narcotráfico cádiz

Las gomas del hachís que entran por Cádiz se usan cada vez más para llevar cocaína

Una nueva investigación de la Guardia Civil confirma este 'modus operandi' que demuestra los vínculos entre los cárteles de Colombia y las redes de traficantes del hachís que se mueven por Andalucía

«Ahora están funcionando ya por el uno por uno, un kilo de hachís, un kilo de coca»

M. Almagro

No es algo nuevo, ya estaban avisando desde hace unos años, pero sí son unos modos cada vez más frecuentes y que además demostrarían dos realidades: una, la conexión existente y pujante entre los cárteles de narcos colombianos y los traficantes del hachís del Estrecho y el Guadalquivir; y dos, el peligroso y ascendente uso de una nueva ruta que parece que se consolida y que tiene a la provincia de Cádiz no solo como paso, sino como lugar donde poder quizá asentarse.

Investigaciones policiales constatan como cada vez de manera más frecuente las 'gomas' del hachís se están usando también para introducir 'coca' en nuestro país. Así lo ha vuelto a referir este martes el resultado final de una operación de 2022 y que ha acabado finalmente con la detención de cincuenta personas y la aprehensión de casi dos toneladas de cocaína.

En la bautizada como 'operación Castle' se ha destapado a una organización criminal que estaría asentada en Huelva y el Campo de Gibraltar, con vínculos en Portugal. Según la Guardia Civil, esta red era la responsable de la mayor parte de las botaduras de narco-embarcaciones que se estaban realizando en toda España. Es decir, ponían y tenían la logística. Para ellos y para otros.

Y tirando del hilo los investigadores descubrieron que habían cargado la droga en la zona oeste de la costa marroquí y que tuvieron que esperar varios días en alta mar después de que se enteraron que habían detenido en España a algunos de sus miembros. Por ello contactaron con otra red dedicada al tráfico de cocaína para que les ayudara a rematar el alijo. Los contactos entre ellos se hacían evidentes y los registros volvieron a demostrar ese 'negocio' a doble partido.

«Las organizaciones dedicadas al tráfico de hachís han establecido fuertes vínculos con organizaciones dedicadas al de cocaína», certifican fuentes de la Guardia Civil. Una vez que traen la cocaína desde Sudamérica usan la ruta africana en los dos sentidos, el hachís sale de Marruecos en dirección a América y en sentido inverso la coca viaja por el Atlántico desembarcando en la Costa Oeste de África, para posteriormente transportarla a la península.

¿Y cómo se traslada a la península? Pues a las maneras habituales de los contenedores, los veleros o los camiones, se unen con cada vez más fuerza las narcolanchas. Potentísimas semirrígidas con tres y cuatro motores que llegan a trasladar hasta más de una tonelada de 'polvo blanco' con o sin fardos de acompañamiento. Incluso también han hecho uso de cargueros que a unas veinte o treinta millas de la costa sueltan los paquetes que con ayuda de balizas son recogidos por las lanchas.

Pero ese trabajo no se hace gratis. Y a todo se le saca partido si además supone engordar con más ceros las cuentas. Por ello las negociaciones y los acuerdos pasan a menudo por el pago en especies. «Funcionan con el uno por uno entre ellos. Un kilo de cocaína por un kilo de hachís. Antes era el dos o tres a uno pero el precio del 'costo' en América ha subido», explica una fuente.

El riesgo también se asume. No es lo mismo perder un fardo que kilos de cocaína. Por ello se utilizan las 'gomas' más potentes y veloces que existen y además muchas veces no se llegan a cargar al completo. Solo se pasa una partida. Y se llega a diversificar el envío por varios métodos. Perder la carga, por robo de otros o porque es incautada, puede ser muy peligroso, incluso costarle la vida a su responsable. Así le ocurrió al líder de una de estas bandas que fue ejecutado en Sudamérica tras perder parte de la mercancía en la costa andaluza.

Por ello el uso de armas también empieza a ser una constante. Algo de lo que ya vienen advirtiendo las fuerzas policiales desde hace tiempo. Fusiles, subfusiles, pistolas, que se embarcan en las narcolanchas para defender los cargamentos y que llegan a disparar si se ven acorralados con tal de no perder la droga y no tener que ajustar cuentas. Así, y como confirman las fuentes consultadas, está ocurriendo en la desembocadura del Guadalquivir donde los narcotraficantes llegan a disparar al aire como gesto de amenaza o valentonería cuando se ven perseguidos por los agentes.

Antecedentes

La 'operación Castle' de la que da cuenta este martes la Guardia Civil tiene otro antecedente similar por el uso de lanchas para el transporte de cocaína. Fue en 2020 en la bautizada como 'operación Doberman'. Esa investigación arrancó cuando también la Guardia Civil tuvo sospechas de que en Lebrija (Sevilla) se podrían estar botando embarcaciones semirrígidas, tras lo que localizó una nave cerca del río Guadalquivir, usada por los narcotraficantes.

Los agentes siguieron una embarcación que alijó en las costas de Huelva 1 .255 kilos de cocaína de gran pureza . La operación continuó en Marruecos, donde se intervinieron en un local ubicado entre Casablanca y Rabat 476 kilogramos de cocaína. Entonces, fruto de las investigaciones se pudo reconstruir la ruta que siguió la cocaína desde Sudamérica a Europa.

La coca llegaría a Marruecos a través de contenedores que se desembarcarían en el puerto de Casablanca, desde donde se llevarían a una nave cerca de la costa entre Casablanca y Rabat. Finalmente, la droga se transportaría posteriormente a las costas de Cádiz y Málaga.

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