TRAMPANTOJOS

Los verdaderos exiliados

El destierro es una constante en nuestra Historia, una tragedia tergiversada ahora por los independentistas

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y el presidente del Parlamento autónomo, Roger Torrent , junto a los exconsejeros huidos, durante una reunión en Bruselas EFE
Eva Díaz Pérez

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A Thomas Carlyle los exiliados liberales españoles le parecían «leones enjaulados». Atravesaban las calles de Londres con el semblante serio y los labios apretados, con sus capas raídas que les hacían parecer tan singulares. La capa española era el último símbolo de dignidad que los protegía del frío del destierro.

El exilio ha sido una de las constantes de la Historia de España. Hay un largo cortejo que enlaza a los herejes erasmistas, los ilustrados, los jesuitas, los afrancesados, los liberales y los republicanos. Una fila larga de derrotados que el pintor cordobés Antonio Rodríguez Luna, que también sufrió la amargura del destierro, pintó en un lienzo que hoy cuelga en el Museo de Guanajato en México. El hidalgo don Quijote encabezaba la larguísima fila de expulsados de España con personajes de todas las épocas, como si este país se hubiera empeñado en arrojar una parte de sí mismo.

Esta semana hablaré de los exilios españoles en Inglaterra, país que tradicionalmente ha sido refugio de nuestro destierro. Será en el Instituto Cervantes de Londres, institución creada en nuestra época democrática, pero que en realidad tiene su origen remoto en el siglo XIX cuando los liberales del exilio quisieron curarse la melancolía española. Así nació el Ateneo Español de Londres destinado a que los hijos de los exiliados liberales continuaran sus estudios. Y las páginas tristes y emocionantes del periódico «Ocios de españoles emigrados», creado en 1824 para narrar la vida y costumbres de los españoles en Inglaterra. Esas costumbres que contó Blanco White recordando con nostalgia su infancia y juventud sevillana en el libro «Cartas de España» escrito en las largas noches del exilio.

Casi un siglo después llegarían los desterrados republicanos, que crearon el Instituto Español de Londres al que le salió la réplica del Instituto de España creado por el gobierno franquista para contrarrestar la influencia de los expulsados. En ese Londres bajo las bombas de la Segunda Guerra Mundial surge otro ilustre exiliado sevillano:Chaves Nogales.

De todo eso hablaremos en el Instituto Cervantes para advertir cuántas historias españolas tuvieron lugar allá lejos. De la misma forma que ocurrió en Francia, en México, en Argentina, en Chile o en Cuba.

En esta época absurda en la que la mascarada independentista ha creado delirantes héroes del exilio, enorgullece reivindicar a esos desterrados que de verdad sufrieron y cuyas tumbas nos recuerdan la honda herida de nuestra Historia.

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