YOKO ONO

La inspiradora controvertida

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Para Francine Prose, la pareja formada por John Lennon y Yoko Ono sintetiza especialmente el mito de musa-artista que entrelaza mejor los temas y conflictos de la década de los 60 y 70. Su voluntad de poner en cuestión los roles de género avivaron el resentimiento de aquellos que veían en él a un hombre poseído por un ser incomprensible.

Lennon se había desplazado a la galería Indica para admirar las obras y allí conoció a la japonesa. Ella había estado casada con el músico vanguardista Ichiyanagi Toshi al que había dejado para volcase en su propia carrera y John era ya un músico millonario, casado y con un hijo. Él definiría el encuentro como un «destino inmutable» tras el cual aquella artista de 34 años le persiguió de manera patológica hasta que en una noche de mayo del 68 lo visitó en su casa y tras una larga conversación hicieron el amor y compusieron Two Virgins.

Después llegarían las lecturas atípicas, el divorcio, las trifulcas con Los Beatles y las drogas. Considerada por muchos culpable del fin del cuarteto, Ono, le dió a Lennon la fuerza para volar en solitario. Vinieron álbumes como Plastic Ono Band o The Mother y una conciencia de su lugar en el mundo que dio proporciones colosales a su ambición. De la mano de Ono, Lennon comenzó a abrazar las causas político-sociales del momento animado por la ingenuidad y el idealismo de quien se veía renacido como Príncipe de la Paz.

La relación se hizo más competitiva ante el miedo de Ono a perder su identidad pero se reforzó tras una breve ruptura y con el nacimiento de su hijo Sean, que quedó a cargo de Lennon. Tras un paréntesis creativo, Double Fantasy fue el regreso al arte truncado por el asesinato de John.

Odiada por unos, admirada por otros, Yoko Ono ha pasado a engrosar las filas de las viudas célebres mientras sigue reivindicando su derecho a ser artista, a continuar esa creación de la que Lennon se enamoró.