LA TRIBU

La locura

Sabemos la cantidad de políticos que no valen, pero ¿alguien sabe de uno que valga tanto que sea capaz de arreglar esto?

La situación que vive España es preocupante IGNACIO GIL
Antonio García Barbeito

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La copla dice que la mancha de la mora con otra verde se quita, y que un clavo saca otro clavo, pero aquí, en esta locura patria, la mancha de la mora no hay forma de quitarla, y hay clavos que no salen ni con más clavos, ni de ninguna manera, y se quedan ahí, oxidados, hasta que dentro de muchos años, lo vemos —o lo verán otros— que han salido porque la tabla se ha roto. La locura. Salta un escándalo y, sin apenas respiro, salta otro; unos dicen que está todo programado, como explosiones en cadena, para que vayamos olvidando las explosiones con nuevos ruidos. Dije hace muchos años, y aunque no reclamo derechos de autor, se ha quedado en boca de todos, que los políticos habían llegado al «y tú, más», y así siguen. Parece que lo que intentan, y a veces consiguen, es que si usted es más ladrón que yo, lo que yo hay robado quede sin pena y usted pague o corra a buscarse otro que haya robado más que usted. Nadie quiere pagar por sus culpas, si cerca, o lejos, hay alguien más manchado que él.

De todo lo que está pasando en España me preocupa algo que no sé si sabemos la importancia que tiene: sabemos la cantidad de políticos que no valen, pero ¿alguien sabe de uno que valga tanto que sea capaz de arreglar esto? No me den más listas de torpes, de ladrones, de aprovechados, de inútiles, de vividores, de cercanos que sacan tajada de todo lo que les pasa cerca, de muchos que se hacen los tontos y resultan los más listos, de listos que van de listos y resultan listos; no me den más listas de estos personajes, quiero una lista en la que siquiera haya un nombre —¡ya ven que pido poco!— que sea capa de arreglar esto o que al menos creamos que puede arreglarlo. No voy a ir como Diógenes el Cínico, candil en mano, buscándolo, porque no soy la persona más capacitada para saber dónde está ese hombre, en este caso, válido, aunque no sea bueno, pero quienes se pasan el día en tertulias analizando como patólogo las ideas de ladrones, sinvergüenzas, aprovechados y golfos, bien podrían dedicar un rato a buscar al hombre capaz de arreglar España. Lo malo, ya lo sabemos, está en la cárcel, en los banquillos, bajo sospecha o bajo buen techo, que de todo hay, pero aquí lo que hace falta es encontrar al bueno, la luz que alumbre y nos guíe, el paso firme y cierto que sepa cómo sacarnos de esta locura. Para elaborar la lista de hombres de actitud perniciosa, de derecha, de izquierda y de cualquier sitio, sobran manos; lo que hace falta es clarividencia para encontrar al bueno. Y al paso que vamos, y por lo que vemos, que nadie se extrañe de que al salir de Herodes caigamos en casa de Pilatos.

antoniogbarbeito@gmail.com

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