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Eduardo Dávila Miura: «No recuerdo un verano sin El Puerto»

El torero sevillano, con raíces gaditanas en su familia, es un gran enamorado de la provincia

Toreando a una vaquilla con su hija. A la derecha, durante su infancia también en la plaza

Goretti Domecq

El Puerto

El torero sevillano Eduardo Dávila Miura es un gran enamorado de la provincia de Cádiz, y así nos lo ha contado. Aunque haya nacido y crecido en Sevilla, su familia Dávila son gaditanos de origen y eso ha hecho que él también se sienta un poquito de esta tierra.

En los genes de nuestro protagonista van 'herradas' las palabras toro y campo, dos términos que son difíciles de desligar de la provincia de Cádiz donde la agricultura y la ganadería son motores fundamentales de su economía, de su historia y de su cultura.

Eduardo siempre tuvo claro que quería dedicarse al mundo del toro, mientras sus amigos jugaban a otras cosas el prefería jugar con un capote, una muleta o incluso un cuaderno si estaba en el colegio. Cuando dijo que quería ser torero en su casa no gustó mucho la idea porque conocían bien lo que esto suponía así que le pidieron que terminase la carrera y ya después verían. Así lo hizo, estudió ingeniería técnica agrícola y al terminar fue que se volcó al cien por cien en lo que para él era su sueño y su ilusión. «A pesar de estar estudiando la carrera nunca deje de lado mi afición y siempre que podía entrenaba o me escapaba a algún tentadero, tenía claro que era a lo que me quería dedicar en la vida», asegura.

Hace ya unos años que Dávila Miura decidió retirarse de los ruedos, pero este año y con motivo del 25 aniversario de su alternativa decidió vestirse de luces como forma excepcional y lo hizo en la plaza de Santander junto a dos figuras del toreo como son El Juli y Roca Rey. Cuenta que la ciudad cántabra es un lugar especial para él, donde cuenta con una peña. «Lo que más ilusión me hizo en ese día es la cantidad de amigos que subieron al norte para acompañarme, sabiendo el esfuerzo que eso conlleva. Fue un día muy bonito y especial que compartí con dos referentes de la tauromaquia actual e intenté estar a la altura de las circunstancias por el respeto que le tengo a esta profesión», recuerda. Ese día el sevillano sufrió una aparatosa cogida que se quedó en un susto pero que impacto mucho a los allí presentes. «Para mí no fue tanto, porque los toreros sabemos que eso es parte de este trabajo y en esos momentos no piensas que te puede coger de gravedad. El toro no entiende de fechas importantes como alternativas, confirmaciones o reapariciones, el toro siempre te puede coger, y ese día pasó, pero es que mi intención era dar lo mejor de mí y no podía andarme con medias tintas», explica Eduardo.

El sevillano se define como una persona normal que se ha dedicado a una profesión extraordinaria que es el toreo. «Para mí, es un trabajo único que me ha hecho vivir momentos inigualables, pero con el que no he dejado de ser siempre la misma persona. Mis amigos y mi familia siempre han estado ahí desde el principio y siguen siendo los mismos», matiza. Eduardo afirma sentirse muy satisfecho de lo que ha conseguido en el toreo. «Ni en el mejor de los sueños pensaba que iba a lograr lo he logrado», pero reconoce con humildad que le hubiese gustado ser mejor matador. «Para mí, lo más bonito y lo más difícil que hay en la vida es ser figura del toreo. Considero que he sido un torero con una personalidad propia, con mucha vocación, he intentado ser transparente en la plaza y puro con mi concepto, pero la verdad es que siento gran admiración por las figuras por no haber llegado a ello como me hubiese gustado», matiza Eduardo.

Dávila Miura asegura que el mundo de la tauromaquia es un mundo distinto a todo, que hay que conocerlo y que engancha a la gente. También tiene claro que la mayoría de personas que están en contra de este arte es porque tienen un gran desconocimiento al respecto. A través de uno de sus múltiples proyectos ha creado junto a dos amigos, Nacho Moreno y Rafael Peralta los 'Cursos de Aficionados Prácticos', a través de los cuales buscan difundir la tauromaquia y sobre todo darla a conocer de cómo se viven muchas cosas desde dentro e incluso dan a la oportunidad a sus participantes de poder ponerse delante de una vaca.

«La provincia de Cádiz me encanta. Me siento muy vinculado a ella porque mi padre nació aquí. Me gusta mucho la ruta del toro porque es una zona a la que todos los toreros le tenemos muchísimo cariño y cuando decidí dedicarme a esto fueron muchos ganaderos gaditanos los que me abrieron las puertas de su casa, igual que hicieron en Sevilla, pero donde muchos eran amigos. Los primeros festivales que hago son en esta provincia, por los pueblos blancos de la sierra y los organizaban ganaderos de Jerez que también participaban. Me siento muy vinculado personal y profesionalmente a esta maravillosa tierra», asegura Dávila Miura quien además ha pasado largas temporadas de preparación en Sanlúcar de Barrameda.

Para el sevillano uno de los momentos que le ha dado su profesión y que guarda con especial cariño fue cuando recibe la llamada de la Casa Real para que acompañe a Felipe VI a los toros en su primera corrida como Rey de España en las Ventas. «Para mí fue una sorpresa y una gran alegría que pensaran en mi para que acompañase a Su Majestad en ese día tan significativo. Ese día me marcó al igual que me ha sucedido cuando he estado con su padre y especialmente con su abuela Doña Mercedes que era una gran aficionada y que tuve la suerte de conocerla personalmente».

Eduardo es una persona que da mucha importancia a los valores humanos y eso le hecho ser muy familiar por eso intenta aprovechar el tiempo que le dejan sus diferentes actividades profesionales para estar con su mujer y sus cuatro hijos. Asegura que una de las tareas más difíciles y bonitas que le ha tocado vivir ha sido la de ser padre, que es la más importante de todas. «Tú puedes ser buen torero, tener éxito profesional, pero si después personalmente en el tema familiar no eres feliz pues creo que al final eres un infeliz», apunta el sevillano.

Desde muy pequeño el torero solía pasar sus veranos en El Puerto, más concretamente en Vistahermosa y dice que no recuerda otro veraneo que sea fuera de la urbanización portuense. «Este sitio me ha marcado mucho porque es donde veraneé de pequeño y ahora me gusta venir con mis hijos. Para mí, aquellos veranos eran una maravilla porque te reencontrabas con los amigos de todas partes no solo con los de Sevilla. Aquí estaban los de Madrid, los de Bilbao, los locales, los de Jerez… Además, vinculo esos tiempos al deporte, los campeonatos de futbito en la Casa Grande, El Buzo… seguramente el mismo veraneo que ahora hacen mis hijos, aunque en nuestra época había menos gente», recuerda con añoranza.

Dávila Miura es un amante del campo, del toro y de todo lo que le rodea. Es una persona que le gusta no parar de hacer cosas, muy aficionado al deporte entre los que destaca el fútbol y el pádel que no se le da nada mal y donde sigue ganando sus torneíllos. Es comentarista, da charlas de motivación y no deja de compartir los valores que le ha dado el toro a través de los Cursos de Aficionados Prácticos. Confía en no volver a vestirse de luces por el respeto a lo que supone, aunque no descarta torear algún festival porque sigue disfrutando como al principio. Y es que, torero no se hace, se nace. Simpático, cercano, familiar y amigo de sus amigos. Así es este sevillano de padre gaditano que no se imagina un verano sin pisar la provincia.

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