Sucesos | chiclana

Guardias civiles reiteran la necesidad de disponer de taser para evitar agresiones como la de Chiclana

Las asociaciones exigen tener ya estos dispositivos entre su dotación para poder reducir con un menor riesgo a personas violentas

También demandan cámaras adosadas para poder grabar ellos mismos las intervenciones de manera completa y no sesgada

Ocho guardias civiles heridos por el ataque de un hombre fuera de sí en Chiclana

La garita de la entrada del cuartel de Chiclana salpicada de la sangre del guardia herido.

M. Almagro

Cádiz

Un nuevo violento episodio sucedido esta vez en Chiclana de la Frontera vuelve a poner sobre la mesa de debate la peligrosidad de las intervenciones policiales y los medios y protocolos con los que cuentan los agentes para actuar. En esta ocasión, un joven de 26 años irrumpía en el cuartel de Chiclana y de manera «completamente sorpresiva» atacaba al guardia civil que se encontraba en puerta de vigilancia. Entraba sin problemas, forcejeaba con él, le quitaba la defensa extensible y le propinaba un fuerte golpe en la cabeza que ha necesitado para su cura de ocho puntos de sutura.

Posteriormente, este mismo individuo se marchaba y «fuera de sí iba golpeando por la calle todo lo que se encontraba a su paso con el peligro que también supone para los ciudadanos con los que se podía cruzar». Los agentes iban tras él y era interceptado en una gasolinera cercana pero, sin deponer su actitud, «se resistía fuertemente» y les golpeaba, hiriendo a varios de ellos.

Ante esta nueva situación de violencia y agresividad, las asociaciones que representan a los guardias civiles han vuelto a reiterar la necesidad de que «ya, de manera urgente» tengan entre su dotación los taser, los dispositivos que están reglados para las fuerzas y cuerpos de seguridad y que paralizan al atacante con descarga eléctrica.

De hecho, en esta actuación, fueron los policías locales de Chiclana -que sí disponen todos de taser- los que pudieron paralizar al agresor, una vez que estaba reducido pero ya les había herido. También lo hicieron para poder meterlo en los calabozos donde, al parecer, de nuevo volvió a ponerse muy agresivo.

«Noche larga en Chiclana donde varios guardias civiles han resultado heridos tras ser atacados por un hombre que logró ser detenido oponiendo una fuerte resistencia. Con un simple taser estaríamos hablando de una detención más», afirman desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil de Cádiz (AUGC).

Además piden unas «instalaciones adecuadas donde los agentes estén aislados y la comunicación entre las personas que acceden sea clara y segura, hubiera logrado que todo esto no sucediera». En este sentido hay que recordar que recientemente se presentó el proyecto del nuevo acuartelamiento que está proyectado. Sin embargo, solicitan que, mientras tanto, se refuercen los accesos del actual.

Del mismo modo se pronuncian fuentes de Jucil Cádiz. «Nuevamente tenemos que ver cómo el principio de autoridad se está perdiendo cuando un individuo se traslada al cuartel para agredir a los compañeros que allí se encuentran. Sin medios, como la taser para reducir a alguien así», lamentan.

Además solicitan poder llevar también como dotación cámaras de vídeo adosadas, tipo GoPro, para poder grabar todo lo que ocurra durante las intervenciones para que las imágenes que graben terceros no estén sesgadas o manipuladas, o, simplemente, para tener las propias. A este respecto la intención es poder utilizarlas como prueba judicial si fuera necesario.

«Cada vez más agresiones»

Recientemente, desde la AUGC llamaban la atención sobre el incremento de las agresiones a los agentes de la autoridad. Según han contabilizado, se producen 35 de estos ataques a diario. «Agredir a un agente sale gratis, ya que solo se les sanciona con penas irrisorias donde el agresor paga 200 euros, es una situación insostenible y grave», denuncian.

Como alertan, la situación ha empeorado tras la pandemia. En 2021 la cifra se posicionaba en 14.664 atentados contra la autoridad, una cifra que superaba a la del año anterior en la que el número de fue más bajo, 10.993 agresiones. Durante 2022 las agresiones aumentaron considerablemente. Sobre todo, las agresiones físicas sin armas, con respecto a 2021, según las estadísticas que aporta la institución cada año.

«Para poder desempeñar las funciones con mayores garantías y los menores riesgos posibles no sólo son necesarias unas penas más graves y mayor protección jurídica. Debemos de disponer del suficiente material de defensa y protección, de unos recursos actualizados y ajustados a la actualidad para que en el año 2023 esta cifra no siga aumentando».

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