Cocaína, armas y redes extranjeras, al asalto de la costa gaditana

Todo tiene un principio. Una primera señal de que algo está pasando y antes no pasaba. Y desde ese punto de inicio o crece o se apaga. Todo depende de las circunstancias y de si evoluciona de uno u otro modo. Así se alimenta el narcotráfico. En una evolución constante alrededor siempre del delito. Buscando nuevos resquicios para saltarse la ley, huecos por donde empeñarse en ejecutar sus planes. Todo con tal de conseguir lo que quieren: dinero. Aunque le cueste la vida a otros condenándolos a la adicción más severa. Y aunque ellos se jueguen su propia libertad.

Y en Cádiz, puerta de entrada por mar a la Península y a Europa, esa transformación potenciada por su gran extensión de litoral y su corta cercanía con el otro continente viene de muchos años atrás. Por vía marítima no ha parado de mutar. Primero, el estraperlo, luego el contrabando de tabaco, las collas y los matuteros, después el hachís en todas sus vertientes y en los últimos tiempos, la cocaína.

El 'polvo blanco' ha empezado a llegar cargado en 'gomas', en las potentes lanchas neumáticas que desafían las aguas del Estrecho y también navegan río arriba por los esteros de la Bahía y por el Guadalquivir. Así se constata en las diferentes actuaciones e investigaciones que de manera permanente realizan las fuerzas policiales en esa eterna batalla contra esta lacra.

Ocurría hace unos días a las faldas del parque de la Breña, en Barbate, donde, como ya se contó, la Guardia Civil impedía la entrada de más de 700 kilos de esta droga. Los tripulantes que la llevaban huyeron en la misma lancha pero el alijo se abortó y se intervino la mercancía. Las armas también estuvieron presentes. Peligrosamente presentes.

«Cada vez es más habitual el tráfico de cocaína en lanchas. La traen desde algún puerto de Marruecos donde descargan procedentes de América, o también por la costa oeste -desde el Sáhara a Guinea- o incluso en barcos nodriza desde donde las trasbordan en lanchas en alta mar y aunque cargan menos que en los contenedores les vale para hacer buenos portes y no pasar por las aduanas», cuenta una fuente a este periódico. «Estamos viendo que este nuevo modo de tráfico se está extendiendo por la costa andaluza y Cádiz es un punto esencial de este tránsito para ellos. El más cercano y, por tanto, el que menos riesgo de perderla conlleva», añade.

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La 'coca' viaja en fardos. De menos cantidad que los de hachís. Y también prensados y señalados con algún símbolo o palabra clave que, normalmente, hace alusión al proveedor, al destino o a la partida de la que se trata. Y así recorre miles de kilómetros. Desde su origen en algún país del sur de América hasta la costa africana y de ahí a la española, por Canarias o ahora también por Huelva y Cádiz.

Además, otra cuestión que ha afectado a que esta nueva tendencia 'toque' las playas de Cádiz hacia la Janda por primera vez es, además de la irrupción de estas mafias extranjeras, la presión policial que se viene ejerciendo en las orillas del Estrecho lo que ha motivado que las redes que allí 'trabajan' y que pueden tener las conexiones con estas otras internacionales se hayan expandido para buscar nuevos puntos y ejecutar sus alijos sin 'sorpresas'.

Pero frente a ello el trabajo para salvaguardar la ley en la lucha contra la droga se sigue realizando. Así lo demuestran también la cantidad de investigaciones, detenciones y aprehensiones que se realizan. Según el Ministerio del Interior, en los primeros ocho meses de 2022 -últimas cifras confirmadas- se intervinieron en la provincia de Cádiz 17 toneladas de cocaína, casi un 500 por ciento más que el año anterior que fueron tres. Y en toda España se pasó de las 36 toneladas de 2020 a las 49 de 2021. Estos datos aunque no son concluyentes ya que todo puede cambiar de forma brusca con tan solo una gran partida aprehendida (por ejemplo las que han sido decomisadas en alta mar, a millas de la costa, en veleros), sí da una noción de hacia donde va esta tendencia ilícita.

Una corriente que sigue la alianza entre bandas. «Cada una ofrece su especialidad y por dinero o mercancía a cambio. Las redes de Cádiz tienen cada vez más diversificados sus vínculos. Es una forma de recuperar el dinero o la actividad que han perdido en los últimos años debido a todas las operaciones policiales que se han realizado. De seguir ahí», cuenta la fuente consultada.

Uno de estos modelos de 'negocio' es el llamado 'uno por uno'. Es decir, un kilo de cocaína por un kilo de hachís. Antes era el dos o tres a uno pero el precio del 'costo' en América ha subido y, por contra, la cocaína se ha abaratado debido a una superproducción que reparte ya su fabricación por varios países de Sudamérica.

Además esta droga, una vez en Europa, es cortada de más a menos pureza con otros químicos hasta llegar al consumidor por lo que su presencia en el mercado del menudeo es mucho más amplia. Justamente en la provincia de Cádiz se han desmantelado varios 'laboratorios' dedicados a cortar y distribuir 'coca', como por ejemplo el descubierto a finales de 2021 en Chiclana, en plena barriada de Solagitas.

En este caso, la Policía detectó los contactos del cabecilla de la red asentada en la localidad gaditana con otras colombianas para que le dieran nociones sobre cómo cortar y mezclar la 'coca' y obtener partidas más provechosas. De hecho un 'experto' de aquel país llegó a viajar hasta este punto de venta para enseñarles cómo hacerlo. En esta operación se detuvo a ocho personas y se intervinieron 2.500 kilos de cocaína. El riesgo de su producción sorprendió a los agentes. «Usaban matarratas y productos muy nocivos para cortarla...».

Ante esta situación colectivos sociales como Nexos, la federación de asociaciones en la lucha contra la droga ha solicitado al Ministerio del Interior que refuerce la cooperación internacional con los países de origen de esta droga y que aumenten los medios en la costa de Cádiz «para evitar una situación compleja y comprometida, que puede ser irreversible».