaron 7.034 euros en metálico, una pistola con su cargador que contenía seis cartuchos y una escopeta con cuatro cartuchos.

Todos los secuestrados sufrieron heridas muy graves, pero de todas ellas la más importante, como explica el fiscal, fue el navajazo propinado a Manuel, la víctima mortal, en el pecho, que penetró en la cavidad pleural y alcanzó el pulmón derecho, ocasionando una hemorragia intratorácica masiva con una rápida pérdida de sangre y finalmente el fallecimiento por un shock hipovolémico.