Incendio en Puerto Real

Las Canteras, el pulmón de la Bahía de Cádiz que ha ardido en llamas

El pinar siempre ha sido motivo de orgullo para los vecinos de Puerto Real, quienes han disfrutado paseando por sus caminos, han practicado deporte y han respirado al aire más puro de la provincia de Cádiz

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Incendio en Puerto Real Antonio vÁZQUEZ

Jesús Mejías

Cádiz

Este domingo ardía en llamas el parque de Las Canteras, considerado el pulmón de la Bahía de Cádiz, y uno de los símbolos de Puerto Real. Un pinar que hasta los primeros años del siglo XX era propiedad de D. Pedro Ignacio de Paúl, hasta que el Ayuntamiento, por petición de sus vecinos, lo adquiría en propiedad en 1909 a cambio de 25.000 pesetas y se lo entregaba a la ciudadanía para su disfrute.

La relación de los vecinos de Puerto Real con Las Canteras siempre ha sido muy especial. Desde pequeños, los diferentes colegios hacen continuas excursiones al pinar para que los puertorrealeños conocieran a una temprana edad el patrimonio natural que poseen. Días en el que los libros no eran tan importantes como pasar una jornada de convivencia con alumnos de otras escuelas para hacer nuevos amigos, con competiciones deportivas que fomentaban el compañerismo, así como gymkanas de orientación.

Un espacio de encuentro, en el que niños han podido jugar, en el que han disfrutado al subir por los pequeños montes del bosque, en el que se han divertido con sus amigos. Un parque natural por el que caminar y desconectar por unas horas del mundo exterior.

Pasear por Las Canteras es sinónimo de paz y de tranquilidad, de perderte por sus caminos zigzagueantes sin saber qué vas a encontrarte y respirar el aire más limpio y puro de la provincia de Cádiz. Un pinar en el que ha sido siempre habitual que los vecinos del municipio practiquen deporte, principalmente el running, aunque muchos equipos deportivos de la ciudad suelen entrenar en su interior.

No solo son los puertorrealeños quienes ven en Las Canteras un paraje natural ideal para disfrutar de una jornada en familia, también lo es para el resto de los gaditanos, sobre todo los de municipios cercanos, los que han aprovechado cualquier sábado o domingo para acudir con la familia y pasar el día en los merenderos.

Cabe destacar que el recinto ferial en Puerto Real se encuentra en Las Canteras, incluso la Caseta Municipal ha sido empleada como zona de descanso y avituallamiento por bomberos y los diferentes efectivos que han trabajado y siguen trabajando en el municipio, motivo por el que muchos gaditanos conocen el parque natural que el domingo salía ardiendo.

Las jornadas ecuestres durante la Feria en el Patio Negro, las quedadas con amigos en el Patio del Pozo, subir por el monte de la risa intentando no caer... el Patio de los Villates, los tres pinitos... todo un símbolo en Puerto Real.

El ecosistema de Las Canteras

Pocos puertorrealeños no han paseado por Las Canteras en busca de piñones de los pinos o se ha perdido entre los lentiscos. El ecosistema del parque natural es muy variado y diverso.

Lentiscos, pinos piñoneros, retamas y orquídeas son solo algunos de los ejemplares que se pueden encontrar en Las Canteras, muchos de estos sembrados para crear un bosque con estilo inglés.

Como animales destacan el jilguero, chamarices, verdones, suines y es poco común ver camaleones, pero están presentes entre los troncos y ramas de los árboles, al igual que los conejos, que escapan ante la presencia de los seres humanos.

Otras especiales animales son más fáciles de ver como el gigante lagarto ocelado, la lagartija del estrecho o la lagartija colilarga occidental.

La Gruta de Nuestra Señora de Lourdes

Si hay un lugar icónico, especial y de culto dentro de Las Canteras, esa es la Gruta de Nuestra Señora de Lourdes, patrona de Puerto Real.

El origen de la devoción hacia la Virgen de Lourdes data de los primeros años del Siglo XX. Pocos puertorrealeños desconocen la historia de 'Esperancita' o Esperanza Gómez, una mujer afectada por una fortísima tuberculosis que le impedía andar sin muletas, y que fue desahuciada por los médicos. Esta mujer era devota de la la Virgen de Lourdes de Francia, y siempre comulgaba de pie con sus muletas. Cuenta la leyenda, que en mayo de 1911, cuando iba a comulgar en el altar de la Iglesia Prioral de Puerto Real, Esperanza pudo soltar sus muletas y recuperó su salud, un 'milagro' que fue atribuido a la intercesión divina de la Virgen de Lourdes.

En el interior de Las Canteras hay una Gruta con la imagen de la Virgen de Lourdes en un punto muy cercano al lugar en el que vivía Esperanza Gómez y que fue construida en el año 1972.

Según comentaba la delegada de la Junta de Andalucía en Cádiz, la Gruta no ha sufrido daño alguno a pesar del incendio de este domingo en Las Canteras.

Historia de Las Canteras

Actualmente, la industria naval y aeronáutica son el principal sustento económico en la villa de Puerto Real. En el pasado, fue la extracción de piedra en Las Canteras la actividad principal en el municipio.

Durante más de dos siglos, incluso antes de que Puerto Real fuera independiente de Jerez en el año 1483, en plena Edad Media, hay documentos que certifican la extracción de piedras de las canteras de Puerto Real. Cabe destacar que monumentos como la Catedral de Sevilla o el Ayuntamiento de Sevilla fueron construidos con piedras extraídas de las canteras de Puerto Real.

A lo largo de la historia, Las Canteras ha tenido diferentes dueños. Perteneció en el Siglo XIX, entre otros, a la Hermandad del Santísimo Sacramento, a Jacobo Gordon o Pedro Ignacio de Paúl.

A principios del Siglo XX, Ignacio de Paúl manifestó su intención de vender el pinar, y aunque fuera de su propiedad, permitía a los vecinos entrar y pasear por los caminos.

Sería finalmente en agosto de 1909 cuando el Ayuntamiento de Puerto Real, con Antonio Segovia como alcalde compraría Las Canteras por la suma de 25.000 pesetas. Una adquisición conjunta, ya que muchísimas familias del municipio hicieron su aportación económica. Así, el Ayuntamiento aportó 4.000 pesetas, el Marqués de Comillas, dueño del Dique de Matagorda pondría una suma superior a las 15.000 pesetas y el resto fue aportación de los propios puertorrealeños.

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